México D.F. Sábado 17 de enero de 2004
Con coincidencias y divergencias comenzó
en India el Foro Social Mundial
Reconquistar la utopía y reinstalarla en mentes
y corazones, piden altermundistas
Nueve oradores inauguraron el encuentro Llamado a
luchar contra la ocupación de Irak
LUIS HERNANDEZ NAVARRO ENVIADO
Mumbai, 16 de enero. Dos ideas centrales atravesaron
la inauguración del cuarto capítulo del Foro Social Mundial
(FSM). La primera es que el movimiento antiglobalización neoliberal
debe rechazar con firmeza la invasión estadunidense a Irak. La segunda
es que el altermundismo, el reunido en Mumbai, es un nuevo poder
que ha emergido, el único ca-paz de construir otro mundo.
Tan
inteligente como hermosa o tan hermosa como inteligente, con voz menuda
pero palabra fuerte, la escritora india Arundathi Roy dijo, en una pieza
oratoria de lujo que reconcilió la política con la literatura,
que si se está verdaderamente contra el imperialismo, la globalización
y el neoliberalismo se necesita oponerse a la intervención del imperio
en la antigua Mesopotamia. Otros y otras más lo aseveraron también,
pero no con tanta claridad y precisión.
Ataviada con un elegante vestido blanco, la autora de
El dios de las pequeñas cosas explicó cómo
mientras en Porto Alegre, Brasil, una multitud se juntó para vislumbrar
la posibilidad de otro mundo, en Washington George W. Bush se reunió
con un pequeño grupo de colaboradores para diseñar, también,
otro mundo posible: el del nuevo siglo estadunidense.
Por primera vez en la historia, añadió la
también promotora de la lucha en contra de la construcción
de una megapresa en India occidental, en la intervención más
aplaudida de la noche, una sola potencia tiene la fuerza para destruir,
prácticamente sin contrapeso, a toda la humanidad.
Explicó cómo en la era del nuevo imperialismo
ser pobre y terrorista se han convertido en sinónimos, y la pobreza
tiende a ser considerada como delito, al tiempo que se ha puesto en marcha
un nuevo racismo y un nuevo genocidio.
Irónica, desmenuzó la manera en que, mientras
organismos como el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio
presionan para abrir los mercados de las naciones pobres, países
como Bangladesh deben pagar hasta 20 veces más de lo que hacen Inglaterra
o Italia, por exportar a Estados Unidos las mercancías que producen.
Cultura y política
La plenaria de inauguración del FSM co-menzó,
pasadas las 18 horas, en una enorme explanada, después de la realización
de varios actos artísticos.
Con un mapa del planeta pintado en blanco y negro y un
mural en que se representaba la explosión de una bomba atómica
a su lado derecho, nueve oradores intervinieron ante miles de personas
sentadas en el suelo para explicar los retos y el sentido del Foro Social
Mundial. Provienen de distintas re-giones del mundo.
Chico Whitaker, de Brasil, activista social que desempeñó
un papel clave en la fundación del FSM, habló de la necesidad
de reconquistar la utopía y reinstalarla en las mentes y los corazones.
Puso como uno de los principales desafíos de la reunión avanzar
en la unidad, relacionándose con respeto a las diferencias y la
no competencia.
Beligerante, el activista y escritor iraquí, Abdul
Amir al Rekaby, llamó a luchar frontalmente contra la ocupación
estadunidense. Recordó cómo la presencia extranjera está
matando a gente inocente.
Puso como ejemplo de lo que hay que ha-cer en este momento
la visita de José Bové a Palestina, en la que sirvió
de escudo hu-mano durante una de las más fuertes ofensivas
israelíes contra el presidente Yasser Arafat. Llamó a intensificar
a la presencia civil internacional en Bagdad.
Jeremy Corbyn, legislador británico perteneciente
al Partido Laborista y promotor de la campaña inglesa para extraditar
a Augusto Pinochet, puntualizó que el movimiento no está
en contra del pueblo de los Estados Unidos sino de un gobierno que pone
por delante sus intereses imperiales. Fue él quien con mayor precisión
habló de la transformación de la sociedad civil en un poder
alternativo.
Shirin Ebadi, la iraní que obtuvo el Premio Nobel
de la Paz de este año, abogada y defensora de los derechos humanos,
primera mujer juez en su país, obligada a renunciar después
de la revolución islámica de 1979, insistió en la
necesidad de democratizar la globalización, en considerar la extrema
pobreza como una violación a los derechos humanos, en la crítica
del patriarcado y en la ruptura que Estados Unidos ha he-cho de la legislación
mundial.
La presencia de Ahmed Ben Bella, primer presidente de
Argelia (1963-1965), promotor de la independencia de su país y fundador
del Frente de Liberación Nacional, mostró la importante vinculación
que en Africa y Asia tiene el movimiento altermundista con las antiguas
luchas contra el colonialismo.
