CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
El poder de la firma
AHORA QUE FRENTE a nosotros ha crecido, y bien podríamos decir que se ha desarrollado esa parte de la ciudad llamada "segundo piso", las opiniones que condenaron a priori su construcción, por motivos políticos, ecológicos, económicos o simplemente porque las molestias que causaría su edificación les harían pasar malos ratos, han venido cambiando en buena cantidad.
EL RESULTADO ERA previsible. Si bien los argumentos opositores en algún momento se nutrieron de razonamientos tan supuestamente sólidos como la necesidad de incrementar la red de transporte colectivo, por un lado, el aumento del parque vehicular privado, la fragilidad en línea del ambiente respirable y las acciones de gobierno que tienden a reformar y ampliar el transporte popular, por el otro, convirtieron al proyecto en una necesidad insoslayable.
LAS AMENAZAS DE un permanente caos vial en las principales arterias de la ciudad, debido al aumento constante de automóviles en circulación, principalmente, y el peligro de hacer aún más sucio el ambiente respirable, entre otras realidades, permearon muchas conciencias que de buena fe miraban en los segundos pisos un gasto innecesario en una ciudad con extraordinarias carencias.
OTROS PROMOTORES DE la inconformidad aún persiguen sus intereses e inclusive se han servido de la controversia que causó el proyecto para crear bases tramposas de supuestas militancias.
NO PUEDE Y no debe escapar a la memoria de nadie que desde el Partido Acción Nacional se recolectaron firmas de ciudadanos inconformes con la obra, aunque para realizar tal manifestación de inconformidad no era necesario pertenecer a ese instituto político.
HASTA HACE NO mucho tiempo nadie sabía qué había sucedido con aquellas firmas que no necesariamente engrosaron el padrón panista, por el contrario, quedaron sin identificación política clara.
LA GENTE DE aquella lista que por un lado se sintió utilizada por Acción Nacional y por el otro no cabía en el PRD tampoco fue a parar en algún rincón del olvido político, por el contrario, suponía de entrada una fuerza que despertó el apetito político de muchos que tampoco se encuadraban dentro del espectro partidista del país.
POR ESO ES que no hubo sorpresa cuando alguien lanzó la especie de que todas aquellas firmas, muy seguramente sin la consulta de los ciudadanos que las estamparon, ha-brían sido utilizadas para dar base a la creación de una nueva organización política.
Y NO SOLO eso, también, según se dice, inspiró a los talentosos políticos para darle nombre al esfuerzo ciudadano convertido en organización política. Allí quedó por ejemplo Jorge Alcocer, ex militante de la izquierda, servidor de la derecha y hoy oportuno líder político.
POR AHI MERODEA otro tránsfuga de la ideología cuyo nombre se asocia con George W. Bush. Sí, claro, Jorge El Yanqui Castañeda y otros que están a punto de dejar sus puestos y se niegan a abandonar los beneficios de la política mexicana, de cuyos nombres sí me acuerdo y a los que habremos de referirnos en alguna otra entrega.
POR LO PRONTO no estaría mal que en el IFE se hiciera una buena investigación para saber cuántos nombres de los que aparecen en la lista de los inconformes con la construcción de los segundos pisos son los mismos que dan base a la petición de registro del partido Fuerza Ciudadana. Tal vez hallaría raras coincidencias o tal vez se despeja-rían dudas que más adelante van a pesar en el ánimo de los votantes. Ya veremos.