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Portada
Presentación
El mono blanco de los Tuxtlas
Alvar González Christen,
El tucán, prodigio de la naturaleza
Andrea León
Ocelote, felino sagrado
Yan Quirarte y Raúl Kuanenemy
Tolomuco, viejo del monte
Alvar González Christen
El dragón del Nauhcampatépetl
Luis Ernesto Alarcón Villegas y Alvar González Christen
El mono aullador veracruzano
Edith Carrera Sánchez
Mariposa monarca, fragilidad y perseverancia
Alicia Dorantes Cuéllar
Oso hormiguero, brazo fuerte de la naturaleza
Daniel Ruz
Mariposa 88: la súper agente
Martha Y. Castañeda Cuéllar
Guacamaya verde: los colores del aire
Isaac Michán
Pájaro carpintero
Amparo Albalat
Correo electrónico:
[email protected]
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Oso hormiguero,
brazo fuerte de la naturaleza
Daniel Ruz
Universidad Veracruzan
Correo electrónico: [email protected]
Fotos: Raúl Kuanenemy
De
visita en una pequeña comunidad llamada Piedra Labrada, ubicada
en la sierra de Santa Marta de los Tuxtlas, al sur del estado de
Veracruz, platicaba con mucho entusiasmo sobre el tamanduá,
objeto de estudio de mi trabajo de tesis cuando, de repente, una
señora me preguntó de qué animal se trataba,
porque ella no lo conocía. Cuando le dije que era un oso
hormiguero arborícola y empecé a describírselo,
me dijo: ¡Ah, usted se refiere al brazo fuerte! Sí,
por acá se ven mucho esos animalitos añadió,
con una sonrisa Así le llamamos, porque si alguien
se enfrenta con un brazo fuerte a mano limpia, ¡seguro lleva
las de perder!, concluyó el esposo de la señora.
Aquella conversación
me había dado una información preciosa para continuar
mi trabajo sobre el tamanduá, al que a continuación
describiré.
El oso hormiguero arborícola
(Tamandua mexicana) es un mamífero mediano de cuerpo alargado;
un ejemplar adulto mide poco más de un metro, de la nariz
a la cola, pesa hasta 8 kg. y es reconocible por su trompa alargada,
su pelaje áspero y su inconfundible chaleco de pelo negro
que contrasta con su coloración café-dorada.
Se sostiene de los árboles
con su cola prensil y desnuda; en sus patas delanteras posee cuatro
garras, una de las cuales es muy grande con relación a las
demás y le ayuda para asirse a las ramas y perforar termiteros.
Su
hocico es negro y desnudo, provisto de una lengua muy larga de hasta
40 cm. de largo, recubierta de una saliva pegajosa a la cual se
adhieren las termitas y las hormigas de las que se alimentan. Son
de hábitos crepusculares y nocturnos. Viven solitarios, salvo
en época de celo o cuando las madres tienen a sus crías.
Las hembras dan a luz una cría al año.
El hocico alargado y
sin dientes, los ojos pequeños, la piel gruesa, las garras
y la lengua larga con saliva pegajosa son las principales adaptaciones
que han sufrido al especializarse en una dieta conformada por diversas
especies de hormigas, termitas y sus larvas, las cuales obtienen
visitando nidos arbóreos y terrestres, que perforan con sus
garras para alimentarse con los insectos.
Debido a su dieta insectívora,
el oso hormiguero ejerce control sobre las poblaciones de hormigas
y termitas que afectan la madera de los árboles y son una
plaga potencial. Asimismo, se lo considera un indicador biológico,
por su relación directa con el estrato arbóreo y su
capacidad foliar, cada vez más afectada por la deforestación
y las actividades agrícolas que han fragmentado y contaminado
su hábitat, además de la bioacumulación de
pesticidas que se emplean indiscriminadamente. La presencia de los
tamanduá en un fragmento de selva garantiza un bajo nivel
de perturbación.
Actualmente
se les caza o captura como parte del tráfico de animales
exóticos. Debido a su dieta, es muy difícil mantenerlos
en cautiverio, incluso los ejemplares que viven en zoológicos
presentan graves cuadros de anemia, caída del pelo y desórdenes
gastrointestinales por lo complejo que resulta reproducir su dieta
natural, la cual se desconoce en su totalidad.
En mis salidas de campo,
he observado varios cadáveres de osos hormigueros, junto
o en medio de las carreteras situación que nos habla de una
gran tasa de muertes por atropellamiento, propiciadas por los hábitos
tímidos y lentos de estos animales.
Las poblaciones de brazo
fuerte también se ven afectadas por la cacería, ya
que su piel es apreciada por su textura y resistencia para fabricar
cinturones, forros para recipientes, ligas, etc. Por el contrario,
su carne es de sabor desagradable y con un fuerte olor a ácido
fórmico, por las hormigas de las que se alimenta.
El tamanduá es
un animal tranquilo y tímido; cuando se le ataca o acorrala,
se para sobre sus patas traseras, se apoya en su cola y ataca con
sus poderosos brazos provistos con filosas garras.
Otro factor que afecta
a las poblaciones de osos hormigueros es el desconocimiento de sus
hábitos.
En las cercanías
de los Tuxtlas se cuentan agresiones de los tamanduás a perros
de caza o mascotas. Algunas personas cuentan que los osos hormigueros
asfixian a los perros introduciéndoles su larga y pegajosa
lengua por la nariz, lo cual es totalmente falso ya que son los
perros quienes suelen acosar y acorralar a estos animales.
En
el norte del estado de Veracruz se han reportado cacerías
de osos hormigueros, debido a la creencia de que destruyen las plantaciones
de caña de azúcar, cuando las responsables son las
ratas de los cañaverales. Dicha creencia se refuerza por
la presencia de algunos brazos fuertes en plantaciones de mango
o en los acahuales cercanos, acusación absurda porque estos
animales ni siquiera poseen dientes. A veces, las creencias han
favorecido a su conservación, por ejemplo, para ciertos grupos
étnicos de Chiapas, quienes lo denominan Kazhim, el
tamanduá es un representante del mal cuya cacería
trae desgracias a la familia del cazador.
Lo cierto es que se sabe
muy poco de su biología y conducta. Los osos hormigueros
son considerados criaturas extrañas, nocturnas y poco sociables,
pero el exhaustivo y meticuloso cuidado de las hembras a sus crías
es sorprendente. Las crías son cuidadas en una madriguera,
sea en árboles o en tierra firme. La madre y la cría
se vinculan estrechamente; se comunican por medio de olores y de
sonidos o silbidos de muy baja frecuencia en una compleja red de
sonidos que aún no comprendemos.
El oso hormiguero tuvo
una distribución geográfica muy amplia, desde Tamaulipas
y Guerrero hasta Sudamérica. En Veracruz se le localizaba
principalmente en la planicie costera. Ahora, las poblaciones han
mermado por todos los factores señalados, al grado de que
la especie se encuentra actualmente protegida por la NOM-059-Ecol-2001
con la categoría de en peligro de extinción.
Nos falta mucho por aprender
de este mamífero pero sabemos que tiene un invaluable papel
en el entramado del ecosistema. Por lo pronto, es necesario conservarlo
y continuar las investigaciones que nos lleven a comprenderlo en
su relación con el entorno.
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