La discusión sobre ayuda humanitaria, ardid de Washington para desviar la atención
México no debe encubrir a EU en el Consejo de Seguridad: expertos
"Si el país asume una posición entreguista perdería el doble y se convertiría en cómplice": Sosa
KARINA AVILES
El papel de México al asumir la presidencia del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) debería ser señalar, en primer lugar, que Estados Unidos pasó por encima del consejo, y adoptar las medidas conducentes para detener la agresión al pueblo iraquí, consideró Edmundo Hernández Vela-Salgado, académico de relaciones internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS) de la UNAM.
Sin embargo, añadió, la postura real del actual gobierno mexicano demuestra que es poco probable que el país promueva tan siquiera un pronunciamiento del consejo sobre la agresión estadunidense, y más bien existe el riesgo de que México encubra la invasión mediante la discusión de la ayuda humanitaria a Irak, como pretende el vecino país del norte.
Lo anterior, dijo, significaría "darle carta blanca al pistolero mundial para imponer lo que se proponga".
En entrevistas por separado, Hernández Vela-Salgado, el politólogo Juan Valdés Paz, de la Universidad de La Habana, y el profesor-investigador Samuel Sosa, del Centro de Relaciones Internacionales de la FCPS, realizaron una reflexión sobre la responsabilidad que enfrenta México al asumir mañana la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU, así como el futuro de dicha organización.
Hernández Vela-Salgado, autor del Diccionario de política internacional, explicó que lo primero sería declarar que Estados Unidos "se ha saltado al propio consejo", que violó la resolución 1441 y la Carta de la ONU, las cuales en ningún momento autorizan a un país a actuar en contra de otros, y también pasó por encima del derecho internacional.
El siguiente paso sería adoptar las medidas conducentes para detener la invasión a Irak. Sin embargo, el propio Consejo de Seguridad está "inhabilitado" para tomar medidas al respecto, por la sencilla razón de que los agresores forman parte, de manera que la vía de una resolución votada no es el camino.
A lo más que se podría llegar, dijo, sería a emitir una declaratoria contra la invasión inducida por miembros permanentes del consejo y apoyada por los no permanentes. No obstante, el reclamo del cese de la agresión "no tendría fuerza coactiva, sino sería un llamado solamente".
Pese a lo anterior, "sería lo único que ayudaría a componer el honor y dignidad del Consejo de Seguridad, aplastado por una acción unilateral". La otra parte implicaría que frente a la división de los miembros del consejo se autorizara a la Asamblea General a tratar el asunto, "aunque a lo más que se podría llegar sería a una resolución declaratoria exigiendo al Consejo de Seguridad que asuma su papel".
Es decir, "estamos ante un bloqueo", y en ese contexto es fundamental que crezcan las manifestaciones y las presiones en contra de la invasión estadunidense. Sobre el futuro de la ONU comentó que si realizara lo que se espera de ella se recuperaría -aunque no de forma automática-, porque la multilateralidad privaría sobre la unilateralidad.
Si, por el contrario, subsiste a costa de sancionar "como legítimo un hecho ilegal e ilegítimo", será "un instrumento en las manos de sus propios agresores y detractores, una institución utilizada por Estados Unidos y sus compinches, y ningún país podría esperar justicia ni un régimen de paz y seguridad confiable".
Por su parte, Samuel Sosa señaló que México tiene la responsabilidad de respaldar la postura que manifiesta en términos declarativos y, en ese sentido, tendría al menos tres tareas: promover un consenso para frenar de inmediato la guerra; inducir un consenso en contra de la fuerza, que es la nueva forma de establecimiento del imperio, y coadyuvar en la reconstrucción "del edificio desmoronado de la ONU".
El investigador consideró que las presiones de Estados Unidos sobre México "ya no podrían ir más allá", porque afectaría sus propios intereses. De tal forma, "se lograría mucho con hacer oír la voz mexicana conforme a su tradición, además de que sería una oportunidad para levantar un nacionalismo antimperialista".
Si el país asume una posición entreguista perdería el "doble" y sería un cómplice más de la forma imperial del uso de la fuerza como método para solucionar los conflictos y del abandono de la política, el diálogo y las soluciones pacíficas, indicó.
Señaló también que esta invasión ha demostrado que las formas escritas de 1945 están agotadas y es necesario construir un nuevo marco de referencia del derecho internacional, más democrático, en el que las potencias hegemónicas no se levanten como jueces.
Juan Valdés Paz, académico de la Universidad de La Habana, apuntó que la política de Estados Unidos y sus aliados representa un desafío, un quebrantamiento y "casi un acto de liquidación al sistema de la ONU y al derecho internacional".
Por lo tanto, añadió, "la gran pregunta que uno se hace es si entre las estrategias de Estados Unidos está incluida la de darle ese golpe a Naciones Unidas. Mi impresión es que eso estaba calculado: subordinar a la ONU al nuevo orden internacional que pretende" Washington.
Sobre el papel de México en el Consejo de Seguridad confió en que retorne a su tradicional política internacional, porque no sólo sería importante para el país, sino para América Latina, región que se encuentra en un escenario de conflictos y necesita "más que nunca unidad, política autónoma, una agenda propia y la defensa del derecho internacional".
México tiene un verdadero reto político. "Los cubanos siempre apostamos por la honra mexicana", finalizó.