Que paguen por la crisis económica quienes la originaron: Grupo Sur
Piden proteger la planta productiva, reorientar gasto público y reformar el fisco
Domingo 26 de abril de 2009, p. 17
Intelectuales y académicos universitarios hicieron un llamado a la movilización y la resistencia popular para defender con energía las condiciones de vida del pueblo trabajador, detener el enorme desfalco que este gobierno y voraces empresarios están haciendo de los recursos de la nación y construir una fuerza capaz de desarrollar un proyecto social alternativo, que vea por la mayoría.
Es el momento de superar el corporativismo venal; de unir esfuerzos y organizarnos en nuestros lugares de vivienda y trabajo
, resaltaron los integrantes del Grupo Sur, entre los que se encuentran Carlos Payán, John Saxe-Fernández, Mario Zepeda, Guillermo Almeyra, Cristina Barros, Héctor Díaz Polanco, Víctor Flores Olea, Arturo Huerta, Massimo Modonesi, Pedro Miguel, Lucio Oliver, Elvira Concheiro y Javier Flores.
En un documento intitulado Politizar la crisis, señalaron que ésta tiene carácter mundial, pero eso de ninguna manera significa que México sea víctima inocente de un fenómeno externo. La supeditación económica a Estados Unidos –promovida por la clase dominante–, y un conjunto de políticas antipopulares e ineptitudes sin fin, configuran el aspecto interno de la problemática, de la que no pueden deslindarse los sucesivos gobernantes y los clanes económicos que han dominado la nación.
Recordaron que desde el primer momento de la crisis un sector poderoso de las finanzas y las empresas se ha movilizado para obligar a los estados a intervenir para poner a salvo sus intereses. Enormes recursos públicos se han destinado ya en un intento de parar la quiebra del sistema bancario y de las emblemáticas empresas capitalistas.
En México el sistema financiero, en poder de la banca internacional, y el sector productivo exportador, controlado por las empresas trasnacionales, han presionado igualmente y obtenido que la banca central inyecte decenas de miles de millones de dólares de las reservas, lo que no ha restablecido el crédito ni detenido la devaluación, pero sí ha alentado la especulación con la divisa, agregaron.
Se preguntaron sobre cuántos recursos más se requerirán y quién debe aportarlos. Es decir, sobre quién debe recaer la crisis. Como siempre, subrayaron, los que han llevado al país al borde del abismo decidieron que debe ser pagada por las mayorías, mientras los pequeños grupos de intereses protegen sus empresas y fortunas.
Para ello, piensan usar la palanca del Estado al que antes execraban y apartaban de su responsabilidad colectiva. Pero la problemática económica no es mero episodio desafortunado ni catástrofe natural que hay que asumir con fatalismo, lamentando el destino adverso. Los responsables de la implementación del neoliberalismo en México tienen nombres y apellidos y conforman un bloque de poder compuesto por intereses económicos y políticos precisos. Ellos son los responsables de nuestra crisis y ellos deben pagarla, resaltaron.
En el documento explicaron que pagar la crisis no significa instrumentar intervenciones estatales paliativas ni solamente eliminar los escandalosos privilegios en la administración pública, y mucho menos endeudarnos aún más como se pretende con el nuevo préstamo solicitado al FMI, sino modificar sustancialmente el papel del Estado, proteger la planta productiva y el empleo, reorientar radicalmente el gasto público y reformar progresivamente el sistema fiscal para que sea palanca de desarrollo social.
Manifestaron que enfrentar la crisis no es cuestión de tecnócratas doctos
en cuestiones económicas o financieras, ni de políticos aviesos. Es asunto vital de quienes se verán realmente afectados: trabajadores de la ciudad y el campo, empleados, niños y jóvenes, mujeres, migrantes e indígenas.
Por último señalaron que politizar la crisis significa reconocer su carácter político; buscar su origen en la toma de decisiones de los gobernantes, las cuales se realizaron a partir de la desigual distribución del poder; identificar los campos en conflicto, y trazar una línea de separación entre los intereses de unos cuantos y los de la mayoría, para exigir que los oligarcas paguen los daños y dejen de imponer su exclusivo beneficio.