.. |
México D.F. Domingo 25 de mayo de 2003
Rolando Cordera Campos
Políticos contra política: el PRIgate
Quisiera haber dedicado este espacio a comunicarle al
lector lo grato que fue presenciar una escenificación de lo que
es un gran economista trabajando. Esto ocurrió el jueves pasado
en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma
de México, donde el premio Nobel Lawrence Klein, ante más
de 800 estudiantes y profesores, impartió una cátedra de
lo que significa "hacer" economía moderna. Nada qué ver con
la taumaturgia neoliberal o el tedio talmúdico del marxismo osificado
de otros tiempos, y sí mucho con el ejercicio del sentido común
y el atento contacto con la calle y el mundo, el estudio sistemático
de los clásicos y el cultivo de la sensibilidad y las destrezas
matemáticas, lejos estas últimas de la trama alambicada de
quienes confunden la gimnasia con la demagogia y creen que hacen más
economía mientras menos se les entiende a sus múltiples ecuaciones.
Vimos y escuchamos a un sabio en mangas de camisa y eso siempre gratifica,
más aún si se trata de nuestra lúgubre y, por desgracia,
cada vez más abstrusa disciplina.
Esta crónica tendrá que esperar, porque
este es tiempo de política electoral y el Partido Revolucionario
Institucional (PRI), incansable, nos ha ofrecido esta semana otro espectáculo
de desmesura que bien puede bautizarse como un PRIgate más
a su cuenta. Y no se trata de puro cuento.
El abogado Yúnez cargó de nuevo contra el
Instituto Federal Electoral (IFE) y acusó a su consejero presidente,
José Woldenberg, de ser "empleado" de Gobernación. De inmediato,
su exceso fue rechazado por algunos consejeros y periodistas, y todo parecía
indicar que en eso quedaría, en un exceso más de quien se
ha vuelto célebre por el cultivo del despropósito. Lo más
que podía esperarse es que sus lamentables bravatas le sirvieran
para una celebración nocturna con sus cuates o le ganaran un perplejo
y poco entusiasta aplauso de algún priísta desvelado, para
quien eso de que el IFE dependa de gober no debería ser objeto
de ataque por parte del PRI.
La calumnia de Yúnez, sin embargo, forma parte
de un ambiente político degradado que avanza sobre nosotros sin
piedad y que hay que tratar de disolver antes de que sea tarde. Hacerlo
es, primero que nada, responsabilidad de los partidos. Si el abogado del
PRI dijo lo que dijo porque está en su naturaleza es más
que probable, pero lo que importa es saber si debe o no inscribírsele
en una estrategia priísta destinada a minar la institucionalidad
política electoral vigente, por la vía del ataque sistemático
y avieso a la credibilidad de los árbitros del proceso que da origen
y asegura la reproducción democrática del país. Los
dirigentes de ese partido no han dado muestras hasta el momento (23/05/03),
de que estas implicaciones políticas y jurídicas de su lenguaraz
procurador les preocupen, y es esto precisamente lo que debería
preocuparnos.
Al respecto, quisiera insistir en lo que escribí
hace unos días, un tanto de bote pronto, en una colaboración
para Notimex. El licenciado Roberto Madrazo y el resto de los dirigentes
y cuerpos directivos del PRI, deben llamar a cuentas a su compañero
de partido, porque sus declaraciones pendencieras no pueden reputarse como
anecdóticas. Se trata de una arremetida, inaceptable viniendo de
un dirigente político, contra todo el orden jurídico-político
en el que el partido tiene que moverse, y esto afecta en primer lugar al
propio PRI.
Acusar a Woldenberg de ser "empleado" de Gobernación,
no sólo es calumnioso e infamante, falso y estúpido, sino
un ataque frontal contra la legalidad democrática. Nada más
por eso, Madrazo tendría que excusarse y retractarse, porque es
su propia credibilidad como dirigente lo que se pone en cuestión.
Lo dicho por su compañero de armas es en extremo grave, pero sería
ingenuo reclamarle a éste que ofrezca explicaciones o disculpas.
El, con toda evidencia, forma parte de este bochorno y esta vergüenza
que hoy nos abruma y amenaza. Lo que urge, es que el PRI salga al paso
de una amenaza que también va en su contra.
Es probable que los pregoneros empresariales tengan razón
y sea en la política donde se encuentre el eslabón más
débil de la cadena del cambio que México busca. Pero es en
ella que hay que buscar el remedio. Por la vía del diálogo
sin duda, pero sobre todo mediante el código y las claves democráticos
que no excluyen la confrontación pero reclaman siempre el compromiso
con unas normas que apenas empezamos a respetar e inventar. De otra suerte,
la política, más que débil se volverá eslabón
perdido. Y con una economía para la que ahora se nos pide ser pacientes.
Mala hora
|