Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 2 de abril de 2003
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Mundo

Debate nacional sobre si las críticas al conflicto bélico deben ser suspendidas

El patriotismo, elemento clave en EU

La reducción de la libertad de expresión, "efecto cierto de la agresión", dice Howard Zinn

DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES

Nueva York y Washington, 1Ɔ de abril. "La gente co-mún no desea guerra, pero a fin de cuentas son los líderes de un país los que determinan la política y siempre es un asunto simple arrastrar a la gente, sea una democracia o una dictadura fascista, un Parlamento o una dictadura comunista. Con voz o sin voz, el pueblo siempre puede ser llevado a cumplir con los líderes. Eso es fácil. Todo lo que tiene que hacerse es decirles que están bajo ataque, denunciar a los pacifistas por su falta de patriotismo y por exponer al país al peligro. Funciona igual en cada país", dijo al-guien que sabía de lo que hablaba: Hermann Goering -brazo derecho de Adolfo Hitler- du-rante los juicios de Nuremberg.

Los listones amarillos -símbolo de apoyo a las tropas- proliferan en árboles y postes por todo el país y las banderas nacionales ondean en manos de niños y viejos, frente a casas y empresas y en la televisión.

En los eventos deportivos profesionales y las escuelas el himno nacional y otras canciones como Dios bendiga a América se entonan con mayor pasión y lagrimas. Esta semana comenzó la temporada de la Liga Mayor de beisbol y en estadios como Atlanta se solicitó a los fanáticos llegar vestidos de los colores nacionales.

En varios estadios se realizaron actos "en apoyo a nuestras tropas" con sobrevuelos de aviones caza como parte del espectáculo. En Nueva York, la torre del Empire State Building está vestida cada noche con luces patrióticas: rojo, blanco y azul.

El patriotismo ha inundado al país una vez más, y se ha vuelto un ingrediente esencial -como siempre- de la guerra.

Las encuestas siguen registrando que más de dos tercios de la población apoyan la guerra, a pesar de la falta de pruebas de las justificaciones oficiales (armas de destrucción masiva, la inminente amenaza de Irak contra la seguridad nacional, el vínculo entre Saddam Hussein y Al Qaeda; como dice el refrán famoso, "la verdad es la primera victima de la guerra") y la oposición masiva de gran parte de los gobiernos y pueblos del planeta. ƑCómo explicarlo?

Ahora con el conflicto bélico en pleno de-sarrollo hay un gran debate aquí sobre si las críticas deben ser suspendidas ya que "nuestros hijos" están en batalla. Pero también hay gran pugna sobre quién o cómo se define la lealtad y el patriotismo.

Tanto los opositores como los promotores de la guerra insisten que son patrióticos.

"Lo más patriótico y la mejor forma de apoyar a nuestras tropas es demandar que regresen de una guerra injusta e ilegal", comentó un opositor en una de tantas manifestaciones recientes contra la guerra.

Protestas y contramanifestaciones

El debate en las tres principales coaliciones antiguerra en este país es precisamente có-mo proyectar el mensaje de que estar contra la guerra no es antipatriótico.

En las manifestaciones contra la guerra hay frecuentemente pequeñas contramanifestaciones que corean "USA, USA, USA" con pancartas que dicen "Apoyen a nuestras tropas". Esto se repite por todas partes.

Mientras se llevan a cabo las batallas en el desierto de Irak, la lucha sobre a quién pertenece la bandera estalla en Estados Unidos.

Pero el patriotismo siempre ha funcionado como arma de los guerreros para susmdf00174 propósitos, tal como lo señaló Goering.

Desde el 11 de septiembre de 2001 el go-bierno ha hecho todo lo posible para nutrir la idea de que el país está bajo ataque y libra una guerra contra "los malévolos", los "que odian a Estados Unidos, la libertad, la de-mocracia y la civilización" (todo en una frase; o sea, un ataque contra este país es contra la humanidad y sus mejores ideales).

Con su declaración de "guerra contra el terrorismo" ha logrado imponer un sistema de seguridad interna, tal vez, sin precedente y a la vez justificar el uso de la fuerza en cualquier rincón del mundo. Oponerse a esta política es no apoyar la "defensa" de la nación, no ser "patriótico".

Con esto también se intenta borrar la historia de las acciones "terroristas" de Estados Unidos, como lo ha señalado en varias ocasiones Noam Chomsky. Este ha dicho que en muchas partes del mundo se considera a Estados Unidos como el "principal Estado terrorista" y recuerda que es el único país que ha sido formalmente condenado por terrorismo internacional por la Corte de Justicia de La Haya (en el caso de Nicaragua, en 1986).

Pero el que recuerde esta historia, quien se oponga, cuestione o critique estas políticas bélicas y de control interno, es considerado como irresponsable ante los peligros que enfrenta su nación y su patriotismo es puesto en duda. Si es inmigrante, peor: uno es sospechoso por definición. Esta es la guerra en el frente interno.

El historiador Howard Zinn señala que esto no es nuevo y que el filósofo francés Jean Jacques Rousseau comentó que los países conquistadores "hacen la guerra igual contra sus sujetos y sus enemigos", y Thomas Paine, ensayista de los tiempos de la revolución estadunidense, escribió que "el hombre no es el enemigo del hombre sino me-diante un sistema falso de gobierno". George Orwell comentó que las guerras son principalmente "internas".

