Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 25 de marzo de 2003
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Política

Marco Rascón

El juicio a Bush, la ONU y los halcones

No habrá legalidad ni nuevo orden internacional mientras Bush y los halcones no vayan a un tribunal para ser enjuiciados no sólo por el genocidio en Irak, sino porque son los autores intelectuales de los atentados del 11 de septiembre.

Si la extinta Organización de Naciones Unidas (ONU) surgió como consecuencia ética del juicio de Nuremberg, un nuevo orden mundial no puede existir si las naciones y la humanidad asumen como un mal endémico la impunidad, hoy dueña del mayor arsenal militar de la historia, que controla la venta de armas y el tráfico de drogas en el mundo.

Desde el asesinato de John F. Kennedy hasta Bush hijo los halcones tomaron el control del gobierno estadunidense. Dilucidar el 11 de septiembre no requiere una comisión Warren, sino de una corte penal internacional, sólo ella podría restituir al planeta la seguridad y el futuro.

Del 11 de septiembre de 2001 al 20 marzo de 2003 se formó un ciclo perverso que acabó con la legitimidad de la ONU, dividió a la OTAN, a Estados Unidos y a Europa bajo el pretexto de la lucha "contra del terrorismo". ƑCómo se dieron el viraje y las conexiones policiales para pasar de Afganistán a Irak y de Osama Bin Laden a Saddam Hussein? ƑEl 11 de septiembre no era la urgencia política estratégica que permitió a los halcones y a Bush tomar el control para lanzarse contra el mundo?

El 11 de septiembre cada vez se parece más al incendio del Reichstag, en tanto los halcones y sus aliados semejan nazis. La invención de un enemigo que amenaza a la humanidad, según Bush, los obligaba a acabar no con el "tirano", sino con la nación del tirano. La ONU, creada por Estados Unidos para servirle, fue llevada a inspeccionar el armamento iraquí y aun a obligar al desarme de misiles, lo que visto a la luz de los bombardeos resultó un acto criminal de la ONU, pues limitó la defensa de una nación que iba ser invadida y agredida sin justificación en su territorio.

Si Milosevic será llevado a la corte por el genocidio derivado de una visión expansionista en la antigua Yugoslavia, Bush y los halcones deberán ser igualmente enjuiciados por las consecuencias del expansionismo y el genocidio en Nueva York, Washington, Afganistán, Palestina e Irak.

El futuro del mundo depende hoy de la capacidad humana del pueblo iraquí para resistir ante la más alta tecnología de guerra. Pereciera que la prisa de Bush y los halcones es la proximidad del calor de primavera y verano, que harían de Bagdad un sitio de Stalingrado y un Moscú. Si Napoleón y Hitler cayeron derrotados por la fuerza del invierno ruso, Bush y sus halcones caerán bajo el sol árabe que ya se aproxima, según anuncian las tormentas de arena en el desierto.

Las manifestaciones mundiales, la neutralidad e indecisión de los vecinos de Irak, las vilezas de la ONU y el descubrimiento de que muchas naciones no tenían gobierno del pueblo, sino de Washington, se han convertido en la única posibilidad de crear un equilibrio mundial frente al poder de los halcones.

En la segunda parte del genocidio, Estados Unidos empieza a justificar sus contratiempos, derivados de la resistencia, como prueba de que Irak sí estaba armado. Bush definió el ataque no como una guerra, sino como una operación liberadora contra Saddam, que asumieron como una acción meramente policiaca. Estados Unidos ha lanzado cientos de misiles y bombas con un costo millonario en dólares y miles de horas-hombre invertidas en producirlas, lo cual revela que en el trasfondo de esta guerra no hay justicia, sino negocio.

La destrucción de Irak para apresar a Hussein, y luego proclamar que constituye una amenaza para el mundo, es otra gran mentira, como la que ya tejen los medios de comunicación al presentar como acción criminal la resistencia de los iraquíes, así como al mostrar como un horror las imágenes de soldados estadunidenses muertos o prisioneros, pues, según la propaganda previa estadunidense, la acción conllevaría total impunidad, es decir: lanzarían miles de bombas desde aire, mar y tierra para conquistar Irak sin ningún rasguño.

Frente a la gran protesta mundial, sólo la CIA, Bush y los halcones serían causantes de ataques terroristas en Estados Unidos o Europa para "neutralizar" las protestas mundiales pacifistas, que consideran subversivas y aliada s del terrorismo árabe.

La ONU podría haberse salvado si Kofi Annan y la Asamblea General hubiesen respondido a la amenaza estadunidense trasladando la sede de Nueva York a Bagdad para servir de escudo en defensa de la humanidad, pero su actuación reveló que el presidente de ese organismo no es sino un empleado más de Bush y los halcones.

"El mal es imperfecto", dijo Aristóteles, y la tesis filosófica parece cumplirse, pues el lanzamiento de más de 2 mil misiles y bombas sobre Bagdad constituye una derrota.

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