México D.F. Domingo 25 de mayo de 2003
Celebran al periodista; recibió el Ortega y Gasset
Gabo, en el agasajo a Pombo en la embajada de Colombia
ARTURO CRUZ BARCENAS
El premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez dio muestra de su alegría y ritmo, la noche del pasado viernes, en la embajada de su país en México, cuando el grupo Guatapuri, que interpreta cumbia vallenata, tocó La gota fría, la pieza que internacionalizó a Carlos Vives.
El sonido de la guacharaca y del acordeón hicieron que Mercedes, la compañera del autor de Cien años de soledad, se acercara a la pista, marcara dos o tres rutinas y llamara a su pareja, para hacer de la velada algo memorable para los asistentes afortunados de haber sido invitados.
Las manos en alto, a veces apoyando la izquierda a la altura de la cintura, inclinando el cuerpo, para ejecutar giros propios del ritmo nacido en Valledupar, que en México tiene un digno representante: el regiomontano Celso Piña. La gloria viviente de las letras latinoamericanas llegó a la sede diplomática de Montañas Rocallosas, en Las Lomas, para rendir homenaje al periodista Roberto Pombo, quien recibió el Premio Ortega y Gasset 2003, por la columna titulada "... Y regresar vivo a la casa", publicada en la revista Cambio, edición 497, del 21 de abril de 2003.
Periodista declarado, García Márquez se negó a ser entrevistado. Al ver cerca de él una grabadora, con el foco rojo encendido, dio un pasito hacia atrás: "šno, no, no!", dijo. A la insistencia de que diera su punto de vista sobre Pombo, expuso: "Caimán no come caimán. Eso debes recordarlo". El periodista Carlos Payán Velver, director fundador de La Jornada, expresó sobre la negativa del escritor: "Así es él, qué le vamos a hacer".
A García Márquez le sirvieron un whisky en las rocas, con agua natural. Firmó decenas de copias de sus libros. Repartió sonrisas. Y bailó al ritmo frenético del vallenato, de la cumbia cieneguera, de La Conquista y otras tradicionales. A su lado, Angeles Mastretta y el propio Pombo bailaban alzando los hombros y cantando, sin más, una larga cumbia.
"Estoy en este oficio"
Pombo lleva más de 20 años en el periodismo. Es "una vida entera. El artículo mío premiado tiene que ver con las evocaciones sobre épocas distintas en Colombia. Se trata el tema de la violencia, pero sin puntualizarla. Sí se habla de las cosas que se podían hacer en Colombia, pero que ya no son posibles". En dos cuartillas, Pombo hace un gran apunte de nostalgia.
Sobre la imagen de su país en el extranjero, difundida en los medios masivos de comunicación, señaló: "Colombia es un país atípico y así son sus fenómenos; éstos son locales. Son una mezcla de atraso político y de democracia, en muchos sentidos; de diversidad cultural; de precariedad de desarrollo institucional; de prolongación de movimientos insurreccionales desde los años 60, que han derivado en otro tipo de manifestaciones.
"A Colombia hay que analizarla por regiones, y no tratar de globalizar el problema colombiano y, mucho menos, analizarlo desde posturas políticas tradicionales.''
El texto premiado, dice Pombo, "es una especie de retrato de un país que está entre rejas. Nosotros estamos por fuera de las rejas y no nos podemos ver. Es una especie de añoranza, pero que no es ingenua. Es de las mejores, como la que hace la gente mayor. Hablo de un país en el que todo mundo podía hacer las cosas sencillas".
Para Pombo, Colombia siempre está de moda. De varias bocinas salía el sonido de temas de Shakira y Juanes. "Hay muchos temas negativos; eso es lamentable. Es, sin embargo, un pueblo rico en muchos sentidos. Me parece triste, pero sobre todo equivocado, el uso del término colombianización. Hace injusticia a Colombia y al país al que se le aplica".
-ƑA qué le ayuda el premio Ortega y Gaseet?
-A inflarme el ego. Pero también a sentir que el oficio que hago (el periodismo), que es difícil, muchas veces ingrato, arriesgado, tiene sentido y vale la pena seguir. Implica mucho compromiso ético.
-ƑHasta dónde el compromiso de usted?
-Hasta la muerte.
Y se fue a bailar un vallenato. Pombo dirigió la recientemente desaparecida revista Cambio México y ahora será el director del diario El Tiempo, considerado el más importante de Colombia.
|