Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 25 de marzo de 2003
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Espectáculos
Se reconocerá al músico por sus 60 años de trayectoria el 5 de abril en ese recinto

En Bellas Artes homenajearé a la gente, a mis amigos: El Negro Ojeda

Rumbero, jarocho y trovador por vocación, considera que el capitalismo no logrará apoderarse del planeta ni con una guerrita rápida Siempre sentí la necesidad de ser libre, expresa el cantante

RAMIRO GOMEZ LUENGO ESPECIAL

Chilango de nacimiento, aunque rumbero, jarocho y trovador por herencia y vocación, Salvador El Negro Ojeda cantará su historia el próximo 5 de abril, cuando el Palacio de Bellas Artes le abra sus puertas en reconocimiento a una trayectoria de 60 años, en los que ha sido ejemplo de congruencia y compromiso, pero, sobre todo, de amor por la música.

Aunque lejano, aquel 27 de enero de 1931, cuando abrió sus ojitos, El Negro recuerda cómo la presencia de unos padres enamorados de la cultura jarocha lo inspiró desde muy pequeño a tocar la jarana y el piano, instrumentos que aprendió de oído y que le sirvieron para componer sus primeras canciones cuando apenas tenía 12 años.

"Sin embargo -explica-, la experiencia que me marcaría para siempre ocurrió en 1946, cuando descubrí la música popular cubana, con la cual me entusiasmé a tal grado que fundé un grupo de rumba con el que debutamos en un restaurante del Paseo de la Reforma.

"Durante los siguientes 15 años, previo paso por el Orfeón Infantil Mexicano, en el que extendí mis conocimientos en la música coral, formé y enseñé a diferentes grupos de aficionados a éste y otros géneros musicales: romántico, folclor mexicano, latinoamericano y canción vernácula."

Pero la piedra angular en la trayectoria del Necio de Sotavento rodó en 1962, cuando decide abrir en su natal colonia Del Valle el café cantante Chez Negro, precursor de lo que después serían conocidas como peñas, en el que el plato fuerte era la variedad que hacía con el acompañamiento de los parroquianos.

"Había desde principiantes que poco después brillarían en mayor o menor medida, como Gerardo Tamez, Nacho Méndez, Matilde, Jano Portillo, Margarita Bauche y Berta Cabal, hasta profesionales ya consagrados, entre ellos Lola Beltrán, Chamín Correa, Paco Michel y Milla Domínguez.

"Fue allí donde conocí a René Villanueva y los hermanos Avila, con quienes fundamos en 1966 el grupo Los Folkloristas, del que fui director musical los siguientes dos años, periodo en el cual grabamos tres discos y realizamos innumerables giras, programas de radio y televisión", precisa.

Humanista por sobre todas las cosas

El Negro revela que los movimientos estudiantiles que se dieron en esa época, tanto a escala nacional como internacional, marcaron de manera definitiva su pensamiento y quehacer artístico, que define como humanista.

"El Che Guevara decía que primero había que graduarse de hambre para después ser lo que tú quisieras: guerrillero, cantor o doctor; para mí lo principal es saberse graduar de ser humano, porque mi ideología es el humanismo, que está más cerca de la izquierda que de la derecha."

Músico autodidacta, El Negro Ojeda señala: "Nos preocupaba mucho la música social, pero a mí me preocupaba la música en general, algo en lo cual choqué muchas veces con René Villanueva, quien era mucho más militante, razón por la cual opté por separarme de Los Folkloristas, pero seguimos cooperando en muchos proyectos.

"Me dediqué a darle clases a grupos como Los Alberos, Tupac Amaru y Los Papuras, así como a Amparo Ochoa y Tehua; tras mi debut como solista en el auditorio Justo Sierra de la UNAM logré establecerme como intérprete e investigador de nuestra cultura popular, realizando hasta la fecha giras nacionales e internacionales."

Respecto del llamado canto nuevo, señala: "De golpe y porrazo fuimos casi el único país donde no había una dictadura militar y gracias a una política de asilo digna y necesaria logramos dar albergue a gente como Angel e Isabel Parra, Daniel Viglietti, Alfredo Zitarrosa, Carlos Díaz Caíto e Inti Ilimani, sólo por nombrar algunos".

El Negro admite que su presencia siempre ha estado un poco al margen de los medios, "pero es que yo nunca he buscado la notoriedad, ya que todo lo que he hecho ha sido porque me ha caído o me han venido a buscar. Mi regla de oro es jamás ir a pedirle chiche a nadie; voy adonde me invitan, haya o no dinero, y agradezco que me den la oportunidad de expresarme.

"Tal vez si me hubiera entrado la locura me habría movido a un nivel mucho más comercial, con canciones suavecitas y arreglos chidos, pero jamás me llamó la atención saber cuántos discos iba a vender, cuánta lana me iba a embuchacar o cuántos autógrafos firmaría, porque siempre sentí la necesidad de ser libre."

Según El Negro, firmar con una casa disquera establecida es estar consciente de que habrá imposiciones, que van desde el repertorio hasta la pinta, así como entrevistas y giras promocionales maratónicas, "que son lo único en lo que te pueden ayudar, porque si no tienes realmente talento alueguito te van a mandar a la chingada.

"Yo no critico a esa gente, porque hay que comer, pero este dilema lo resolví dedicándome a la enseñanza y, modestia aparte, llegó un momento en que ya no me daba abasto con tanto alumno, porque la lista de espera era enorme."

Nada contra la música comercial

El Negro insiste: "Contra la música comercial no tengo queja, pero sí tengo querella contra la mala música intencionada, la que es producida con dolo por muchas disqueras, que encumbran a gente que no tiene nada y a la cual usan como simples objetos para hacer dinero y luego los tiran a la basura".

