Es sustentable ambiental, social y económicamente, subrayan
Martes 2 de marzo de 2010, p. 40
Guadalajara, Jal., 1º de marzo. Durante la rueda de prensa ofrecida por expertos internacionales que fueron convocados a una cumbre alterna sobre agricultura y alimentación se afirmó que la producción genéticamente modificada no resolverá el problema del hambre, pues actualmente, aunque existen 180 millones de hectáreas dedicadas a esos cultivos, ni una es destinada para paliar ese problema que enfrentan al menos mil millones de personas en el mundo.
Miguel Altieri, de la Universidad de Berkeley en California; Inge Armbrecht, de la Universidad del Valle, de Cali, Colombia, y los activistas Ymelda Montoro, de la Red de Acción en Agricultura Alternativa, de Perú, y Mark Wells, de la Alianza Sudafricana para la Moratoria a la Ingeniería Genética, coincidieron en que si lo que se busca es terminar con el hambre en el planeta, modificar genéticamente los alimentos no es la solución.
El uso de cultivos transgénicos no puede promoverse como panacea para solucionar conflictos en los países en desarrollo, pues su introducción ha provocado graves problemas. Por ejemplo, en Sudáfrica el fracaso en la polinización de tres variedades de maíz transgénico de Monsanto dejó 130 mil hectáreas sin mazorcas
, expresó Mark Wells.
De su lado, Altieri señaló que la biotecnología promueve soluciones únicamente para los problemas derivados de sistemas de monocultivo ecológicamente inestables, diseñados sobre modelos de agricultura industrial ineficientes y no sustentables ambiental y socialmente. Aseveró que ese modelo genera dependencia y empobrecimiento de los campesinos y enriquece al sector agronegocios, produciendo plagas cada vez más resistentes, toxinas en el suelo con efectos adversos sobre flora y fauna de ecosistemas aledaños, y contaminación de cultivos nativos. Por ello, sugirió como alternativa la agroecología para lograr la soberanía alimentaria.
Los especialistas respaldaron el rechazo de organizaciones civiles y campesinas al uso de transgénicos como opción para enfrentar el cambio climático y el hambre. Además, criticaron el papel de la FAO en el tema.
Inge Armbrech manifestó que la FAO realizó una evaluación sobre el impacto del conocimiento, la ciencia y la tecnología agrícola en la reducción del hambre, la pobreza, el mejoramiento de los medios de subsistencia, la salud humana y el desarrollo equitativo, social, ambiental y económicamente sustentables (conocida como IAASTAD, por sus siglas en inglés), y la conclusión más importante fue que seguir haciendo lo de siempre no es opción
.
Abundó que si se desea alcanzar las metas de sostenibilidad ambiental, social y económica, es indispensable adoptar una concepción agroecológica, en la cual los sistemas productivos se visualizan como ecosistemas en los que ocurren ciclos de minerales, procesamiento energético, procesos biológicos y relaciones socioeconómicas.
La conferencia de la FAO que se está llevando a cabo en esta ciudad está organizada de tal forma que dará sustento al impulso acrítico de la biotecnología, incluidos los transgénicos, en países en desarrollo. Es una pérdida de recursos en favor de los intereses de unos cuantos y distracción de la urgente necesidad de replantear la producción de alimentos desde un enfoque más ecológico, como recalcó el informe de IAASTD
, denunció Adelita San Vicente, de la campaña Sin maíz no hay país.
Por su parte, Mario Silva, del Colectivo Ecologista de Jalisco, subrayó: Además de demandar mayores inversiones públicas para el desarrollo de la biotecnología, la conferencia se propone relajar el Protocolo de Bioseguridad de Cartagena al introducir un sistema regulatorio más permisivo
.