Rechaza otra vez la hipótesis de la confusión

Asegura la Iglesia: el gobierno "no ha querido resolver" el crimen

ALMA E. MUÑOZ

La arquidiócesis de Guadalajara, mediante su periódico Semanario, rechazó nuevamente la tesis de la confusión en la muerte del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. Sostiene en su editorial que es de elemental sentido entender que el purpurado iba a ser asesinado porque "se opuso a que las clases políticas en el poder siguieran manejando el narcotráfico con la más cínica impunidad, que la justicia que la misma clase manejaba estuviera a su servicio".

Un crimen de esta magnitud, se afirma en la edición 329 del informativo, "no podía ser planeado por gente común y corriente, ni siquiera por narcotraficantes, sino por personas de poder político y económico". Como el prelado alzó la voz en varias ocasiones, "estaba arriesgando su vida, enfrentándose a los dueños de México. Así comenzó la historia de una muerte anunciada, pero que tenía que ser disimulada". Y el actual gobierno, acusa, "no ha querido o no ha podido resolver" este asunto.

El periódico, que se distribuye entre los feligreses de la región pastoral jalisciense, sostiene que el jerarca católico "no podía juzgar públicamente ni llevar a los culpables ante los tribunales porque lo iban a ignorar, pero tenía que decírselos de una forma directa, alzando su voz, como lo hizo en varias ocasiones".

En el texto, titulado "Asesinato de sentido común", la curia -a cargo del cardenal Juan Sandoval Iñiguez- refuta la versión de la Procuraduría General de la República de que la muerte del cardenal Posadas Ocampo fue producto de una confusión. "Nadie se confunde a medio metro de distancia, en plena luz del día, con una claridad como la que hemos experimentado en las últimas semanas".

Al tiempo que celebra misas en memoria del cardenal, 10 años después de los sucesos en el aeropuerto internacional de Guadalajara, lamenta que el gobierno foxista "no ha querido o no ha podido resolver este asunto satisfactoriamente por más que lo prometa el funcionario al que corresponde hablar del tema. Tienen todos los elementos indispensables para haberlo resuelto. Sólo hay verdadera desilusión y enorme desencanto".

Es de sentido común, puntualiza el Semanario, "entender que el asesinato del cardenal Posadas se tenía que planear como una confusión, de otra manera iba a parecer lo que ahora se quiere negar: muerte directa. Tenían sus asesinos intelectuales muchas posibilidades de ejecutar al arzobispo, pero eligieron ésta, que todavía sigue confundiendo a mucha gente, que sigue siendo polémica".

No hay cabida para entender, de acuerdo con la arquidiócesis de Guadalajara, que ninguno de los grupos de narcotraficantes que se enfrentaron esa ocasión sufriera baja alguna. "Los cabecillas llegaron sanos y salvos a sus destinos, porque no eran los destinatarios de la muerte, sino el purpurado tapatío".