Zinn concluye que "un efecto cierto de la guerra es la reducción de la libertad de expresión. El patriotismo se convierte en el orden del día y quienes cuestionan la guerra son percibidos como traidores que de-ben ser silenciados y encarcelados".

Zinn comenta que "estamos intimidados por la palabra patriotismo, tememos ser llamados antipatrióticos (...) Aun los símbolos del patriotismo, la bandera y el himno nacional, se convierten en objetos de adoración y aquellos que rehúsan venerarlos son tratados como herejes". Mientras tanto, este tipo de patriotismo facilita la promoción de una guerra.

El escritor estadunidense Mark Twain, a principios del siglo XX, al ver las guerras en Cuba y Filipinas, habló de cómo se promueve la guerra en este país: "Un grupillo gritará por guerra. La gran masa se sobará sus ojos dormilones e intentará entender por qué debería haber una guerra, y dirán honesta e indignadamente: 'es injusto y deshonesto y no hay necesidad'. Entonces, los pocos gritarán aún más fuerte. Poco después se verá algo curioso: oradores antiguerra serán bajados del estrado a pedradas, y la libre expresión se verá estrangulada por hordas de hombres furiosos que están de acuerdo con los oradores pero no se atreven a confesarlo. Próximo paso, los estadistas inventarán mentiras baratas... y cada hombre estará contento con estas mentiras y las estudiará porque apaciguará su conciencia; y así poco a poco se convencerá de que la guerra es justa y dará gracias a Dios por poder dormir mejor como resultado de su autodecepción".

Los actuales gobernantes entienden muy bien esta dinámica, y la retórica empleada para justificar esta guerra retoma las mismas frases que en todas las anteriores: la "defensa" de la nación contra la "amenaza exterior contra nuestro modo de vida", la guerra en nombre de la "libertad" (y por lo tanto, que la guerra de Irak es de "liberación", no ocupación) y para promover la "democracia" y, claro, todo en nombre de Dios.

El patriotismo sirve para defender eso y en un país que es el poder dominante del mundo ese patriotismo es, según esto, la defensa de todo el mundo en esta imagen.

De ahí la confusión popular, casi infantil, ante protestas y oposición contra Estados Unidos en el mundo, sea de manifestaciones contra Washington en alguna esquina del mundo o los desacuerdos diplomáticos con Francia o México en el contexto actual, que culmina en la pregunta de por qué nos odian, ya que Estados Unidos está dedicado a defender lo mejor para todos en el mundo.

Vale recordar que al explicar los atentados del 11 de septiembre de 2001 (que se utiliza para justificar la actual guerra contra Irak) el análisis del New York Times, cinco días mas tarde, fue que "los perpetradores actuaron por su odio a los valores apreciados de Occidente como la libertad, la tolerancia, la prosperidad, el pluralismo religioso y el sufragio universal".

Disidencia sin precedente

Pero el patriotismo y la aparente aceptación amplia de esa política también provocan reacciones encontradas en este país. Ante todo hay que subrayar la enorme disidencia que se expresa en dimensiones sin precedente en estas etapas de un guerra.

Los cientos de miles de manifestantes, los más de 140 concejos municipales que han expresado su oposición a la guerra, las principales iglesias, los sindicatos a nivel local y regional (algunos, pocos, a nivel nacional), los estudiantes y los veteranos de pa-sados conflictos bélicos cuestionan y rechazan la definición oficial de patriotismo, que es subordinarse a la versión del gobierno sobre lo que está pasando.

"El patriotismo parece estar cayendo en manos de cualquiera que lo reclame a ma-yor volumen, y nos quedamos luchando para encontrar una definición en un clamor de reacción -escribió la autora Barbara Kingsolver poco después de los atentados en Nueva York y Washington, en 2001-. Esto es lo que estoy escuchando: el patriotismo se opone a la única legisladora que votó en conciencia (contra autorizar la fuerza) en lugar de seguir una horda enfurecida.

"El patriotismo amenaza a la libre expresión con muerte. Se enfurece por la renuencia pensadora, la crítica constructiva sobre nuestros líderes y las peticiones por la paz. Odia a personas nacidas en el extranjero que han dedicado años aprendiendo nuestra cultura y aportando sus talentos a nuestra economía. Ha culpado específicamente a homosexuales, feministas y a la Unión Americana de Libertades Civiles. En otras palabras, Ƒla bandera estadunidense representa la intimidación, la censura, la violencia, la intolerancia, el sexismo, la homofobia y poner a la Constitución como una espada? ƑA quiénes estamos llamando te-rroristas aquí? Se me ocurre que mi deber patriótico es recapturar mi bandera de los hombres que ahora la están ondeando en nombre del jingoísmo y la censura".

Pero como tantas veces lo ha señalado Noam Chomsky, nunca se debe subestimar el poder de la maquinaria de propaganda en Estados Unidos, particularmente en tiempos de guerra. Con el mensaje abrumador trasmitido por todos los medios masivos de que los objetivos de Washington son defender al bien del mal, a los estadunidenses de una "amenaza" que "nos odia" y derrocar a un "dictador brutal" para "liberar" a su pueblo en una guerra realizada en "nombre de la paz", y que los "mejores" hijos de Estados Unidos se están sacrificando en el de-sierto a 10 mil kilómetros de casa para lograrlo -todo bajo la bandera estadunidense-, no es difícil entender cómo el patriotismo sirve a las políticas bélicas y de control interno de este gobierno.

"El patriotismo es el último refugio del truhán", dijo Samuel Johnson, el gran crítico literario inglés del siglo XVIII.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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