México D.F. Martes 18 de mayo de 2004
La reciente recuperación podría
perderse por manejo inadecuado, advierten expertos
Gobiernos estatales escamotean cada gota al lago de
Chapala
Apremia Conagua a adoptar acciones contra contaminación
y azolvamiento en el cuerpo lacustre
ANGELICA ENCISO L. /II Y ULTIMA ENVIADA
Chapala, Jal. Los gobiernos estatales escamotean
cada gota de agua al lago de Chapala. Pese a que es uno de los tres más
grandes de América Latina, se localiza en la mayor cuenca hidrológica
del país, en la que vive uno de cada 11 mexicanos, es residencia
de aves migratorias y regulador del clima, abastece de líquido a
Guadalajara, así como a la agricultura y ganadería de la
región.
Para varios especialistas, la paulatina recuperación
durante el último año de los niveles del lago, ocasionada
por las lluvias y no por acciones gubernamentales, se podría perder
si no se aplican medidas de conservación y de manejo adecuado del
recurso.
Según
la Comisión Nacional del Agua (Conagua) a la escasez del líquido
se suma la contaminación y azolvamiento del embalse, "por lo que
de no existir acciones eficaces en el corto plazo en la región y
por parte de todos los involucrados, su desecamiento continuará
agravándose".
De los 23 cuerpos superficiales que hay en la cuenca Lerma-Chapala
-48 mil kilómetros cuadrados-, 52 por ciento está contaminado
o altamente contaminado; 39 por ciento tiene poca infición y tan
sólo 9 por ciento tiene calidad aceptable. En la zona operan 64
plantas de tratamiento de aguas residuales, que sanean únicamente
30 por ciento del volumen total descargado en la región, indica
el Acuerdo de Coordinación 2004-2012 firmado en marzo por los estados
de México, Querétaro, Guanajuato, Michoacán y Jalisco.
Conagua atribuye los problemas del embalse al desequilibrio
hidrológico producido por la disminución de los aportes del
río Lerma y a que recibe menos recurso del que se extrae -mil 500
millones de metros cúbicos- lo que ocasiona un déficit anual
de 300 millones de metros cúbicos. El 90 por ciento de la superficie
de lago está en Jalisco, el resto en Michoacán; capta los
afluentes contaminados del río Lerma y allí se localizan
las islas de los Alacranes y Mezcala.
Sus problemas son de gestión, no de escasez, porque
"el gobierno no considera el lago como usuario de la cuenca, lo cual es
una visión miope, porque los hombres sí usan el lago y por
ello debería ser considerado una parte clave de la cuenca", indican
las conclusiones del Congreso Iberoamericano de Lagos Vivos, en el que
participó la Asociación Amigos de Chapala.
Pugnas por agua
El consejo de la cuenca Lerma-Chapala resolvió
en abril enviar los excedentes de agua almacenados en las presas de la
región al cuerpo lacustre, en caso de que para el próximo
1º de noviembre almacenara menos de 3 mil 300 millones de metros cúbicos,
equivalentes a 42 por ciento de su capacidad. Sin embargo las presiones
del gobierno de Guanajuato contra los trasvases a Chapala y su intención
de echar abajo la decisión, llevaron a que Felipe Arreguín
Cortés, subgerente técnico de la Conagua, dijera que todavía
no se trataba de un acuerdo definitivo.
Mientras, el gobernador de Guanajuato, Juan Carlos Romero
Hicks, hace unas semanas advirtió sobre el riesgo de que la entidad
sufra un colapso hidráulico en un plazo no mayor a cinco años,
en caso de que no se encuentre una solución integral a la distribución
del líquido de la cuenca. Cada entidad, procede en defensa de sus
propios usuarios: la agricultura, ganadería, industria y las zonas
urbanas. El acuerdo se prevé firmarlo el 3 de junio entre los cinco
gobiernos de los estados que forman parte de la cuenca.