Al sonar del tambor
El retrato de la sede del Foro Social Mundial bien podría
ser una versión ampliada de una de las más concurridas estaciones
del Metro mexicano a la hora pico. A la entrada del recinto se concentran
conglomeraciones de asistentes, flotillas de vehículos de transporte
colectivo que no avanzan y distribuidores de propaganda que distribuyen
todo tipo de octavillas.
Nada más traspasar la puerta de entrada, ríos
humanos marchan acompañados por el sonido de tambores y cánticos
entonados en más de 15 lenguas y se mezclan con una multitud de
puestos de artesanías y comida.
A la diversidad de idiomas que se escuchan le corresponde,
fielmente, una variedad de vestidos y colores asombrosa en la ropa. Castas,
regiones y países se muestran en la ropa. Los asistentes son, en
su mayoría, hindis, aunque el número de delegados provenientes
de otras naciones asiáticas es notable. Pertenecen a 2 mil 660 organizaciones
de 132 países.
Alrededor de las 15 horas arribaron las caravanas de los
paravanes, los intocables, los dalits. Salieron desde
el pasado 6 de diciembre de toda la geografía del subcontinente
indio para mostrar al resto de la sociedad el drama de su existencia.
Son los excluidos de los excluidos, los miserables entre
los miserables en un país con millones de pobres. Los que no han
encontrado reconocimiento ni integración inclusive en las regiones
que son gobernadas por los comunistas.
Los asistentes suman ya más de 80 mil. Bollywood,
terreno de una de las industrias fílmicas más productivas
del planeta, es la sede de su encuentro. Para trabajar, los organizadores
han levantado, literalmente de la noche a la mañana, recintos de
utilería, construidos con bambú, recubiertos de papel pe-riódico
y yute, techados con lámina de zinc.
Su presupuesto ha sido exiguo: apenas 2.4 millones de
dólares, pasajes incluidos. Se trata, pues, de una iniciativa sostenida,
básicamente, por sus convocantes y adherentes.
Centenares de mantas, la mayoría en inglés,
unas más de idiomas locales y unas cuantas en español adornan
las paredes del recinto oficial. Las hoces y martillos no son aquí
expresión de nostalgia alguna por épocas pasadas, sino una
realidad política viva.
Pero a pesar de los llamados a sumar esfuerzos, en el
campo del movimiento altermundista no todo es unidad. Las diferencias
son fuertes. Al menos cinco convergencias más efectúan reuniones
alternativas.
Frente al recinto oficial del FSM una coalición
de 350 organizaciones radicales, la mayoría de India, llamada Mumbai
Resistance, instaló un campamento independiente. Juzgan que el foro
tiene orientación re-formista, y que ha sido tomado por una corriente
de la que es expresión el premio Nobel de Economía Joseph
Stiglitz.
Señalan que no ha asumido una posición claramente
antineoliberal, antiglobalización y antimperialista, y que las organizaciones
no gubernamentales disfrutan de una influencia que no tiene nada que ver
con su escasa representatividad social. Han llenado de pintas los pasos
a desnivel y muros del rumbo con consignas como "La globalización
no puede ser humanizada" y "El imperialismo no puede ser reformado".
Este espíritu de confrontación no es gratuito
en India. La enorme pobreza y discriminación del sistema de castas
crean un clima favorable a la radicalización de las luchas sociales.
En este país existen hoy día 14 conflictos armados internos
y no es poca la fuerza de quienes desde la izquierda reivindican (y practican)
la lucha armada.
Quizás por eso uno de los delegados chinos presentes
señaló: "China hizo una revolución, ahora requiere
de una reforma. En India se hizo una reforma, ahora se necesita una revolución".
Vía Campesina, también reunida aparte del
foro, ha buscado acercar las distintas posiciones en conflicto. El 15 y
el 16 de enero promovió encuentros en los que participaron seis
diferentes convergencias, el FSM incluido.
Feliz por la derrota que la Organización Mundial
del Comercio recibió en Cancún, José Bové,
uno de los principales voceros de la agrupación rural internacional,
advirtió la importancia de promover la unidad de los movimientos
sociales, auspiciar su autonomía e independencia e impedir que la
lucha popular sea cooptada por los partidos políticos.
La fiesta
Pero más allá de las diferencias políticas,
el tono del encuentro es, antes que nada, festivo, celebratorio. Ciertamente
también lo fueron los tres anteriores efectuados en Porto Alegre.
Pero éste es distinto. Aunque parezca difícil superar a los
brasileños en este terreno, India parece haberlo logrado.
Tanto es así que la ceremonia de inauguración,
realizada al filo de las 16 horas, incluyó un programa con espectáculo
de danza adivasi, tamborileros de Kerala, percusiones, conciertibanda de
rock sufi paquistaní Junoon, espectáculo de danza teatral
Siwela Sonke, de Sudáfrica, y música y video temático.
En Mumbai la cultura se ha hecho política, y es
uno de los lenguajes principales de la resistencia.
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