México D.F. Viernes 2 de enero de 2004
Declara Miguel Alemán que existió
una "clara responsabilidad" del ayuntamiento
A un año del incendio de puestos de un mercado
en Veracruz, no hay culpables
La resolución final contra autoridades
del municipio aún está pendiente, indica la PGJE
ANDRES T. MORALES CORRESPONSAL
Veracruz, Ver., 1º de enero. A un año
de la explosión ocurrida en los alrededores de la zona de los mercados
de esta ciudad, donde se incendiaron varios puestos ambulantes que expendían
productos pirotécnicos, aún no se han esclarecido los hechos
y está pendiente el castigo a los responsables del siniestro, que
dejó un saldo de 29 muertos, casi un centenar de negocios destruidos,
varios vehículos quemados y daños estimados en más
de 10 millones de pesos.
También sigue sin ser localizado Oscar Daniel Campos
Triana, el niño de 11 años que junto con su madre fue envuelto
por las llamas la tarde del 31 de diciembre del 2002 y cuyo cadáver
nunca fue localizado.
Las
autoridades judiciales, federales y estatales sostienen que las investigaciones
no están cerradas ni existe sesgo político para proteger
a los responsables; sin embargo, reconocen que las sentencias no estarán
listas hasta mediados de 2004.
Tanto el gobernador Miguel Alemán como las organizaciones
de vendedores ambulantes, familiares de las víctimas y funcionarios
de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) coinciden
en que son funcionarios del ayuntamiento local, que encabeza el panista
Ramón Gutiérrez de Velasco, los que deben responder por los
sucesos.
De las 23 órdenes de aprehensión giradas
en febrero de 2002, 12 iban dirigidas contra funcionarios municipales,
a quienes se les imputan los ilícitos de homicidio y daños
culposos e incumplimiento de un deber legal, aunque los inculpados promovieron
amparos para evadir la cárcel. A la fecha sólo una vendedora
se encuentra presa por no pagar su caución ni promover el amparo
a tiempo.
La tarde del último día de 2002 el incendio
en uno de los puestos semifijos provocó una explosión en
cadena de más de 15 locales ambulantes que vendían productos
pirotécnicos. No se ha podido precisar si la deflagración
fue o no provocada.
El fuego alcanzó negocios establecidos, vehículos
y bodegas, atrapó a decenas de personas que en ese momento realizaban
las últimas compras para la cena de fin de año.
El fuego se propagó por las calles aledañas
al mercado Miguel Hidalgo y no pudo ser sofocado hasta seis horas después.
En la esquina de Juan Soto y Miguel Hidalgo, donde inició
el siniestro, todavía se aprecian las huellas de la tragedia, pese
al intento de las autoridades para remozar la zona.
La víctima treinta
Ese día, Petra Campos Triana salió de su
casa, ubicada en la colonia Fernando Gutiérrez Barrios, con su hijo
de 11 años Oscar Daniel, para ir de compras al mercado Miguel Hidalgo,
donde los sorprendió la explosión. El cuerpo calcinado de
la señora fue localizado horas después, pero del pequeño
no se tienen pistas, dice Samuel Contreras, padrastro del infante, quien
se cansó de tocar puertas y abandonó la búsqueda del
menor.
A Daniel algunos lo identifican como la víctima
número 30 y otros, como las autoridades judiciales, ignoran su caso
bajo el argumento de que "son 29 víctimas. Nada más", afirma
el subprocurador regional de Justicia, Marco Antonio Aguilar.
A la fecha, también se desconoce la identidad de
una de las 29 víctimas oficiales que fue "reconocida" por un anciano
proveniente de Córdoba y que, para cobrar una indemnización
de 100 mil pesos ofrecida por el gobierno estatal, declaró que se
trataba de uno de sus hijos, aunque después fue acusado de fraude
tras localizarse a su vástago en Hidalgo.
Funcionarios y ambulantes, los presuntos culpables.
Los señalamientos sobre la presunta responsabilidad
en el siniestro siguen apuntando hacia comerciantes de cohetes y al ayuntamiento
porteño. Los primeros por expender sin ninguna medida de seguridad
los productos pirotécnicos en la vía pública y, los
otros, por otorgar los permisos y, aparentemente, recibir "jugosas mordidas".
La PGR y la PGJE iniciaron investigaciones y giraron 28
órdenes de aprehensión. Cinco de ellas fueron otorgadas por
el fuero federal y 23 por las instancias locales.
Del último paquete, 12 mandatos de aprehensión
expedidos por el juzgado quinto de primera instancia fueron dirigidos contra
funcionarios municipales, entre ellos el regidor Carlos Díaz Mendiola,
los directores de Comercio, Fiscalización, Protección Civil
y Comercio Informal, Carlos Camacho Carvajal, Roberto Velásquez
Vinay, Fernando Martínez Boneta y Yari Garduza Pérez. El
resto correspondieron a inspectores del área de Comercio.
El alcalde Ramón Gutiérrez de Velasco, cuyo
padre Carlos Gutiérrez de Velasco Oliver fue señalado como
propietario de bodegas donde se habrían almacenado artículos
pirotécnicos, también fue citado a declarar conforme al expediente
1388/2002 de la PGJE.
A excepción de Garduza Pérez, que fue nombrada
asesora especial de la alcaldía y a quien le fue negada la protección
de la justicia federal, todos los funcionarios municipales recibieron el
auto de libertad, afirma el director de Asuntos Jurídicos del ayuntamiento,
Ramón Reyes González.
A Garduza Pérez se le dictó formal prisión
pero pagó una fianza de 25 mil pesos que le evitó la privación
de la libertad.
Sólo una en prisión
El subprocurador general de Justicia, Marco Antonio Aguilar
Yunes, reitera que el caso no ha sido cerrado y "no hay nadie exculpado
oficialmente".
Dijo que en su momento la PGJE, a través de la
agencia sexta del Ministerio Público, impugnó tanto los amparos
como los autos de libertad concedidos, por lo que la resolución
final aún sigue pendiente.
Parte del expediente penal fue remitido a la Fiscalía
Especializada para la Atención de Delitos Cometidos por Servidores
Públicos. Los ilícitos imputados son homicidio y daños
culposos e incumplimiento de un deber legal.
Por su lado, los 11 ambulantes implicados en la venta
de explosivos también promovieron amparos para inhibir el encarcelamiento;
sólo la señora Jova Macario está presa en el penal
Ignacio Allende por no promover la protección de la justicia federal
ni buscar el beneficio de la caución.
El gobernador Miguel Alemán señaló
que además de los comerciantes que expendían el material
explosivo, hay una clara responsabilidad del ayuntamiento, y serán
los funcionarios municipales los que deberán responder, en parte,
por los sucesos del 31 de diciembre del 2003.
"Yo no soy juez ni bombero, como dije hace un año
a quien cuestionó mi ausencia el día de la tragedia, pero
todos sabemos que es el municipio el que tiene la responsabilidad, fue
el que dio los permisos para que (los vendedores de cohetes) se instalaran
en las aceras, es un problema municipal", recalcó.
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