Sólo así se explican las multas administrativas por anomalías en campañas de 2000
Exponen analistas complicidad entre PRI y AN
Sólo una deliberada complicidad entre el PRI y el PAN puede explicar que los casos Pemexgate y Amigos de Fox no prosperen más allá de unas cuantas sanciones relativas a las campañas de Francisco Labastida y Vicente Fox. "Está visto que no sucederán grandes cosas ni de parte del Instituto Federal Electoral (IFE) ni del Poder Judicial", resumió Luis Javier Garrido, articulista de La Jornada, durante un foro en la Casa Lamm.
No hay indicios que apunten a que los daños recíprocos serán mayores cuando ya transcurrieron casi tres años y las indagatorias terminan por revelar sólo multas administrativas, soslayando los expedientes de lavado de dinero, apuntó Gustavo Castillo, reportero de este diario, quien ha investigado de cerca ambos asuntos.
El moderador Angel Guerra recogió las inquietudes de los asistentes al encuentro la noche del lunes pasado en la restrenada Casa Lamm, quienes manifestaron su interés por acercar documentación del caso para que sea difundida.
Garrido planteó que Amigos de Fox y Pemexgate aparecen como grandes casos de corrupción desde el aparato del Estado con una complicidad compartida, por no descubrirse mutuamente. "El foxismo y el priísmo están conectados en una suerte de amafiamiento que se protege y también al grupo empresarial en la elite, que es el mismo que el de los regímenes priístas."
Hasta el momento ninguno de los partidos ha presentado mayores pruebas que apoyen las denuncias en ambos casos, indicó Castillo. Tampoco el recién liberado Eduardo Fernández ha facilitado la documentación que aseguraba tener en torno a Amigos de Fox, añadió. En los días de arraigo se debe haber consolidado el acuerdo PRI-PAN para diluir los dos casos, aventuró Garrido.
Por otra parte, la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales sólo ha remitido a la Unidad Especializada contra el Lavado de Dinero, después de meses, la misma información que presentó el priísta Enrique Jackson durante la precampaña de 2000, recordó Castillo.
Garrido habló también de que persiste la impunidad en los crímenes de Estado que perpetraron los regímenes de Carlos Salinas y de Ernesto Zedillo. Fox optó por apoyarse en los soportes del priísmo en lugar de desmantelar el sistema de corrupción que heredó de su antecesor. El empresariado que se benefició con Salinas y Zedillo es el mismo que lo hace con Fox, quien sólo trata de negociar la aplicación de la ley, abundó.
Además, en los escándalos Amigos de Fox y Pemexgate, continuó Garrido, avanza el desprestigio del IFE, que ha tenido conductas dudosas que sólo han propiciado la extensión de la impunidad.
"Lo que nos resta conocer es cuáles son los intereses extranjeros con los cuales se comprometió Fox en su campaña, que están hoy gravitando sobre su gobierno, aunque no resulta aventurado afirmar que son los mismos con los que hoy se relaciona George W. Bush para invadir Irak, es decir, Enron y Halliburton."
Está visto que no se va a proceder contra los personajes protagonistas de Amigos de Fox y mucho menos contra una asociación como Vamos México, encabezada por Marta Sahagún. En resumen, el lavado de dinero apareció en la campaña de 88, después en 94 y hay razones fundadas para pensar que así fue en 2000. Se ha fortalecido el narcosistema de poder y por ello puede afirmarse que no hubo transición y que es patente la descomposición política, concluyó Garrido.
Renato Dávalos, también reportero de este diario, señaló a su vez que después de casi tres años de gestión foxista, se ha ido decantando la simbiosis entre priísmo y foxismo que abrió la puerta y explicó en buena medida la alternancia en el poder en 2000.