En 20 años podrían liberarse millones de toneladas de materia vegetal congelada
Miércoles 1º de junio de 2011, p. 3
Un punto de no retorno
en el clima podría ocurrir en el curso de los próximos 20 años, como resultado de la liberación de enormes cantidades de carbono confinado en la materia vegetal congelada de la vasta región de permafrost del Ártico, descubrieron científicos.
Miles de millones de toneladas de hojas y raíces que han permanecido atrapadas durante millones de años en el suelo permanentemente helado del hemisferio norte se están descongelando, lo que tiene implicaciones potencialmente catastróficas para el cambio climático, advirtieron.
Un estudio de la rapidez con que el permafrost se derrite sugiere que el punto de no retorno ocurrirá entre 2020 y 2030, y marcará el momento en que el Ártico deje de ser un depósito
de bióxido de carbono para convertirse en una fuente de emisiones que acelere el calentamiento global, señalaron.
Degradación microbiana
El estudio es la primera investigación mundial de lo que ocurrirá en un planeta más caliente a las enormes cantidades de materia vegetal congelada que han permanecido sin degradar en el suelo, pues se incorporaron al permafrost hace unos 30 mil años.
También encontró que hacia 2200 unas dos terceras partes del permafrost de la Tierra se habrán derretido y liberado unos 190 mil millones de toneladas de bióxido de carbono y metano a la atmósfera: casi la mitad de todos los gases de efecto invernadero emitidos por combustibles fósiles desde el principio de la revolución industrial.
Nuestros resultados indican que, al calentarse el Ártico, este carbono congelado se derretirá, lo cual permitirá que continúe la degradación microbiana y se libere carbono a la atmósfera
, señaló Kevin Schaefer, del estadunidense Centro Nacional de Datos sobre el Hielo y la Nieve, en Boulder, Colorado.
“Nuestras investigaciones muestran que la emisión de carbono desde el permafrost producirá un punto de no retorno climático en apenas 20 años… Una vez que el carbono congelado se derrita y degrade, no hay forma de volverlo a poner en el permafrost”, explicó.
El Ártico ha experimentado algunos de los cambios climáticos más grandes en el mundo en décadas recientes. El hielo marino del verano se ha derretido hasta alcanzar mínimos históricos, las temperaturas en promedio se han elevado en forma dramática, y los científicos han documentado un derretimiento significativo del permafrost subterráneo, desde Alaska hasta Siberia oriental.
Las temperaturas en ascenso han prolongado la temporada de crecimiento del verano ártico, lo cual ha incrementado el desarrollo de las plantas y la consecuente absorción de bióxido de carbono. Sin embargo, más o menos hacia 2025 esta tendencia se revertirá y emitirá más carbono del que es absorbido por la tundra que crece sobre él, añadió el doctor Schaefer.
Existen dos importantes mensajes de este estudio. El primero es que el permafrost al derretirse puede liberar enormes cantidades de carbono, y el segundo, que el proceso es irreversible en una escala de tiempo humana y afectará nuestros objetivos de reducción de emisiones por combustibles fósiles
, señaló.
Estrategias
Todas nuestras estrategias de reducción de emisiones están diseñadas para alcanzar una meta de concentración de bióxido de carbono en la atmósfera que corresponde a un objetivo climático. Si no tomamos en cuenta el carbono liberado por el permafrost al derretirse, pasaremos de largo esa meta de concentración y terminaremos con un clima más elevado de lo que deseamos
, precisó.
El suelo permanentemente congelado cubre alrededor de la cuarta parte del hemisferio norte y comienza un metro debajo de la superficie, hasta alcanzar 500 metros de grosor. Los tres primeros metros contienen la mayor parte de la materia vegetal congelada, sobre todo raíces de hierba atrapadas en la edad de hielo más reciente.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya