México D.F. Martes 18 de mayo de 2004
Al parecer fue un cortocircuito; separan del
cargo al director del centro carcelario
Incendio en penal de Honduras deja más de 100
prisioneros muertos
"¡Déjenlos allí!" gritaban los policías
en vez de abrir los portones, dice un mara salvatrucha
AFP, DPA, THE INDEPENDENT Y REUTERS
Tegucigalpa, 17 de mayo. Por lo menos 103 prisioneros,
entre ellos 53 jóvenes de la pandilla Mara Salvatrucha (MS), murieron
esta madrugada en un incendio en el Centro Penal de la ciudad de San Pedro
Sula, en la peor tragedia penitenciaria de Honduras.
El viceministro de Seguridad, Armando Calidonio, informó
en un primer balance que había 102 muertos y que 26 heridos permanecían
en tratamiento en el hospital Mario Catarino Rivas de San Pedro Sula. Pero
horas más tarde, uno de los heridos falleció y se elevó
el balance a 103 muertos, de acuerdo con fuentes extraoficiales.
En el penal, construido para mil 700 internos, había
2 mil 227, de los cuales 182 estaban ubicados en el pabellón incendiado,
indicó el vocero del ministro de Seguridad, Leonel Sauceda.
Un
testigo aseguró que primero se escuchó una explosión,
luego se desató el incendio y los custodios del Centro Penal empezaron
a dispararle a los reos en vez de abrirles las puertas de las celdas para
evitar que murieran, sostuvo.
Un reo integrante de la MS, identificado como Pablo Cardona,
dijo que "fue un cortocircuito, pero las autoridades tuvieron la oportunidad
de ir a nuestros módulos a abrir los portones, sólo que en
vez de esto, nos dispararon para que no saliéramos".
Añadió a emisoras de radio locales que "ellos
querían que muriéramos, los policías decían:
allí déjenlos, déjenlos, cuando pedíamos auxilio".
El cuerpo de bomberos dijo en su informe preliminar que
el incendio se desató tras un cortocircuito en la unidad de aire
acondicionado y después se escuchó una explosión en
uno de los motores.
La actuación de las autoridades del Centro Penal
provocó la sospecha e indignación de la Iglesia católica,
que pidió una investigación en voz del obispo auxiliar de
la Diócesis de San Pedro Sula, Rómulo Emiliani, quien calificó
de "espantosa" la cantidad de muertos.
"Casi 100 muchachos han perecido, la mayoría por
asfixia, y ha sido una de las tragedias más grandes que hemos tenido
en la historia de nuestro país a nivel de los centros penales",
afirmó Emiliani, que ha trabajado en rehabilitación de jóvenes
pandilleros.
Elías Aceituno, director del Centro Penal de San
Pedro Sula -unos 240 kilómetros al norte de Tegucigalpa- informó
que fue suspendido de su cargo luego del incendio. La suspensión
fue "para no entorpecer las investigaciones, pero posteriormente voy a
regresar a mi cargo", aseguró.
Sauceda afirmó que "no se puede negar que hubo
disparos, pero fue el guardia que estaba en el torreón más
próximo quien hizo disparos de alerta y ninguno de los cuerpos presenta
disparos de arma de fuego".
La vocera de la Dirección de Investigaciones Criminales
(DIC) en San Pedro Sula, Yolanda Perdomo, dijo que con las autopsias se
determinará si hubo prisioneros muertos por bala.
Tras examinar 30 cadáveres las autoridades forenses
descartaron, en un informe "preliminar" difundido por la tarde, que alguno
de ellos hubiera sido víctima de tiros de los guardias, pero aun
debían realizar la totalidad de las autopsias.
También un informe preliminar de las autoridades
indicó que la acción de los bomberos que se desplazaron hacia
el Centro Penal no pudo evitar que el incendio destruyera las instalaciones.
El presidente Ricardo Maduro suspendió una gira
que realizaba por Europa. Las autoridades aún no detallaron su versión
de los hechos, y el presidente en ejercicio, Vicente Williams, convocó
a una reunión de emergencia del gabinete para tomar decisiones en
torno a la investigación.
En abril de 2003 murieron 68 personas, entre ellos 65
reos, de los cuales 61 eran integrantes de la otra pandilla juvenil Mara
18 en la cárcel El Porvenir, en las cercanías de La Ceiba:
51 policías, militares y reos comunes están acusados de perpetrar
la matanza.
Organismos de derechos humanos aseguran que hay una "política
de Estado" para ejecutar a los miembros de las pandillas, pero el gobierno
hondureño lo niega.
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