México D.F. Jueves 8 de enero de 2004
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Medel-Espino, alianza perversa
LO QUE faltaba. En la entrega de ayer decíamos que en 2004 el gobierno de la ciudad se verá asediado por un sinfín de intereses agraviados por la línea de honestidad que se ha montado desde las oficinas gubernamentales del Distrito Federal.
ESTA FORMA de gobierno ha calado más allá de la preocupación a las mafias sindicales, que en estos tres años perdieron todos, o casi todos, los privilegios que el extinto Departamento del Distrito Federal, encabezado por priístas, les había otorgado.
DE ESA manera, sin mayor posibilidad de medrar con el voto de los agremiados, un par de jefes sindicales, cuando menos, buscan unirse para ejercer presión sobre el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
LA COSA es que Fernando Espino, quien dice dirigir a la base sindical del Metro, y José Medel, cabeza de la fracción sindical más atrasada de los trabajadores del gobierno citadino, iniciaron un proceso de protección recíproca para evitar que sus intereses -los de ellos únicamente-, resulten más dañados por la política contra la corrupción montada desde la jefatura de Gobierno del DF.
PARA MEDEL, repudiado por buena parte de sus representados, una de las prioridades de su gestión es armar un techo de protección para Fernando Espino, quien tiene cuentas pendientes con la justicia.
ESPINO, TRANSFUGA del PRI, refugiado ahora en el Partido Verde, que no le hizo ascos a su currícula criminal, seguramente tendrá problemas cuando concluyan los tres años de impunidad que le da la curul federal obsequiada por los verdes.
ESPINO TIENE una larga lista de problemas legales que en su momento deberá aclarar. Desde 1971, es decir, durante tres décadas, el líder sindical se ha visto involucrado en ilícitos que, escondido tras una curul o protegido por el gobierno, ha logrado sortear.
LAS DENUNCIAS en su contra van desde abuso de confianza, lesiones calificadas, secuestro, robo con violencia, difamación, amenazas, fraude, administración fraudulenta y la última, durante 2001, por ataques a las vías generales de comunicación, denuncia hecha por las autoridades del Metro.
SOLAMENTE UN partido-negocio como el Verde podía, sin mayor susto, contribuir a extender el manto de impunidad a este multidemandado personaje, y con el mayor cinismo hacerlo representante popular sin el temor de perder votos.
EL CASO es que sin haber pasado por la prueba de la elección popular, Espino es diputado, y con ello deja al descubierto una de las fallas del sistema político mexicano.
ES DECIR, siempre que una persona aspire a convertirse en diputado por la vía de representación proporcional, entiéndase, que no tendrá que sujetarse a la elección directa, debería, cuando menos, no ser perseguido por la ley y tendría que tener una hoja limpia de antecedentes penales.
PERO COMO este régimen político no establece tal cosa, los perseguidos, los sospechosos de haber cometido algún delito, buscarán siempre las alianzas mafiosas que les permitan burlar la ley.
Este parece ser el caso de la alianza Espino-Medel que augura, necesariamente, problemas de todo tipo, sobre todo presiones contra el gobierno de la ciudad.
HABRA QUE estar muy pendientes de cómo camina esa alianza para saber hasta dónde podrán llegar en su lucha por y en pro de la impunidad. La verdad, no se vale.
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