Además, pese a la resistencia de los usuarios de
la cuenca, hubo acuerdo sobre la distribución de agua superficial
del ciclo de noviembre 2003 a octubre de 2004: se transferirán 205
millones de metros cúbicos al lago, lo cual corresponde a 50 por
ciento de los 410 millones de metros cúbicos que existen en las
presas y que no fueron asignados a los sectores.
Se han efectuado cuatro trasvases al lago, el primero,
en 1999, fue de 200 millones de metros cúbicos; en 2001, 270 millones;
en 2002, 280 millones, y en 2003, 205 millones de metros. Del líquido
que se envía de las presas de la cuenca se evapora 15 por ciento.
La cuenca se encuentra al centro oeste de México
y es una de las más importantes del país, indica Manuel Guzmán
Arroyo en el libro Chapala, una crisis programada. Dependen de ella
14 ciudades con más de 100 mil habitantes, además de las
zonas metropolitanas de Toluca, Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes
y Guadalajara.
Recuerda que ha habido dos épocas de baja captación
de líquido, en los años 50 y entre los 80 y los 90; precisa
que en apariencia, mientras el embalse mantuvo una relación hidrológica
con la ciénega de Chapala, sus niveles fueron elevados y la hipótesis
es que la ciénega funcionaba como un subsistema regulador: en años
lluviosos retenía el recurso y en los secos lo liberaba. Así
se mantenía su estabilidad, pero la construcción del dique
Maltaraña en la primera mitad del siglo pasado, llevó a la
desecación de la ciénega.
El estudioso del lago indica en su texto que los cambios
de nivel se deben a las actividades humanas, al fenómeno El niño
-que produce sequía- y a la mala administración de la cuenca
del Lerma. "Se pone en peligro no sólo la existencia del embalse,
sino de muchos de los procesos naturales que en él ocurren e incluso
la existencia misma de la ciudad de Guadalajara." Han desaparecido especies
acuáticas como la carpa, el pescado blanco, tilapia y el bagre para
dar paso a malezas acuáticas, como el lirio y algas anabaenas, a
pesar de lo cual aún llegan alrededor de 80 especies de aves acuáticas
con presencia en el país, precisa.
Refiere que incluso hubo medidas para acabar con el cuerpo
de agua, ya que en diciembre de 1953 se publicó un decreto del presidente
Adolfo Ruiz Cortines para la desecación de 30 mil hectáreas,
lo cual no ocurrió, pero años después se volvió
a impulsar la medida.
Más programas
El acuerdo de coordinación 2004-2012 que los gobiernos
estatales de la cuenca Lerma-Chapala firmaron en marzo tiene como antecedente
un convenio de 1991 para la disponibilidad y distribución de aguas
superficiales, el cual se estableció porque en aquel momento se
observó una situación crítica de escasez agravada
por "conflictos que se suscitaron entre los usuarios de la región,
acentuándose por el uso intensivo e indiscriminado del agua, los
problemas de contaminación urbana, industrial y agropecuaria y por
los periodos de sequía que se presentaron en la década pasada,
los más agudos en 40 años".
El documento reconoce que temas como la pérdida
de biodiversidad, suelos, vegetación boscosa, cambio de uso de suelo,
eventual contaminación ambiental de las industrias y establecimiento
de parques no se tomaron en cuenta en su momento por lo que se acordó
este convenio de acuerdo con la realidad de la cuenca.
Las medidas que el documento considera son establecer
planes de manejo y reglamentos de las aguas subterráneas para detener
la sobrexplotación y asegurar el aprovechamiento sustentable del
recurso, además de la creación de un "banco de agua" que
administraría las transferencias reguladas de los derechos del líquido
con el fin de incentivar el ahorro y uso racional, propiciar la transferencia
a puntos y actividades de mayor eficiencia para su uso, evitar los mercados
negros, incorporar precios racionales en la transferencia, propiciar
la restauración de la cuenca y fomentar mecanismos para la reasignación
del recurso.
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