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México D.F. Domingo 25 de mayo de 2003
Libro de Raúl Ortega recoge imágenes
sobre celebraciones religiosas en 20 poblados
En Chiapas, atrás de la fiesta, la pobreza
El trabajo intenta ser una ventana hacia el mundo al
que nunca volteamos, dice el fotógrafo
JAVIER MOLINA
San Cristobal de Las Casas, Chis., 24 de mayo. En
De fiesta, el fotógrafo Raúl Ortega hace una selección
del trabajo que realizó en la zona indígena de Chiapas durante
las festividades religiosas de más de 20 poblados.
''El punto medular es la fiesta -dice-, pero atrás
de ella se ve el abandono y la miseria, y en cierta manera las causas que
originaron el zapatismo y otros movimientos''.
Afirma que sus fotos no descubren algo nuevo de la cultura:
''este trabajo, más que descubrir, intenta ser una ventana y mostrar
a ese mundo al que nunca volteamos, sincrético, desdeñando
un mundo al que deberíamos acercarnos para descubrirnos, para aprender
mucho de lo que tienen que enseñar".
Imágenes
de la danza, de gallos y patos colgados, máscaras de tigre y toritos
de petate; la mujer que besa los pies a un Cristo lastimado y de madera;
los músicos y los cohetes siempre tronando en el aire.
"Es muy atractivo estar inmerso en este mundo de la cultura
-comenta-, porque no eres solamente un observador, formas parte de la fiesta:
comes y bebes, te desvelas, rezas y bailas igual que ellos. Tú no
puedes ser un visor de eso, si te aceptan y estás ahí formas
parte y eso te hace percibir el mundo distinto, porque aparentemente están
rezando a los santos de la Iglesia católica, pero en el fondo hay
toda una historia y una tradición, según la cual le dan gracias
a la Madre Tierra que nos permite estar en ella. Es otro concepto de la
vida, otras percepciones, otros valores: es la fiesta de todo un pueblo,
de toda una comunidad que, más allá de tener diferencias
políticas, se une todos estos días para expresarse, para
dar las gracias.''
La comunidad es la misma en la que ha estado, desde 1994,
como reportero gráfico, "con sus mismos poblemas y sus mismas circunstancias,
nada más que un día distinto. Esa misma gente, días
después o días antes, puede estar luchando por mejores condiciones
de vida, donde haya una vida con dignidad y justicia para este pueblo".
En el texto que precede las imágenes del libro,
editado por la Secretaría de Educación del Estado de Chiapas
y Ediciones El Equilibrista, escribe Elena Poniatowska: ''La modernidad
avasalladora del primer mundo no les llega, ni siquiera la aspirina para
poder sentirse menos mal. Los discursos basados en estadísticas,
los acuerdos de San Andrés olvidados, las comunidades abandonadas,
pero eso sí, 40 a 60 mil soldados vigilan el estado.
''En este largo caminar de los peregrinos de una fiesta
a otra se da la cosecha, el parto, el juego de espejos, la metamorfosis,
la máscara y la muerte. Cada imagen de Raúl se funde en otra,
cada una es una semilla de fertilidad.''
En la presentación del libro, llevada a cabo en
el Centro Cultural Jaime Sabines, Oscar Oliva afirmó que estas fotografías
son algunas respuestas a nuestra propia sensibilidad. "En ellas hay una
relación profunda entre la fiesta, la religión y la poesía.
Y también nos dicen que estos hombres, mujeres y niños, están
allí, 'empecinados, desafiando a su propia historia, poniéndole
señales a la remembranza', como escribiera Antonio García
de León. Estas fiestas y estas fotografías son parte ya de
la resistencia de los pueblos indios de Chiapas".
Se refirió a la imagen en la que vemos a una anciana
de Huixtán que besa el pie de Cristo crucificado (María junto
a la cruz, dijo). ''Lo besa con gran ternura. Varios señores observan
atrás de la gran cruz esta escena. Ella lo besa y ellos miran con
gran respeto. Seguramente los ojos de Raúl, en este momento, se
humedecieron. Aquí nadie habla. Aquí todo ha quedado en silencio.
Como el mismo papel".
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