Falta una buena formación cinematográfica,
coinciden estrellas del cine nacional
Las grandes películas surgen de la colaboración
actor-director
Trabajo mal remunerado y poca producción se suman
a los problemas de esta industria
Las posiblidades del video digital, otro de los temas
de las mesas organizadas por Argos
MARIANA NORANDI ESPECIAL
Las mesas de debate en torno a la situación actual
del cine mexicano, que tuvieron lugar en la escuela de artes escénicas
de Argos, finalizaron el sábado pasado con la presencia de reconocidos
actores y directores del cine nacional. Se planteó la problemática
del actor en México y se analizó la función del teatro
como escuela del actor cinematográfico. Participaron Bruno Bichir,
Vanessa Bauche, Arcelia Ramírez, Luis Felipe Tovar y Roberto Sosa.
No todos los participantes estuvieron de acuerdo en que
para ser un buen actor de cine hay que tener la experiencia del teatro,
pero coincidieron en que en nuestro país no existe una buena formación
cinematográfica. La mayoría de los actores se forman en el
teatro -a pesar de que se trata de un lenguaje actoral diferente- o con
la experiencia de los rodajes.
Luego,
se habló sobre la polémica relación del actor con
el director. Vanessa Bauche comentó: "la mayoría de los directores
de este país nos ven como una pesadilla. Para ellos cuanto menos
hablemos y propongamos, mejor".
A ello Bichir añadió: "el actor que piensa
es creativo, y el actor creativo, propone. Es entonces cuando se origina
el problema porque el director no prevé actores propositivos. Pero,
cuando hay colaboración entre actor y director, es cuando surgen
las grandes películas".
Mal remunerado
Otro problema es que el trabajo del actor en México
no está bien remunerado. Bruno Bichir expresó: "hemos devaluado
el trabajo de los actores. No puede costar más el coche que se hunde
en una película que el trabajo del actor. También lo vemos
en las coproducciones. No puede estar tan desproporcionado el sueldo de
un español respecto del de un mexicano". Luis Felipe Tovar continuó:
"No estamos bien remunerados, pero además, como existe tan poca
producción, los actores nos tenemos que ajustar a lo que hay. Antes
los guiones se adaptaban al actor. Si Pedro Infante sabía boxear
o montar a caballo, se hacían películas que tuviera que boxear
o montar a caballo. Ahora hay que meterse en trajes que no son para nosotros.
Si yo no sé andar en moto pues, ni modo, me subo a una moto".
En cuanto a la situación actual del cine mexicano,
Roberto Sosa afirmó: "Me da miedo cuando oigo hablar del resurgimiento
del cine mexicano. Mientras no haya 50 películas al año en
vez de 12, y los actores no podamos elegir qué película queremos
hacer, no podemos hablar de resurgimiento. Al haber tan poca producción,
siempre somos los mismos". Luis Felipe contradijo a Sosa diciendo: "estoy
cansado de oír hablar de la época de oro del cine mexicano.
Para mí ésta es la mejor época, ya que nuestras películas
nunca tuvieron tanta trascendencia".
Diversas formas de contar historias
La mesa de directores corrió a cargo de Antonio
Serrano (Sexo, pudor y lágrimas), Carlos Carrera (El crimen
del padre Amaro), María Novaro (Danzón) y Jorge
Fons (El callejón de los milagros). A la pregunta que sugería
el título de esta mesa, ¿Cómo se cuentan las historias
hoy?, Jorge Fons contestó: "se cuentan cosas distintas y de diferentes
formas. Reflejando el tiempo en que vivimos, la imagen cinematográfica
actual es vigorosa, frenética y sicodélica. Hay otros que
cuentan las historias de manera más tradicional y, entre ambos puntos,
se forma todo un abanico de variedad temática y formas de contar
las historias muy amplio".
María Novaro planteó las nuevas posibilidades
que se abren con el video digital: "creo que trae muchos beneficios, como
liberar a los actores de restricciones de material o permitirles improvisar.
El problema es que, para que llegue a la gente, lo tienes que pasar a formato
de cine, y es caro". Fons añadió: "el video digital democratiza
el cine porque, con este formato, todo el mundo puede hacer cine".
Asimismo, surgió el tema de la complicada relación
director-actor. Antonio Serrano dijo al respecto: "hay que ser permeable
con el actor, pero el actor también lo tiene que ser con el director
porque, finalmente, nosotros, como capitanes del barco, tenemos la responsabilidad
de llegar sanos a puerto".
El debate finalizó con la idea de que para lograr
un cine fructífero, creativo y de prestigio, es muy importante realizar
más mesas de reflexión en torno a a ese arte en México,
que, pese a sus problemas, ha tomado un nuevo e interesante camino.