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Las dos televisoras temen mucho al cambio, aseguró en entrevista Marco Treviño

La mediocridad de la industria, el verdadero reto para un actor

Sobre las oportunidades para los egresados de actuación considera que se trata de algo más interior, del destino

Participó en la cinta Malos hábitos; ahora hace de Máximo en El sexo débil

 
Periódico La Jornada
Martes 26 de abril de 2011, p. 8

Para quien quiere destacar en el medio actoral mexicano lo más difícil de enfrentar es la mediocridad imperante, expresó Marco Treviño, quien llegó al Distrito Federal hace 11 años, cuando tenía 39, para hacer una carrera seria. Siempre quise ser actor, desde los 15 años.

Desde entonces ha seguido su camino con decisión, pero no todo ha sido sencillo: “Al terminar la preparatoria, mi papá me preguntó qué iba a estudiar. Le respondí que actuación, y que me iba a la capital con ese fin.

“Me dijo: ‘¡ni madres! Estudias una carrera seria y luego te vas a hacer lo que quieras’ , y estudié comunicación; luego me dediqué a la publicidad y a la academia, en Guadalajara.”

Al mismo tiempo hacía algunas cosas en televisión, pero apenas en 2000 llegó al Distrito Federal, “luego de romper con muchas cosas en Guadalajara, incluso mi matrimonio…”

Ya acá fue marcado por la película Malos hábitos, de Simón Bros. Últimamente, Capadocia, y las telenovelas Mientras haya vida y Gitanas. En teatro, Fresas en invierno.

En la serie El sexo débil hace el papel de Máximo, personaje que viene de Las Aparicio. “Se quedó para conectar ambas series. Tal vez venga una segunda parte de Las Aparicio.

“Máximo es un muerto, el marido muerto de Alma; es un tipo muy interesante: cínico, irresponsable, inteligente, rudo, ácido y crítico de primera. Ahora interactúa con Agustín, el patriarca de los Camacho en El sexo débil.

Miedo al cambio

Recuerda su actuación en la película Doña Herlinda y su hijo, hace 27 años, dirigida por Jaime Humberto Hermosillo. Fue la primera cinta mexicana abiertamente gay. Fue independiente y no tuvo el impulso necesario en nuestro país. Fue muy exitosa en el extranjero, tanto así que en Londres duró seis meses en cartelera.

Agregó que en el medio del espectáculo es difícil enfrentar, tanto para actores como para  directores, la mediocridad de la industria en general. “¡Hay mucha mediocridad! Eso me causa miedo de fracasar.

Las dos televisoras más importantes tienen mucho miedo a cambiar, a irse por otro camino, a probar, por eso se la pasan repitiendo. Algo que es difícil para los actores es encontrar un personaje realmente interesante y trascendente, que genere un reto y proyecte, pero que de entrada se disfrute plenamente.

–¿Para sobrevivir ha tenido que aceptar papeles b, que no le gustan?

–Sí, sí lo he tenido que hacer… más que un personaje o un papel que no me haya gustado han sido producciones o historias, porque a final de cuentas uno tiene gran participación en la creación del personaje.

Lo primero que tiene uno que hacer para entrar en ese personaje es aceptarlo y amarlo. Difícilmente voy a encontrar un personaje que no me agrade. Sería absurdo.

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Para Marco Treviño la televisión es un taller excelente para un actor consciente, porque debe preparar un personaje con mucha rapidez

Hay muchos actores y pocas oportunidades de trabajo, sobre lo cual opinó: “Me he encontrado con ex alumnos de la carrera de comunicación, o amigos o compañeros mucho más jóvenes que vienen de Guadalajara en busca de una oportunidad y la mayoría no la ha tenido. Esto rebasa cualquier situación, pues no tiene que ver con la vocación o generación de escuelas y la formación de actores, sino con algo más interior: el destino.

“¿Por qué a algunos les va de maravilla, a otros más o menos y a otros no les va? Eso es difícil de responder, pero a lo que más me acerco es a decir que tiene que ver con una cuestión de energía, de suerte, de fortuna. Cuando uno quiere enfrentar este medio, esta carrera, se tiene que estar preparado para todo, incluso para el fracaso. Si no estás preparado para recibir chingadazos será cada vez más difícil.

Esto es real: no todos vamos a llegar adonde queremos.

–¿Qué no es el teatro?

–No es irresponsabilidad, intrascendencia, la nada.

En torno a la división entre el teatro académico, universitario o de autor y el popular o considerado ligero o comercial, dijo: Hay actores a los que les gusta más uno que otro. La generación de esa diversidad permite a más actores trabajar. Lo que hace falta en México es que los productores confíen más en sus escritores, en los autores mexicanos de teatro, televisión y cine. Los más afectados en este medio son los escritores, porque son a los que menos oportunidades se les da.

De pericos verdes

Contra la idea de que un actor de televisión no puede destacar en teatro, por ejemplo, consideró que “el que es perico dondequiera es verde. Respeto mucho la televisión, donde he visto cosas maravillosas, lo mismo que pavorosas. Creo que la televisión es un taller excelente para un actor consciente, porque se debe preparar un personaje con mucha rapidez, pero al mismo tiempo tiene que ser sólido. Yo he aprendido mucho de la tele y no tengo un género favorito. Estoy en espera de un personaje que me proyecte más. Máximo tiene proyección regional, en el canal 28. Espero hacer un personaje que me mueva por dentro, que me toque, me haga pensar y decir cosas.”

Treviño no estudió teatro, pero se fue haciendo en las tablas. Si ahora estudiara, por el trabajo faltaría a muchas clases y me acabarían corriendo de la escuela.

Contundente, asegura que OnceTv y Argos están presionando a las grandes televisoras a atreverse a hacer otras cosas.

Confía en el aporte de las compañías independientes de teatro como formadoras de grandes actores.