México D.F. Martes 10 de febrero de 2004
Ahora deberá preparar su rutina con mayor
grado de dificultad, asegura
Sólo hice lo mío y clasifiqué
a la Copa del Mundo: la clavadista Adriana Jiménez
Escuchar con atención y ser paciente, las claves
para avanzar en el deporte y la academia, dice
JORGE SEPULVEDA MARIN
"No pensaba en maravillas ni en fallar. Sólo hacer
lo mío, lo que sé, y salió todo bien. Califiqué",
recuerda la clavadista Adriana Jiménez, quien ya no derramará
ni una lágrima, como cuando se quedó en la orilla, porque
ahora ganó el derecho a participar en la plataforma individual en
la Copa del Mundo.
Logró
su pase con saltos de bajo grado de dificultad, reconoce, pero de convincente
ejecución, apunta.
Con 19 años de edad, 48 kilogramos de peso, 1.58
metros de estatura y una amplia sonrisa, la competidora platica que no
le sorprendió haber clasificado al certamen mundial de Atenas, porque
pasaron varias oportunidades "que debí pagar con lágrimas",
al ver partir a sus compañeros a los mejores torneos, mientras aguardaba
con paciencia el momento que, sabía, llegaría.
Ahora "prefiero no creérmela, sino sólo
saber que lo conseguí, pese a que las favoritas siempre eran otras.
Estuve segura y se me dio; ahora a echarle ganas para no defraudar a nadie",
expresa con seguridad.
-¿Qué significa exactamente echarle ganas?
-Bueno, debo subir a la voz de ya el grado de dificultad
de mis clavados, que ahora son de 2.5 puntos, para poner otros de 3.5,
como los de tres y media vueltas para atrás, tres y media vueltas
adentro, pero ejecutados con calidad, como lo hice el sábado anterior
en la rutina.
Debutar con éxito en Atenas
Mientras juguetea con las manos y se frota distraídamente
el cabello teñido con rayos, la competidora no esconde su emoción
cuando recuerda el momento en que la felicitaron el sábado por haber
calificado. "Ni cuenta me había dado, pero la verdad es que sentí
muy padre", dice, y agrega "que llegar a Juegos Olímpicos sería
un sueño, y más si en mi debut logro hacer algo muy importante".
Apasionada de la escuela y los clavados, estima que "saber
escuchar con atención y ser paciente han sido las claves para avanzar
en la disciplina" y en lo académico.
Iniciada en la natación desde niña en la
Alberca Olímpica Francisco Márquez, decidió probar
suerte en los clavados a invitación de la profesora Norma Baraldi.
"Desde entonces me quedé aquí y qué bueno, porque
empecé a calificar a diferentes competencias juveniles", platica,
quien con inocencia reconoce que ahora "Paco Rueda me pirateó,
como dicen ustedes".
Además de tener flexibilidad y rapidez, estima
que los clavados encierran "como una magia, porque te absorben, como que
no son para una persona normal, ya que te obligan a poner toda la atención
y si fallas tantito puedes echar a perder todo el trabajo".
Está convencida de que los logros en los clavados
bien valen la pena haber sacrificado la convivencia con su familia y dejar
de ir a fiestas. La deportista define su vida como una "rica experiencia;
es una marca para toda la vida que jamás vas a olvidar, porque es
padrísima. Es algo que no cambiaría por nada".
Sabedora de que la vida como deportista es corta y que
no puede vivirse de los logros, Adriana Jiménez anticipa que de
obtener su pase a Juegos Olímpicos, al regreso podría retirarse
del deporte o combinarlo con sus estudios de licenciatura en comunicación.
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