El Hospital General Balbuena, de la Secretaría de Salud del Distrito Federal, era una bomba de tiempo que explotó la noche del lunes.

Luego de que un médico residente de la especialidad de urgencias médico-quirúrgicas fue detenido por policías capitalinos y llevado ante el agente del Ministerio Público en Venustiano Carranza –se quedó arrestado más de 24 horas– porque un trabajador del área de laboratorio, sin pruebas y con serias irregularidades en el proceso, lo acusó de robarse un celular y agredirlo, los galenos, a pesar de sentirse atemorizados, alzaron la voz ante todas las carencias con que se trabaja en el nosocomio y las injusticias que se cometen a diario, lo cual, explicaron, va en detrimento de la salud y el servicio que se ofrece a los pacientes.

Los afectados, quienes pidieron omitir sus nombres por temor a represalias, son médicos que cursan la residencia en varias especialidades. Aseguraron que no es la primera ocasión que se suscitan altercados con personal del hospital. Todos los días tenemos que padecer malos tratos y groserías de gente que se molesta cuando le pedimos que haga su trabajo.

Los becarios en urgencias dijeron sentirse hartos, cansados y llenos de impotencia, pues en el hospital se les impide llevar a cabo su labor. “Debemos esperar dos o tres horas por unos estudios de laboratorio, no hay camas ni camillas y los aparatos de tomografía y rayos X no funcionan desde hace meses. El único equipo con que se cuenta para hacer electrocardiogramas nunca tiene papel o le faltan cables. Además, no hay ambulancias especiales para pacientes graves y el banco de sangre y el laboratorio, por ejemplo, son áreas donde se debe mendigar. Hay que comprar cocas a la gente para que haga su trabajo”, denunciaron.

Calificaron de frustrante ver a los pacientes deteriorarse por no contar con las cosas básicas, ni aquí ni en otros hospitales de la red.

Además, lamentaron, pacientes que necesitan cama deben estar en sillas o en el suelo. Aseguraron que no tienen manera de apoyarlos. La mayoría de los enfermos son de escasos recursos.

Gran parte son indigentes con traumatismos, gente atropellada y que se encuentra abandonada, afirmaron.

Ante esa problemática, cerca de 40 residentes, en una asamblea que se prolongó del lunes por la noche a la madrugada del martes, decidieron redactar un escrito, dirigido a la Secretaría de Salud local, en el cual se hará un pliego petitorio para que se otorgue un espacio digno de trabajo y sean tratados con respeto.

El director del nosocomio, Miguel Ángel Martínez Guzmán, les comentó que en el caso de las personas sindicalizadas, como el químico que denunció injustamente al médico, lo más que se puede hacer es pedir su reubicación a otro hospital.