La exposición El zapatismo: la voz de los pueblos examina este movimiento de insurrección desde la mirada museográfica enfocada en las personas que permanecieron con el Caudillo del Sur, lo que se alzaron para reclamar tierra y agua.

Mediante una grabación, desde el fondo del salón se difunden testimonios orales de viejos zapatistas, quienes relatan una versión de la historia más allá de la figura mítica del revolucionario de Anenecuilco.

En la recién inaugurada muestra en el Museo Nacional de la Revolución (MNR), también hay documentos, 60 fotografías, objetos testimoniales de sobrevivientes zapatistas, como armas y herramientas de trabajo en la tierra, documentos inéditos y obra plástica de David Alfaro Siqueiros, Arnold Belkin y Leopoldo Méndez.

93 años del asesinato de Emiliano

El general Emiliano Zapata y el zapatismo no murieron aquel 10 de abril de 1919 en la hacienda de Chinameca, aseveró Édgar Rojano García, director del MNR, durante la inauguración de la muestra en el 93 aniversario luctuoso del revolucionario.

Un arco construido con semillas, realizado ex profeso para la exhibición por artesanos morelenses, recibe al visitante en el sótano del Monumento a la Revolución como un testimonio de la vigencia del zapatismo en los pueblos del estado sureño, donde la memoria está resguardada hoy día por hombres que con sus archivos personales ayudaron a reconstruir este periodo histórico.

Emiliano Zapata y el zapatismo son, e indudablemente seguirán siendo, fuente inagotable para la reflexión, para la rebeldía, inspiración para el arte o para hacer exposiciones, expresó Rojano García.

Obra de la serie Zapata, 1978, del artista Arnold Belkin, incluida en la exposición que se puede visitar en el Museo Nacional de la Revolución

Axel Solórzano, historiador que participó en la investigación y curaduría, explicó que la intención es ofrecer un acercamiento más de piel de quienes participaron en el movimiento zapatista. Normalmente se presentan exposiciones que giran en torno del zapatismo con el caudillo como figura central. Hay bastante material que sirve para ilustrar como personaje, pero quisimos alejarnos un poco de esa visión personalista. No puede estar ausente, pero su figura es un tanto secundaria, importan más los pueblos y sus demandas.

Además de hacer un recorrido documental por los hechos mediante las 60 fotografías y documentos que datan del siglo pasado, la exposición recupera las expresiones artísticas de corrientes vanguardistas inspiradas en el héroe popular, como en la obra de Alberto Gironella y Arnold Belkin.

En los muros de la sala se expone: de esta manera, del personaje histórico se transita al icono de la raza, al símbolo de la nacionalidad, al defensor de los pueblos en contra de los abusos del poder, que lo mismo reinvindica los derechos de los indígenas, que apoya a los estudiantes en sus demandas democráticas.

Emiliano Zapata no murió, sigue revolucionando en el arte y en las calles. Vuelve de vez en vez para hacer justicia, se dice en El zapatismo: la voz de los pueblos, que terminará el 30 de abril en el recinto ubicado en el sótano del Monumento a la Revolución, en la colonia Tabacalera.