México D.F. Martes 6 de enero de 2004
La primavera forma hoy parte del acervo
del Museo de Arte Moderno
Rescatan mural pintado por Orozco en una casa particular
El urólogo Jorge Moreno Maure, quien de niño
vio al artista hacerlo, considera que la figura central de la obra representa
a la medicina, ''que saca la enfermedad a la persona''
MERRY MAC MASTERS
El descubrimiento de un mural desconocido que José
Clemente Orozco pintó en 1945, en la sala de una casa particular,
causó sensación en 1972, cuando fue removido de su sitio
original por el restaurador Tomás Zurián.
Conocida como La primavera, esa obra salió
a la luz pública en 1974, cuando uno de los hijos de José
Moreno Sánchez, médico del pintor, se acercó a la
galería Arvil con la intención de venderla para que no se
perdiera.
En 1979 fue adquirida por el Instituto Nacional de Bellas
Artes y hoy día forma parte del acervo del Museo de Arte Moderno
(MAM), donde hasta hace poco colgaba en una de sus salas.
El también urólogo Jorge Moreno Maure -hijo
del galeno que atendía a Orozco- guarda un afecto muy grande por
ese mural y lo visita cada vez que puede. Inclusive lleva amigos para ver
''lo que Orozco pintó en mi casa".
A raíz del reportaje Murales privados tienen un
sitio en la memoria colectiva (La Jornada, 8-10-03), que incluyó
a La primavera, Moreno Maure se comunicó a esta redacción
para ampliar la información sobre la obra.
Proyecto frustrado
Entrevistado en su consultorio, habla del encuentro entre
el muralista y el doctor José Moreno Sánchez: ''Mi padre
era urólogo -Moreno Maure tiene la misma especialidad-. En una ocasión
llegó como paciente José Clemente Orozco, porque tenía
cáncer de próstata. Ha de haber sido a finales de los años
30. Mi padre tenía su consultorio en avenida Madero 70. Si no lo
recibió allí, entonces fue en la avenida San Juan de Letrán
número 12.
''Mi padre tenía el don de hacer amigos y eso sucedió
con Orozco. Se juntaban en el consultorio Orozco y el pintor español
de toreros, Carlos Ruano Llopis. Cada uno iba a hacer un mural sobre mi
padre, en la sala de espera de un edificio que éste hizo para su
consultorio en Doctor Vértiz. Pero Orozco murió en 1949 y
Ruano Llopis en 1950."
Además del fresco que Orozco pintó en la
casa de su amigo, el pintor también le regaló varios grabados
y un óleo de una crucifixión. Posteriormente, ''mi madre
se lo dio a Carlos Trouyet, que era íntimo amigo de mi padre, quien
se quedó con él. No sé dónde está. Tal
vez los hijos lo tengan".
Cambio de la mano izquierda
En
1941 Moreno Sánchez compró una casa de campo en San Jerónimo
Lídice, donde la familia pasaba los fines de semana. Dada su corta
edad, Moreno Maure no está seguro cómo surgió el ofrecimiento
del muralista, pero sí estuvo pendiente del proceso:
''Recuerdo que Orozco preparó la pared con un aplanado
y puso unas líneas rojas a todo lo ancho, alto y transversales.
Después, y con base en un apunte, dibujó el mural en ese
cuadriculado.
''Hacía sus preparaciones en una carretilla que
estaba abajo de un pirul. Allí hacía la tarea de ese día.
Lo ayudaba una pintora estadunidense o inglesa, Violeta Goodman (su nombre
también aparece en el mural fechado en abril 26 de 1945). Ibamos
a la casa y lo veíamos pintar."
El entrevistado recuerda que ''la mano izquierda (de la
figura central), que tiene esa flor roja, estaba en otra posición,
pero la cambió Orozco porque no le gustó. Se ve en el mural
la mancha que dejó la mano como estaba anteriormente".
Respecto del título y de acuerdo con lo platicado
por el progenitor de Moreno Maure, el día que fue develado el mural
-''tuvo que haber sido una fiesta importante en la casa"-, aquél
le preguntó: ¿qué representa, maestro?, y Orozco contestó:
''Lo que usted quiera".
Entonces, ''mi padre le puso el nombre de La primavera.
Es una pieza muy distinta en la producción de Orozco, que es dura,
fuerte. Eso no, da alegría.
