Después de 15 años se descubrió
que esta fue la final de 100 metros más polémica en JO
Además de Johnson, Lewis y Christie corrieron
dopados en Seúl
El Hijo del Viento dio positivo con seudoefedrina,
la misma sustancia que arrojó Diego Armando Maradona en el Mundia
de EU 94 El brasileño Robson Caetano habría obtenido el
oro
DPA
Madrid, 18 de abril. La imagen es inolvidable y
todavía escalofriante: Ben Johnson baja el ritmo y gira levemente
la cabeza para mirar a unos pasos de la meta, con soberbia, a sus rivales,
quienes a varios metros de distancia no pueden impedir que el canadiense
gane el oro en 100 metros de los Juegos Olímpicos de Seúl
1988.
Horas después el Comité Olímpico
Internacional (COI) le quitaba el oro, daba a conocer su dopaje positivo
con anabolizante estanozolol y ponía en un avión al protagonista
del mayor escándalo de consumo de sustancias prohibidas de todos
los tiempos.
Quince años más tarde la final del estadio
olímpico de Seúl parece ser la más lenta de la historia.
Carl Lewis, el Hijo del Viento, el atleta del siglo XX, el hombre
que no dudó en denunciar que Johnson había corrido dopado,
está bajo sospecha de todo el mundo. El oro que ganó tras
la descalificación de Ben podría también estar manchado
y con él la final entera.
Documentos en poder de Wade Exum, director de controles
antidopajes del Comité Olímpico de Estados Unidos (USOC),
revelan que Lewis fue uno de los más de 100 atletas estadunidenses
que dieron positivo entre 1988 y 2000 sin recibir sanciones por parte del
USOC, que ocultó los casos. Los deportistas involucrados ganaron
19 medallas olímpicas.
Como
destaca hoy el diario británico The Guardian, las denuncias
conocidas el miércoles en EU por medio de la revista Sports Illustrated
implican que "los tres primeros hombres en cruzar la meta en la final
de los 100 metros en Seúl estaban implicados en grandes escándalos
de dopaje''.
Johnson dio positivo por estanozolol, la principal razón
de su descomunal musculatura. Hoy es entrenador personal de Soad Gaddafi,
hijo del jefe de Estado libio Muammar Gaddafi. Lewis -se sabe ahora- dio
positivo por seudoefedrina -la misma sustancia que expulsó del Mundial
de EU 94 al argentino Diego Maradona.
Mientras vivió de su fama de adalid de la lucha
contra el dopaje, Lewis dedicó en los últimos años
parte de su tiempo a participar en películas de clase B como Atomic
Twister o Alien Hunter.
El británico Lindford Christie, tercero en la carrera,
pero plata tras la descalificación de Johnson, sorteó con
lo justo la sombra del dopaje en aquellos inolvidables juegos.
Eran las tres de la madrugada en Seúl cuando un
panel del COI aceptó, por 11 votos contra 10, que la seudoefredina
encontrada en su organismo tras su cuarto puesto en 200 metros se originaba
en un te de ginseng que el británico alegó haber tomado.
Según testigos, dos de los votantes estaban dormidos. Once años
después Christie daba positivo por nandrolona.
Tercero en el podio fue el estadunidense Calvin Smith,
del que no se sabe nada hoy. Cuarto tras la descalificación de Johnson
fue otro estadunidense, Dennis Mitchell, que hace cuatro años protagonizó
un momento grotesco para justificar un positivo de testosterona.
Según el atleta, cuatro encuentros sexuales con
su esposa y seis cervezas eran la causa. No convenció a nadie, fue
sancionado por dos años y fue su final en el atletismo.
Con esta cadena de sospechosos cabría pensar que
si los controles antidopaje y quienes los llevaban adelante hubieran sido
serios, el sexto en cruzar la meta -quinto finalmente-, el brasileño
Robson Caetano da Silva, podría haber subido al podio. O haber obtenido
el oro en 100 metros, donde fue bronce tras Joseph DeLoach y Lewis, ambos
sospechosos hoy. Pero el COI acabó rápidamente con la idea.
"¿Se pueden cambiar los medallistas? No'', dijo
Giselle Davies, portavoz del COI, al diario Denver Post. La carta
olímpica considera que ninguna decisión de entregar o quitar
medallas puede ser modificada tres años después de haberse
celebrado la competencia.
Pero eso no impide que la sospecha crezca. "Los documentos
(de Exum) prueban lo que la comunidad deportiva sospechaba desde hace tiempo:
EU no tomó en serio los controles antidopaje, mientras acusaba al
resto del mundo, en especial a la Unión Soviética y Alemania
Oriental, de apelar al dopaje'' señala The Guardian.
Sin embargo, el problema no parece estar en una persona,
sino en el sistema. Como recuerda hoy el diario australiano The Sydney
Morning Herald, al menos un atleta estadunidense dio positivo por esteroides
en 1999, lo que no le impidió competir en los Juegos de Sydney 2000,
donde ganó una medalla de oro.
Hasta el día de hoy, EU se rehusa a revelar su
nombre o el de los otros 13 atletas que también dieron positivo
en la recta final a los juegos, donde participaron del cada vez más
dudoso sueño olímpico.