Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 31 de marzo de 2003
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Librería    
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 

Editorial
 
BUSH Y BLAIR, ASESINOS DE CIVILES

sol-2La guerra lanzada por Estados Unidos contra Irak llega hoy a su decimoprimer día sin que las fuerzas invasoras hayan logrado traducir su abrumadora ventaja tecnológica y numérica en una perspectiva clara de triunfo militar. Por el contrario, pese a las incontables pérdidas humanas y materiales infligidas al país árabe, es-tadunidenses e ingleses parecen perder la iniciativa y es posible que en los próximos días la opinión pública mundial se entere de una reformulación general de la estra- tegia agresora, si no es que de cambios y dimisiones de importancia en su cadena de mando.

Más allá de especulaciones, los hechos de estos once días han dejado suficientemente claro que el interés del gobierno de George W. Bush no es despojar a Irak de sus supuestas armas de destrucción masiva, sino apoderarse del país árabe, y que el enemigo a derrotar no es el conjunto de fuerzas militares del régimen de Bagdad, sino la población iraquí -mujeres, hombres, niños y ancianos-, la cual ha sido objetivo de las bombas inteligentes con tal regularidad que resulta insostenible pretender que los ataques a mercados, escuelas, zonas habitacionales, depósitos de alimentos e instalaciones de servicios civiles -como las centrales telefónicas y los locales de las televisoras- son meramente accidentales.

Después de incontables atentados aéreos que matan y lesionan a decenas o centenares de civiles es claro que el "terror" y la "conmoción" buscados por los soldados de Bush y de Tony Blair no están primordialmente dirigidos contra las filas de la Guardia Republicana o las fuerzas regulares del ejército iraquí, sino que pretenden desmoralizar al país en su conjunto y desgarrar el tejido social desde sus bases fundamentales: las familias, los vecindarios, los sitios de trabajo, los medios empleados por los ciudadanos de Bagdad y Basora para comunicarse entre sí. Queda cada vez más claro que los estrategas de Bush y Blair, ante las enormes dificultades que experimentan para causarle a Saddam Hussein un daño decisivo y fulminante en su aparato militar, están apostando a matar a la mayor cantidad posible de sus gobernados.

Tales prácticas significan un salto cualitativo en la ilegalidad de la agresión a Irak: ésta significa, por sí misma, una grave violación a las normas de convivencia internacional plasmadas en la Carta de la ONU, pero los ataques contra la población civil representan crímenes de lesa humanidad, tan repudiables como los perpetrados el 11 de septiembre del año antepasado en Nueva York y Washington, pero en una escala mucho mayor. Tarde o temprano, e independientemente del curso que tomen las operaciones militares actuales en Irak, los gobernantes estadunidenses y británicos tendrán que responder por los civiles indefensos que están asesinando.
 

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año