México D.F. Martes 6 de enero de 2004
Muestran que no mejoró la distribución
del ingreso en 10 años de vigencia del acuerdo
El TLCAN fracasó en estimular el desarrollo
en México: expertos
Destruyó el tratado aquí la misma
cantidad de fuentes de trabajo que creó, dicen en Washington
A causa del desempleo, en muchos hogares se recurrió
a la emigración a EU para sobrevivir
DPA
Washington, 5 de enero. El Tratado de Libre Comercio
de América del Norte (TLCAN) destruyó en México tantas
fuentes de empleo como las que creó y resultó un fracaso
en estimular el crecimiento económico de ese país, manifestaron
expertos en una conferencia de prensa.
México creció durante la década de
1990 al mismo ritmo que durante la llamada década pérdida
de 1980, y a la mitad del ritmo de los años 70, cuando el modelo
utilizado era la industrialización para sustituir importaciones,
en lugar de las fuerzas del libre mercado.
En
consecuencia, las presiones migratorias desde México hacia Estados
Unidos se han acelerado desde la instrumentación del TLCAN, en lugar
de ceder, destacó Doris Meissner, directiva del Instituto de Políticas
Migratorias.
A su vez, Sandra Polaski, experta en comercio y desarrollo
del Instituto Carnegie Endowment, expresó que el libre comercio
tiene consecuencias positivas en la teoría económica cuando
se desarrolla en igualdad de condiciones entre las partes, bajo las cuales
las ventajas comparativas benefician a los socios.
Pero, destacó Polaski, en el caso del TLCAN existen
muchas distorsiones, como los subsidios a la agricultura en Estados Unidos,
lo cual es una competencia desleal que destruyó cientos de miles
de puestos de trabajo en el sector rural mexicano.
Agregó que, según los estudios del Carnegie,
los empleos generados en la industria manufacturera de México a
consecuencia del tratado fueron anulados por la pérdida del trabajo
agrícola.
Tanto en el TLCAN como en el tratado entre Estados Unidos
y América Central (CAFTA), así como en el proyecto de Area
de Libre Comercio para las Américas (ALCA), "los países más
poderosos obtienen mayores beneficios", en perjuicio de las naciones más
débiles, aseguró.
Para la experta, la solución no es dejar de negociar
acuerdos de libre comercio, sino que los países más débiles
intenten negociar años o décadas de protección para
sus sectores agrícolas, especialmente para la producción
de cultivos de subsistencia, y buenas condiciones de acceso al mercado
del país más rico, en este caso, Estados Unidos.
Opinó que las naciones centroamericanas "no lograron
un buen acuerdo en cuanto al acceso al mercado estadunidense en productos
agrícolas".
Respecto a México, apuntó que el crecimiento
económico que se esperaba gracias al TLCAN nunca ocurrió,
pues durante la década de vigencia del acuerdo el crecimiento fue
de 2.3 por ciento anual en promedio, cifra equivalente a la de la "década
pérdida" y significativamente menor a las de los años 70,
de 4.3 por ciento anual en promedio, cuando regía el modelo sustituido
por el del libre mercado.
Polaski también expuso estudios que muestran que
la distribución del ingreso en México no mejoró durante
los primeros 10 años del TLCAN, y que la única ventaja del
tratado para el país latinoamericano fue una mejora en la productividad
nacional.
Aun así, señaló que este factor positivo
fue acompañado de malas noticias, ya que la mayor productividad
por trabajador empleado hizo que las empresas contrataran menos personal
y, por tanto, contribuyó al alto desempleo.
Por su parte, Meissner agregó que esta situación
llevó a muchos hogares mexicanos a recurrir a la emigración
a Estados Unidos como "forma de supervivencia". En 1990 había 2
millones de mexicanos indocumentados en Estados Unidos, cifra que pasó
a 4.2 millones en 2000.
Meissner añadió que una solución
para el problema de migración que generan acuerdos de libre comercio
entre países de muy diferente nivel de desarrollo es que dichos
tratados incluyan no sólo libre movimiento de bienes, sino también
de personas, por medio de visados temporales de trabajo y otros programas,
pero el Congreso de Estados Unidos ha dejado claro que rechazará
cualquier convenio de este tipo.
Otra solución sería firmar acuerdos bilaterales
separados que específicamente aborden el tema migratorio, que es
lo que el gobierno de George W. Bush anunció que hará en
los próximos días en el caso de México, lo cual, según
Meissner, debería ser adoptado también para el CAFTA y el
ALCA.
|