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De ser ratificada por el Senado, por primera vez habría tres mujeres en el máximo tribunal

Nomina Obama a Elena Kagan a la Suprema Corte de Justicia

Nunca ha sido juez; fue directora de Leyes en Harvard y es abogada del Departamento de Justicia

Analistas consideran que podría inclinar la balanza hacia un lado más conservador

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El presidente Barack Obama presentó ayer a Elena Kagan como candidata a un lugar en la Suprema Corte de Justicia, en una rueda de prensa realizada en el salón este de la Casa Blanca, en WashingtonFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 11 de mayo de 2010, p. 20

Nueva York, 10 de mayo. El presidente Barack Obama nominó hoy a Elena Kagan a la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos, la cual tendría tres mujeres por primera vez en la historia si Kaga es ratificada por el Senado, pero también tendría el efecto potencial de derechizar aún más al máximo tribunal.

Kagan es actualmente la abogada del Departamento de Justicia o solicitadora general, encargada de representar al Poder Ejecutivo ante la Suprema Corte. Anteriormente fue directora de la Escuela de Leyes de la Universidad de Harvard (cuando era rector Lawrence Summers, el asesor económico de la Casa Blanca y ex secretario del Tesoro) y es considerada como una centrista moderada en sus perspectivas políticas. A sus 50 años, sería la juez más joven del máximo tribunal de justicia.

Al presentarla formalmente en una ceremonia en la Casa Blanca, Obama declaró hoy que Kagan es una constructora de consenso, y subrayó que es una persona abierta a una amplia gama de perspectivas y que entiende que la ley afecta las vidas de personas ordinarias.

Kagan, con el presidente y el vicepresidente Joe Biden (por quien trabajó hace años como asesora del entonces senador) a su lado, afirmó que el máximo tribunal sirve al país al mantener el imperio de la ley y al permitir que todo estadunidense, sin considerar sus historiales o sus creencias, obtengan una audiencia imparcial y una oportunidad igualitaria ante la justicia.

Pronóstico optimista

Aunque los pronósticos para su ratificación son optimistas y no se espera que su nombramiento se vuelva una gran batalla entre el presidente y los republicanos, de inmediato brotaron críticas tanto de conservadores como de liberales y progresistas sobre su falta de experiencia judicial –nunca ha sido juez– y por sus supuestas inclinaciones políticas (cada lado sospecha que se inclina al opuesto).

Sin embargo, el consenso es que su selección no cambiará de manera dramática la dinámica ideológica actual en la Corte, la cual está dominada 5 a 4 por conservadores.

Si acaso, ella podría girar la corte en una dirección más conservadora, ya que estaría sustituyendo al juez John Paul Stevens, quien anunció su retiro a sus 90 años y es considerado el líder de la ala liberal del máximo tribunal. Glenn Greenwald, abogado constitucionalista y bloguero de la revista Salon.com, advierte que con este nombramiento un presidente demócrata con mayoría demócrata en el Senado, podría mover la Corte hacia la derecha.

Greenwald indica que es preocupante que Kagan no se expresó públicamente, como sí lo hicieron casi todas las principales figuras legales del país, sobre las interpretaciones radicales del Poder Ejecutivo empleadas por el gobierno de George W. Bush. “Dada la severidad de la crisis presentada por la ilegalidad de Bush/Cheney, ¿qué justifica a alguien con la plataforma de Kagan –directora de la Escuela de Leyes de Harvard y ex abogada en la Casa Blanca de Clinton– permanecer completamente en silencio frente a este asalto?”, pregunta.

Marjorie Cohn, profesora de leyes y ex presidenta del Gremio Nacional de Abogados (NLG, la asociación de abogados progresistas), se sumó a esta apreciación: Mientras Bush deshacía la Constitución con sus aseveraciones sin precedente, profesores de derecho por todo el país expresaron firmes objeciones. Kagan permaneció callada.

Peor aún, en su proceso de ratificación ante el Senado para su puesto actual, pareció endosar las premisas de Bush de que el marco legal se había modificado con la justificación de una guerra mundial y que el gobierno puede detener de manera indefinida a cualquiera en el mundo al acusarlo de ser un combatiente enemigo, afirman estos críticos progresistas.

Una de las principales críticas tanto de liberales como de conservadores es que Kagan tiene nula experiencia como juez, y tanto por eso como por su muy escasa producción escrita como académica o funcionaria, no hay mucho para documentar su pensamiento personal ni su filosofía sobre los principales asuntos y temas legales nacionales.

Por otro lado, algunos cuestionan la afirmación de Obama de que Kagan representa a alguien que se preocupa por el ciudadano ordinario, o que sea defensora de los que no tienen poder sólo por su currículum: alguien que estudió en la Universidad de Princeton y en Oxford, que fue asistente del juez Thurgood Marshall de la Suprema Corte, después trabajó en el Senado y en la Casa Blanca, y que podría ahora integrarse a una corte compuesta exclusivamente por egresados de Harvard o Yale como ella misma, no tiene perfil de ser alguien con mucha experiencia con el ciudadano ordinario, señalan críticos.

No ayuda que fue integrante de un comité de asesoría de Goldman Sachs entre 2005 y 2008 (ganó 10 mil dólares por su trabajo en 2008 en ese comité), según reportó el Wall Street Journal. Ésa es la empresa financiera más influyente y poderosa del país, y está bajo investigación por su papel en la crisis financiera mundial.

A la vez, es cierto que Kagan, originaria de Nueva York, es hija de una maestra de una primaria pública (la de Hunter College), que su hermano sigue trabajando en la preparatoria pública de Hunter y que no proviene de una familia del poder.

Todo esto es importante, ya que el nombramiento de jueces a la Suprema Corte es una de las decisiones más trascendentes de un presidente debido a que los puestos son vitalicios y representan parte del legado de una presidencia. A la vez, los nueve integrantes de la Suprema Corte tienen un enorme poder en determinar no sólo asuntos legales técnicos, sino una amplia gama de asuntos nacionales (algunos con impacto internacional) desde derechos civiles y humanos hasta el derecho al aborto, de derechos empresariales e individuales hasta el resultado de elecciones federales.

Éste es el segundo nombramiento a la Suprema Corte que le ha correspondido a Obama en estos dos años. El primero fue el de Sonia Sotomayor.