México D.F. Martes 10 de febrero de 2004
Se eleva a 41 el número de muertos; partidos
de oposición analizan unirse a "rebeldes"
Se agudiza crisis en Haití; grupos armados dominan
11 localidades
El primer ministro reitera que se combatirá "a
los terroristas"; la capital, en relativa calma
Crece el descontento: "Aristide nos ha abandonado; es
hora de un cambio", dicen pobladores
REUTERS, AFP Y DPA
Puerto Principe, 9 de febrero. La crisis haitiana
se profundizó aún más luego que la policía
falló hoy en su intento por retomar el control de la ciudad de San
Marcos, controlada por el Reagrupamiento de Militantes Consecuentes con
San Marcos, opuesto al gobierno del presidente Jean Bertrand Aristide,
mientras 10 comisarías abandonadas por la policía entre el
jueves y este lunes continuaban en poder de grupos armados, y el saldo
de los enfrentamientos de los últimos cinco días se elevó
a 41 muertos.
Hacia el mediodía, la policía intentó
recuperar el control de San Marcos, que desde el pasado sábado se
encuentra en poder del Reagrupamiento de Militantes Consecuentes con San
Marcos (Ramicos, por sus siglas en creolé, lengua haitiana).
El primer ministro, Yvon Neptune, viajó a San Marcos,
a unos 100 kilómetros de Puerto Príncipe, para demostrar
que la ciudad había sido recuperada por la policía. Tras
hacer una breve aparición ante seguidores de Aristide, Neptune regresó
a Puerto Príncipe, donde reiteró que su gobierno combatirá
a "los terroristas".
Sin embargo, informes de la agencia Haiti Press Network
desmintieron la información gubernamental al señalar que
la policía sólo controla algunos sectores de la ciudad, incluido
el palacio de gobierno, mientras otros sectores están bajo control
de la organización popular pro Aristide Bale Rouzé, y por
Ramicos. La misma agencia informó que el operativo policial
para retomar la ciudad, de 160 mil habitantes, fue apoyado por un helicóptero
que desde tempranas horas sobrevoló diferentes barrios.
La
agencia Reuters dio cuenta de que en el lugar en el que se presentó
Neptune ante un grupo de simpatizantes de Lavalás (movimiento político
formado por Aristide) había un muerto y numerosos casquillos de
bala, resultado de los enfrentamientos entre la policía y los grupos
armados.
La policía abandonó sus cuarteles en al
menos otras nueve localidades y, según radiodifusoras, los uniformados
están cada vez más renuentes a enfrentar a los opositores.
Haití no tiene ejército, ya que fue abolido en 1995 por un
decreto de Aristide, una vez que retomó el poder al amparo de una
intervención militar de Estados Unidos. En 1991, ocho meses después
de asumir el poder por primera vez, Aristide fue derrocado por un golpe
de Estado militar -el número 32 en la historia haitiana- encabezado
por el general Raoul Cedras.
Las localidades en poder de grupos armados son Gonaives,
Gros Morne, Ennery, La Esteré, Petite Riviere de l'Artibonite, Trou
du Nord, Anse Rouge, Grande Goave, San Rafael y Dondon. En esta última
la comisaría fue incendiada por un enfurecido grupo de residentes
de la localidad.
Gonaives, cuarta ciudad en importancia del país,
sigue bajo control del Frente de Resistencia Revolucionario de Artibonite,
encabezado por Butuer Métayer, hermano de Amiot Métayer,
ex tonton macoute (grupos represores organizados por el ex dictador
Francois Duvalier) asesinado en septiembre pasado.
Según partidos políticos de oposición,
Amiot Métayer recibió el encargo de Aristide para organizar
un grupo de choque contra opositores al gobierno. Esa organización
fue conocida como el Ejército Caníbal, pero rompió
con Aristide luego que el pasado 22 de septiembre fue encontrado el cadáver
de Amiot Métayer.
Gonaives, de 200 mil habitantes, es la capital de la provincia
de Artibonite, y tiene gran importancia histórica, ya que ahí
se proclamó la independencia de Haití en 1804 tras la derrota
del ejército napoleónico.
La noche del domingo al lunes hubo enfrentamientos en
la norteña ciudad de Cabo Haitiano y reportes periodísticos
dieron cuenta de que las casas de numerosos líderes opositores al
presidente Aristide fueron blanco de ataques.
La central que provee de electricidad a esta ciudad detuvo
sus actividades por falta de combustible debido a que los caminos que van
de Puerto Príncipe al norte del país están bloqueados
en diferentes puntos.
Desde el pasado jueves, cuando comenzó la revuelta
armada del Frente de Resistencia Revolucionario de Artibonite contra el
gobierno de Aristide en el norte del país, se han reportado 41 muertos,
según conteo de la agencia Afp, pero reportes radiales estiman que
el número de víctimas es mayor.
