Bocoyna, Chih., 26 de abril. Alrededor de 307 poblaciones serranas de la entidad tienen sed. La sequía que desde hace 14 meses azota a Chihuahua acabó con manantiales, arroyos, pozos y aguajes, por lo que al menos 600 mil personas no tienen agua ni siquiera para sus necesidades más elementales.

Rosalinda, indígena de la comunidad de Pito Real y madre de cuatro hijos, acudió a las instalaciones de la Coordinadora de la Tarahumara en la comunidad de Creel, municipio de Bocoyna, a recoger un bulto de ropa usada.

Desde hace un mes tiene que caminar dos horas para llevar un poco de agua para beber y cocinar. El arroyo y el aguaje se secaron, no puede lavar ropa y depende de los trapos que le regalan para vestir a sus niños.

Este panorama se repite en por lo menos 307 poblaciones. La temporada de estiaje está causando estragos; 14 meses sin lluvias secaron los manantiales y han abatido los pozos profundos de ciudades como Jiménez, en el sur de la entidad, de los que depende el abastecimiento de más de 41 mil habitantes.

El director de la Junta Central de Agua y Saneamiento del estado, Raúl Javalera, informó que 600 mil personas carecen de agua y requieren que se les lleve el líquido a través de pipas, pero el problema está creciendo en forma exponencial, a diario se suman poblados con la solicitud de que les enviemos agua.

Lo más complicado es que muchos son pequeños poblados dispersos en la geografía serrana, de difícil acceso, donde los lugareños no cuentan con depósitos para almacenar el líquido que les proporcionan por tandeo, por lo que además se les debe dotar de tinacos, explicó.

Para atender la emergencia, el gobierno de Chihuahua requiere recursos extraordinarios por mil 500 millones de pesos.

Hasta ahora, el Fondo Nacional de Desastres Naturales únicamente ha liberado 238 millones y una cantidad similar la aporta el estado. En conjunto, alcanzan para cubrir las necesidades de sólo 143 localidades sedientas.

Rocheachi, poblado del municipio de Guachochi, en el corazón de la sierra Tarahumara, de unos 900 habitantes, se quedó sin agua esta primavera. Se secaron los arroyos que surtían los manantiales de los que se bombeaba agua a las viviendas.

Chínipas, Témoris, Batopilas, Uruachi y Guadalupe y Calvo, así como otras comunidades grandes de la serranía, padecen también la sequía. El agua potable sólo llega por espacio de unas horas a los domicilios y ha disminuido drásticamente la presión en las tuberías, debido al bajo nivel de los manantiales de donde se bombea el líquido.

En San Rafael, municipio de Urique, la falta de agua ha generado conflictos comunitarios, debido a que algunas familias tienen sus propios aguajes, protegidos por un registro y bajo llave, y no comparten el agua con los vecinos.