''Para mi padre, la figura central, una mujer llena de
vegetación, representa a la primavera que invita a salir al invierno
que trae una rama seca en la mano derecha y se azora de ver la belleza
de su interlocutora."
Sin embargo, a Moreno Maure nunca le satisfizo dicha interpretación:
''Después de mucho tiempo de ver el mural y pensar en él,
para mí Orozco tuvo que haber pintado algo en relación con
la medicina, con la vida". Para el galeno la figura central más
bien representa a la medicina que ''saca la enfermedad a la persona".
En 1954 la familia se fue a vivir en forma definitiva
a la casa de San Jerónimo Lídice. Al morir el médico
José Moreno Sánchez en 1968, su viuda decidió vender
la propiedad que, por sus dimensiones, resultaba imposible de mantener.
Pero había un problema: la obra pictórica de José
Clemente Orozco tiene declaratoria de Monumento Artístico.
''No sabíamos qué hacer -prosigue Moreno
Maure-. Fui a ver al arquitecto Luis Barragán, que era íntimo
amigo de mi padre, y le platiqué lo que nos sucedía. Elme
dijo: 'no te preocupes. Te voy a poner en contacto con alguien que les
va a resolver el problema'. Fue cuando nos contactó con Tomás
Zurián, director del entonces Centro Nacional de Conservación
de Obras Artísticas del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
''Zurián vio el mural y nos presentó un
anteproyecto con dos posibilidades: o se sacaba el mural con todo y pared,
o se quitaba el color. Como no sabíamos, Zurián recomendó
lo segundo y me hizo el presupuesto.
''Un día Zurián llegó a la casa,
tomó la temperatura, midió la humedad, puso un papel encima
del mural y se sentó a leer. Después de equis tiempo se levantó,
jaló el papel, lo enrolló y se lo llevó. Ya no había
mural."
Adquisición del INBA
-¿Ustedes querían vender el mural?
-De acuerdo con el testamento, mi madre era la dueña
de todos los bienes que dejó mi padre.
''No sabíamos qué hacer con el mural. Entonces,
una de las propuestas fue intentar venderlo una vez que se hubiera desprendido.
Y cuando estuvo despegado y se colocó en un bastidor de fibra de
vidrio me lo llevé a mi casa. Esto ocurrió en 1972.
''Cuando la galería Arvil celebraba no se qué
aniversario (el quinto) de su fundación les pedimos que corrieran
el mural para ver si se podía vender.
''La galería pensó que lo más conveniente
era enseñarlo al público, como obra única. El local
estaba en la calle de Hamburgo (número 241) y tenía dos pisos.
Pusieron el mural en el segundo (la inauguración fue el 3 de junio
de 1974). Fueron muchas personas porque nadie lo conocía, pero nadie
se interesó y me quedé con el en la casa durante muchos años.
Lo tenía en la sala. Todos los días pasaba y lo veía.
Hasta que mi madre decidió que había la oportunidad de que
Bellas Artes se quedara con él.
''Mi hermana Luz María, que conocía a alguien
de Bellas Artes, les platicó del mural y dijeron que lo compraban.
Eso fue en 1979. Me acuerdo que llegó el camión de Bellas
Artes, lo desmontaron, se lo llevaron y lloré. Me causó mucha
tristeza porque es una pintura que viví desde niño. Me gusta
mucho. Cuantas veces puedo voy al museo a ver el mural y llevo amigos para
que vean lo que pintó Orozco en mi casa.''
De la casa al museo
Jorge Moreno Maure volvió a encontrarse con La
primavera el mismo año de su venta en el Museo del Palacio de
Bellas Artes, como parte de la exposición nacional de homenaje a
José Clemente Orozco, con motivo del 30 aniversario de su fallecimiento.
Después, ''desapareció y supe que estuvo
embodegado durante ocho o diez años. Luego, en una de mis visitas
al Museo de Arte Moderno lo encontré y me dio gusto que estuviera
en exhibición".
Aunque el entrevistado dice que tuvo la posibilidad de
comprar el mural y ''darles a mi madre y mis hermanos su parte", no lo
quiso hacer por ''circunstancias personales".
Además, de haberlo hecho ''hubiera seguido siendo
un mural en una casa particular. Ahora, las personas pueden ir a verlo
y gozar" de La primavera, la obra que el jalisciense José
Clemente Orozco pintó en un domicilio particular y que marcó
la vida del médico urólogo Jorge Moreno Maure.
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