Grupos pro Aristide también se movilizaron para
evitar que continúen las tomas de comisarías policiales,
particularmente en el sur. En el puerto sureño de Jacmel, donde
se planean las principales celebraciones del carnaval el próximo
fin de semana, reportes radiofónicos dan cuenta de que pobladores
levantan barricadas en los principales accesos de la ciudad para evitar
el ingreso de rebeldes, luego que el pasado fin de semana testigos vieron
grupos armados en las inmediaciones.
Preparan transferencias de presos
Las autoridades penitenciarias iniciaron la transferencia
de una treintena de reos de alta peligrosidad de la cárcel de Jacmel
a la penitenciaría central de Puerto Príncipe para prevenir
cualquier fuga como las ocurridas en Gonaives y San Marcos durante la toma
de los grupos armados. En próximos días se espera una transferencia
de presos de alta peligrosidad de diferentes cárceles del interior
del país a la capital.
Puerto Príncipe se mantiene en calma luego de que
seis opositores fueron asesinados el domingo por la noche en el barrio
marginal de Ciudad del Sol y de levantamientos de barricadas en diferentes
puntos de la ciudad.
La oposición política a Aristide mantiene
cautela ante los enfrentamientos de la policía con los grupos armados.
"Ahora es un conflicto abierto. No es un juego", declaró el secretario
general de la Asociación de Periodistas Haitianos, Guy Delva.
Diferentes organizaciones opositoras mantenían
consultas para ver si se adherían a los "rebeldes". "La oposición
tiene un grito único: están cansados de Aristide. Pero si
ganan (los "rebeldes"), probablemente luego se fragmentarán y estaremos
peor que ahora", declaró Leslie Maximilien, líder del Frente
Nacional para la Salvación de Haití.
Por su parte, Evans Paul, dirigente de la opositora Plataforma
Democrática, pidió la salida de Aristide para evitar que
la violencia se siga propagando en el país. "A esta altura, es toda
la población la que pide la salida de Aristide del poder", dijo.
Testimonios recogidos en las calles de Puerto Príncipe
por la agencia Reuters muestran el creciente malestar contra el presidente.
"Nosotros ayudamos a Aristide a llegar al poder, pero nos ha abandonado.
No sé lo que va a pasar mañana, pero ya es hora de un cambio",
declaró un hombre entrevistado por Reuters Televisión.
El gobierno acusa a la oposición de la violencia
y considera que los "rebeldes" y los opositores representan los intereses
de la rica elite mulata del país.
El domingo, el gobierno responsabilizó a la oposición
de tramar un golpe de Estado.
Aristide, de 50 años, es un ex sacerdote salesiano
de origen humilde que estuvo vinculado con la teología de la liberación.
En 1988 fue excluido de la orden salesiana acusado por la jerarquía
católica de "incitación al odio y la violencia, y exaltar
la lucha de clases", por su postura progresista en favor de los marginados
de la capital haitiana.
Aristide, el progresista
Durante años Aristide fue el personaje carismático
y progresista en torno al cual se aglutinaron las fuerzas que deseaban
cambiar el país heredado después de tres décadas de
poder despótico de la familia Duvalier.
Fue electo presidente con el abrumador apoyo popular que
obtuvo su movimiento Lavalás (avalancha en creolé). Tras
el golpe de Estado en su contra, en 1991, se exilió primero en Venezuela
y más tarde en Washington. Fue restituido como presidente en 1994
gracias a la intervención de Estados Unidos. Terminó su primer
mandato en 1996 al traspasar el poder a su delfín René
Preval.
Aristide fue relecto en noviembre de 2000 y comenzó
su segundo mandato en 2001. En este periodo fue acusado de autoritario
y neoliberal por numerosos partidarios de izquierda que optaron por alejarse
y crear movimientos opositores, ausándolo a él y a sus principales
colaboradores de "corruptos, ineficientes y autoritarios."
Aristide aún se asume como progresista; sin embargo,
ha adoptado un programa económico neoliberal respaldado por el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional.
La crisis haitiana comenzó con las elecciones legislativas
de 1999, calificadas de fraudulentas por la oposición, y actualmente
el presidente gobierna por decreto al quedarse sin Parlamento el pasado
13 de enero, ante la imposibilidad de que se reaizaran nuevos comicios.
El problema se intensificó en los últimos meses a raíz
de una ola de manifestaciones de la oposición, que desde octubre
exige la renuncia de Aristide.
Desde 1999 Haití tiene bloqueado el acceso a los
préstamos internacionales. El pasado noviembre el BID autorizó
a Haití créditos blandos por 123 millones de dólares;
sin embargo, el Congreso de Estados Unidos frenó el arribo del crédito
a Puerto Príncipe al considerar que la situación política
en el país era delicada y que el gobierno de Aristide tiene un mal
historial en materia de derechos humanos.
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