Interrogado acerca de si no consideraba que el canto nuevo también llegó a volverse repetitivo, pretensioso y discursivo, explica que "en su momento tuvo razón de ser, porque cumplió una función, aunque un panfleto nunca va a pasar de ser eso".

Extremadamente delgado, El Negro Ojeda niega cualquier asomo de enfermedad, "puesto que siempre he sido flaco y temblorino", pero admite que los preparativos para el homenaje lo traen asoleado, ya que está dedicando un promedio de cinco horas diarias a los ensayos, sin dejar de lado que se ha involucrado a fondo con los detalles administrativos.

"En estos momentos mi talón de Aquiles son los músicos, pues dependo por entero de ellos para presentarme dignamente en Bellas Artes. Tengo que buscar a los mejores, a los más idóneos para sentirme bien cobijado, gente que ya haya tocado conmigo y que casi nos podamos leer el pensamiento.

"En México los músicos van por el hueso, porque es su manera de vivir. Si no les doy chamba me dejan, pero aún así hay gente que aunque le pagues bien padece de este problema".

El Negro Ojeda no niega que llegó al oído del gran público en 1998, cuando salió a la luz su quinta grabación solista: El Necio, en la que dio nuevo aire a composiciones clásicas de su repertorio y elevó a alturas insospechadas la canción que da título al disco.

Con voz afónica, pero una mirada que refleja toda la intensidad de sus convicciones, El Negro Ojeda se sabe dueño del inmenso cariño de la gente y que por lo mismo tal vez le perdonen que desafine, "pero uno tiene que dar siempre lo mejor de sí mismo, ya sea en Bellas Artes o en una carpa, ante dos o cinco mil personas.

"El concepto de homenaje en Bellas Artes no paga al artista, por ende, la venta de entradas servirá para cubrir los gastos de apertura del inmueble y el pago de los músicos. Por eso los organizadores me han solicitado que busque patrocinadores a fin de lograr un margen de ganancia, aunque doy por descontado un lleno."

El fin de las utopías

A mediados de los años 80 llegó la perestroika, luego cayó el Muro de Berlín y volvieron las democracias a Iberoamérica, cuando por ahí un genio del Departamento de Estado proclamó el fin de la historia y el triunfo per secula seculorum de la economía de libre mercado.

El Negro Ojeda escuchó aquello como quien oye llover y no se moja y, necio como es, cita a Eduardo Galeano, el escritor uruguayo, para interrogarse: "¿Quién tiene el derecho de proclamar el fin de las utopías?

"Qué es la utopía. Das un paso adelante y parece que estás más cerca de la luz, y piensas: ya viene, pero de repente te encuentras con que no, que eran puras montañas, puros cerros y después la nada, todo sigue igual. Qué es la utopía, para que sirvió tanta chingadera si parece que estás condenado a caminar siempre sin llegar a ningún lado. Pero esa es la utopía, el perseguirla, el movimiento del alma, del sentimiento de todo tu ser que te acompaña en pos de ella. Imposible que se pare, que se detenga el mundo, porque eso no tiene remedio... esa es la utopía para mí.

"La caída del llamado socialismo real no fue un derrumbe de mi forma de pensar y actuar, sino simplemente nos alejó un poco la meta, y aunque estés cansado, aunque digas 'chingue su madre, ya no doy un paso más', lo caminado ya nadie te lo quita y tendrás que hacer un esfuerzo extra."

Voluntad de vivir

Precisa: "Algo se mueve, no con la velocidad que quisiéramos, pero algo se mueve y es la voluntad de vivir, de querer, de ser, y eso no tiene remedio, así sean las experiencias más amargas y esta renovación constante de la humanidad nunca va a permitir el fin de la historia. Las contradicciones salvajes de este capitalismo brutal van a ser las que finalmente lo corrompan, a pesar de que sus peleles creen que con una guerrita rápida lograrán adueñarse por completo del planeta".

El Negro precisa que la cosa está tan mal, "que ya nadie podrá negarse la oportunidad de vivir a fondo y sin pánico, porque peor no nos puede ir. Es en las orillas de la muerte, donde se refuerza la vida y todos los hombres de buena voluntad sólo queremos vivir en paz."

Si bien este homenaje, como casi todo lo que ha hecho en la vida, le cayó del cielo, El Negro Ojeda recuerda que hubo un intento fallido durante el sexenio de Ernesto Zedillo por parte del entonces secretario de Educación Pública, Miguel Limón Rojas, "gran admirador de mi trabajo y estaba aferrado en que debía hacerme justicia mediante un reconocimiento.

"Elaboré un programa muy chingón en el cual iba a presentarme haciendo duetos con un exponente de cada uno de los muchos géneros que domino, incluidos Tehua, Oscar Chávez, Eugenia León y Tania Libertad, entre otros, pero se vino abajo porque me ofrecían todos los teatros de la República menos el que yo quería: Bellas Artes.

"Ahora, cuando ya pensaba retirarme y descansar, puesto que no tengo mucha chamba, ¡toma! Un día recibo una llamada de Marcial Alejandro y David Haro para decirme que Bellas Artes me espera el sábado 5 de abril a las 20 horas.

"Y para que vean que las desgracias nunca vienen solas, el 30 de marzo habrá una presentación en el Museo de las Culturas Populares de los amigos de este pinche negro, entre ellos Rafael Mendoza, David Haro, Oscar Chávez, Tehua y Eugenia León."

El Negro expresa: "Este homenaje es para la gente, porque yo me siento en deuda con todos aquellos que, aunque sea una sola vez en su vida, han escuchado mis canciones. Es por ese chingo de amigos, con muchos de los cuales me inicié y quienes además me patrocinaron mis proyectos, que este pinche negro dice... ¡va!"

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