GUERRA CONTRA IRAK
Contundentes imágenes contradicen el guión
de propaganda sobre la "liberación"
Se desmorona la guerra sicológica, elemento
clave en la ofensiva de EU
Reitera la CIA dudas sobre vínculos Hussein-Bin
Laden y la compra iraquí de uranio
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 24 de marzo. La guerra
sicológica, elemento clave de la ofensiva estadunidense contra Irak,
comenzó a desmoronarse este fin de semana cuando la televisión
iraquí difundió imágenes de varios soldados estadunidenses
capturados, y también cuando el guión de propaganda sobre
una "guerra de liberación" fue puesto en entredicho frente a crecientes
pruebas de que las tropas estadunidenses no eran objeto de una bienvenida
universal como "liberadores" por parte de la población del país
invadido.
La guerra de propaganda sufrió otro golpe esta
semana cuando funcionarios de la CIA reconocieron en declaraciones al Washington
Post que siempre han dudado de informes sobre la importación
por Irak de uranio para bombas nucleares desde Africa, así como
de los vínculos entre Saddam Hussein y Osama Bin Laden.
Estas versiones han sido particularmente importantes en
la guerra de propaganda, ya que el propio presidente George W. Bush las
había ofrecido como argumentos para justificar la acción
bélica, aparentemente a pesar de las objeciones de sus propias agencias
de inteligencia.
Los militares estadunidenses han dedicado enorme esfuerzo
a la guerra de propaganda en torno a Irak, informando todos los días
de sus comunicaciones con "altos oficiales militares iraquíes" que
estaban supuestamente a punto de rendirse, y llevando a periodistas adonde
podrían captar imágenes y palabras sobre la entusiasta bienvenida
de civiles iraquíes a las tropas estadunidenses que llegaban a sus
pueblos.
Esta estrategia, dirigida tanto a los militares iraquíes
como a la opinión pública en Estados Unidos, funcionó
durante los primeros días. Además los reportajes sobre las
armas estadunidenses convirtieron a algunos de los medios en lo que un
comentarista describió como centros publicitarios para sistemas
de armas particulares; con todo y gráficas, fotos y admiradas descripciones
de su poder.
Pero
las comunicaciones globales instantáneas, la Internet y la contrapropaganda
iraquí están minando una multimillonaria campaña estadunidense
de relaciones públicas. Después de que la televisión
iraquí difundió imágenes de soldados estadunidenses
capturados y muertos, el Pentágono fue obligado a dejar de sostener
que ninguno de sus elementos había sido capturado.
Minutos después el secretario de Defensa, Donald
Rumsfeld, contratacó, condenando a los medios por haber difundido
estas imágenes, pues mostrarlas, afirmó, era una violación
de la Convención de Ginebra. El teniente general John Abizaid calificó
los videos de "repugnantes" y criticó específicamente a la
cadena Al Jazeera por haberlos transmitido. "Considero que mostrar estas
imágenes es absolutamente inaceptable", afirmó. Estados Unidos
aparentemente se refiere al artículo 13 de la convención,
que señala que los prisioneros de guerra deben ser protegidos de
toda "intimidación, insultos y curiosidad pública".
Estos comentarios lograron persuadir a los grandes medios
de televisión en Estados Unidos de no repetir la trasmisión
de estas imágenes por lo menos durante un día, y pocos periodistas
estadunidenses optaron por señalar, en contraste a las objeciones
oficiales, las imágenes transmitidas durante los pasados tres días
de soldados iraquíes capturados o rindiéndose.
Este domingo el Washington Post publicó
en su primera plana la fotografía de un combatiente iraquí
capturado a quien soldados estadunidenses le vendaban los ojos. Hoy Human
Rights Watch condenó tanto a las fuerzas armadas iraquíes
como a las estadunidenses por violar los derechos de los prisioneros de
guerra al permitir que sean exhibidos en público.
Pero a pesar del intento de censura, ya para hoy varios
periódicos publicaron las imágenes de los soldados estadunidenses
capturados y estas imágenes también estaban disponibles en
Internet. Como resultado, algunos programas de televisión local
empezaron a trasmitir versiones editadas de estas imágenes. Estas,
combinadas con información de que ya son 59 las muertes de la fuerza
invasora y siguen produciéndose bajas, han entorpecido la propaganda
del Pentágono sobre un avance rápido y sin mayores problemas
hacia Bagdad.
Nadie duda que el poder abrumador de la fuerza estadunidense
finalmente logrará imponerse en este conflicto, pero el problema
para los que se preocupan de la "imagen" de esta guerra es su costo. Varios
periodistas han señalado que "se empieza a sentir la realidad" de
lo que es una guerra, y con ello la impresión de que podría
durar más y causar más derramamiento de sangre de lo que
indicaba la propaganda inicial. CNN reportó este lunes que el apoyo
público a la guerra se había reducido levemente.
Todo esto, junto con la duda expresada nuevamente por
la CIA sobre algunas de las acusaciones contra Irak que justificaron esta
guerra, complica el panorama aquí. "Bush se agarra de dudosas acusaciones
contra Irak", fue la cabeza del Post en una de varias notas publicadas
la semana pasada, que detallaban las dudas de la CIA en torno a la existencia
de algún vínculo entre Osama Bin Laden y Hussein.
El mismo diario refirió esta semana que la CIA
había informado al gobierno de Bush que las acusaciones sobre la
compra iraquí de uranio desde Africa no eran creíbles, pero
Bush decidió usarlas en su informe a la nación. Poco después
se comprobó que los documentos ofrecidos como prueba de estos señalamientos
acerca del uranio eran falsificados.
Es cierto que el régimen de Hussein ha empleado
armas químicas contra su propia población, y los funcionarios
estadunidenses han reiterado su seguridad de hallar pruebas de la existencia
de armas de destrucción masiva al avanzar la campaña militar.
Pero dada la historia de este tipo de acusaciones, algunos comentaristas
han empezado a cuestionar si la opinión pública internacional
aceptará esas pruebas cuando sean presentadas, o si sólo
pensará que fueron plantadas por Estados Unidos como parte
de su guerra de propaganda.
Un peligro que ahora se presenta al desmoronarse el guión
de propaganda oficial es un mayor cuestionamiento a la estrategia estadunidense.
Esto ha llegado a tal grado que los propios periodistas preguntan ahora
por qué no se está usando mayor fuerza, incluso en zonas
civiles. Durante la conferencia de prensa de este lunes en el Pentágono,
algunos periodistas preguntaron si los militares no estaban colocando a
sus fuerzas en riesgo al no atacar centros civiles donde podrían
estar escondidas fuerzas enemigas.
Cuando lo prometido en la propaganda no se cumple -en
este caso una campaña militar rápida, con poca resistencia
y bajas reducidas- podría presionar a los militares a tomar decisiones
de ataques aún más intensos y contra objetivos más
allá de los estrictamente militares para poder seguir mostrando
triunfos y reducir incidentes que ponen en tela de juicio el plan bélico.