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México D.F. Viernes 2 de enero de 2004
Jenaro Villamil
El estilo Bejarano de la conveniencia
El jueves 18 de diciembre fui testigo de la peculiar forma de "operar" del coordinador de la mayoría legislativa del PRD en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), el profesor René Bejarano, con quien sostuve un breve diálogo en el pleno de sesiones. El motivo de mi encuentro ese día con Bejarano fue para hacerle una propuesta en relación con la discusión de la Ley de Sociedad de Convivencia que, según sus propias palabras, se discutiría el 30 de diciembre. No fue así, por supuesto. La carta de la diputada María Rojo, publicada el 31 de diciembre en La Jornada, explica muy bien cómo a iniciativa de su coordinador se decidió posponer la discusión del dictamen.
El profesor Bejarano, ese día 18, se comprometió a algo que finalmente no cumplió. No sólo eso. Días después mintió en relación con la propuesta que le externé. El asunto fue sencillo: le sugerí incorporar en una comisión legislativa de consulta al escritor Carlos Monsiváis, junto con otros especialistas que él decidiera, para analizar la ley. Le sinteticé tres puntos que, a mi parecer y después de hablar con Monsiváis, consideré importantes en relación con la iniciativa: a) reforzar el artículo sexto de la iniciativa; b) ampliar las posibilidades de que la figura de sociedades de convivencia permitiera el acceso a servicios médicos y al Seguro Social por parte de la pareja que no los tuviera, y c) aclarar en la discusión que en ningún momento se estaba planteando la posibilidad de adoptar hijos, asunto que se convirtió en el principal espantajo de una derecha bendecida por el cardenal Norberto Rivera.
El profesor Bejarano pareció reaccionar receptivamente, coincidió conmigo en que no se trataba sólo de legalizar "matrimonios gays" y me solicitó que le escribiera en una tarjeta esos tres puntos. En una hoja manuscrita, redactada ahí mismo, le entregué las observaciones.
Para mi sorpresa, días después, el lunes 22 de diciembre se publicó en la prensa que Monsiváis le dejó a Bejarano algo parecido a un "proyecto alterno" con "tachaduras", cuando al profesor le constaba que era un escrito mío. Convirtió una tarjeta, escrita a mano y solicitada por él, en una "iniciativa" distinta. Por supuesto, nunca se comunicó con Monsiváis ni conmigo para aclarar este punto.
Lo más grave sucedió después. Bejarano utilizó este manuscrito y otras observaciones para posponer la discusión en el pleno, a pesar de su propio compromiso, generando una airada reacción no sólo de grupos civiles promotores de la ley sino de los propios legisladores del PRD, destacadamente de la diputada María Rojo, y del propio Monsiváis, quien en una carta, también publicada en La Jornada, subrayó "el miedo al costo político de promulgar la ley". El pasado 30 de diciembre, el profesor Bejarano anunció que se presentaría una nueva iniciativa de ley contra la discriminación de las personas por su preferencia sexual, desechando así, o minimizando, la figura de las sociedades de convivencia.
No es la primera vez que el coordinador del PRD en la ALDF actúa a su conveniencia y genera conflictos con otros sectores e instituciones por su peculiar estilo. Aquí mismo, en La Jornada, el consejero ciudadano Eduardo Huchim documentó cómo Bejarano maniobró para restarle facultades al Instituto Electoral del Distrito Federal. Y como estos ejemplos hay muchos otros. Lo que resulta más indignante es el silencio de la dirigencia del PRD en la ciudad de México, y es lamentable que se utilice a otros ciudadanos que apoyan la iniciativa de la Ley de Sociedad de Convivencia para catapultarla.
Quizá, en el fondo, el profesor Bejarano piense en clientelas y no en ciudadanos; en dádivas y favores, no en propuestas; en mercadeo y no en quehacer legislativo; en infidencias y no en el esclarecimiento de puntos de vista.
ƑCómo calificar ese estilo? Examiné términos como "marrullero", "tramposo", "maniobrero" y otros que describen a alguien que miente con descaro para ganar el tiempo que no quiere usar porque todo ya está previamente decidido. Y acabé concluyendo que el estilo del profesor Bejarano es el de un clásico Bejarano que incluye todos los adjetivos que deseché a los que se suma su forma peculiar de hacer política de conveniencia.
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