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México D.F. Martes 10 de febrero de 2004
Teresa del Conde
Museo de la Estampa: Botánica
Una de las exposiciones más gratificantes que pueden visitarse se presenta en el Museo de la Estampa, que goza ahora de una dirección acertada, como lo ha demostrado Eugenia Rabadán a partir de algunas muestras, por ejemplo, la del origen y desarrollo del grabado, con obras de la colección de don Manuel Alvarez Bravo.
Botánica es una mancuerna, pero independiente, entre Jan Hendrix y Miguel Angel Blanco y ocupa la totalidad de los espacios museográficos. La disposición es ordenada, aireada, se evita toda saturación y los contrapuntos entre las piezas ofrecen al visitante la posibilidad de concatenar y asociar unas y otras.
Ya conocía algunas de las piezas de Hendrix, pero tal vez nunca las había visto en espacios tan adecuados a lo cual ayuda la compartimentación del recinto. Así, Yaguí es un ''mosaico" de 240 x 300 integrado por nueve piezas, cada uno constituye el soporte de seis impresiones serigráficas, lo que da un total de 54 imágenes impresas sobre esos recuadros de lino. Las junturas son indispensables para la composición, que es suelta, oriental y vibrátil; conjunta la geometría estricta con la inmediatez de un jardín.
Junto a esa obra hay una serigrafía enorme en hoja de oro. Allí el color negro, que si uno se fija ocupa casi la mitad de la composición, tiene muchísimos tonos y la hoja de oro no fue aplicada de manera uniforme. Esos detalles hacen la estética de la obra en la misma medida que la disposición asimétrica de las dos masas principales que la integran.
Al otro lado hay una vitrina de Blanco que, como todos sus ''libros", combina estampación con recolecciones de elementos: piedras, tallos, el esqueleto de un nopal, todo combinado con parafina, lo que provoca un efecto húmedo.
En el recinto adjunto hay estampaciones negras de Hendrix sobre tapa de corteza, el diseño aquí es tribal. Esas piezas se encuentran adheridas al muro mediante unos tornillos muy especiales, seguramente de manufactura holandesa, que se integran a la índole de las obras y facilitan su museografía. Yaguí es una pieza sacra, integrada por tres paneles que hacen una cruz griega, en cuya área de cruce se despliega una corona que -como si se hubiera efectuado en suaje- deja lucir su luz blanca.
Quienes deseen conocer cómo es la raíz de nopal de Zacatecas, el zacate de Tlacolula combinados con trozos de alumbre y polvo de mármol, los líquenes, el polvo de granito, la seda de agave, etcétera, no tienen más que acercarse a observar los ''libros" de Miguel Angel Blanco, que como he dicho, es un recolector que muy probablemente se ha inspirado, en parte, en el jardín botánico de Santo Domingo, de Oaxaca, proyectado por Francisco Toledo, pero como Blanco ha viajado por varios sitios, también ha coleccionado alas de chicharras de la selva Lacandona, plumas de gallo de pelea de la Casa del Arcángel de San Felipe del Agua y especímenes que sólo se encuentran en Galicia, de donde fueron extraídos y preservados.
Una de las piezas que más me atraen entre las que Hendrix ofrece, es una obra que va creciendo con el tiempo a modo de bitácora: Script inconclusa (1996-2003). Ya la había visto en otro estadio, pero ahora pude entender mejor sus constantes y variaciones; son huellas serigráficas de elementos que, a diferencia de como ocurre con las obras de Blanco, no están allí, sólo sus apariencias fueron impresas y catalogadas para ir armando un arsenal, que puede prolongarse de manera indefinida.
Este tipo de registros por parte de Hendrix requieren una precisión museográfica única, pero también muy sencilla y muy lógica. Son una ejemplificación del ''sentido del orden" del que habla Gombrich, dentro del caos contemporáneo en el que estamos inmersos.
Dada la disposición de los recintos, una de las entradas (el hueco que correspondió a una puerta) enmarca de manera perfecta el tiro visual de una obra más: son tres paneles titulados San y los motivos serigráficos en negro se complementan con hoja de oro aplicada con dosificación estratégica, sólo en ciertos puntos. Eso provoca brillos, como si las plantas recibieran rayos de sol.
In nature's infinite book of secrecy, a little I can read (En el infinito libro de la naturaleza, algo puedo leer, anota Will, que quiere decir también voluntad, en Antonio y Cleopatra). Esa frase de Shakespeare, entresacada por Hendrix, condensa el sentido de la muestra de ambos artistas.
Dos textos breves y sustanciosos: La naturaleza como metáfora (Hendrix) y El espíritu del árbol xilográfico (Blanco) junto con reproducciones de varias piezas quedaron integrados a un políptico, tan bien diseñado como el conjunto museográfico. Puede integrarse a cualquier carpeta de argollas, lo que facilita su archivo.
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