Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 23 de marzo de 2003
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Cultura

Los progresos de la civilización

Alejandro de Humboldt

Un pueblo que reglamentaba sus fiestas de acuerdo con el movimiento de los astros y que grababa sus fastos sobre un monumento público había, sin duda, llegado a un grado de civilización superior al que le asignaron De Pauw, Raynal y el mismo Robertson, el más sensato de los historiadores de América. Estos autores consideran como bárbara toda condición del hombre que se aleje del modelo de cultura que se han formado de acuerdo con sus ideas sistemáticas. Nosotros no sabríamos admitir esta división tajante en naciones bárbaras y naciones civilizadas. Al examinar en esta obra, con una escrupulosa imparcialidad, todo aquello que hemos podido descubrir por nosotros mismos sobre el antiguo estado de los pueblos indígenas del nuevo continente, hemos procurado reunir los rasgos que individualmente los caracterizaban y aquellos que parecen ligarlos a diferentes grupos de pueblos asiáticos. Sucede con las naciones enteras lo que con los simples individuos: de igual manera que en estos últimos las facultades espirituales no llegan a desarrollarse todas simultáneamente, entre las primeras, los progresos de la civilización no se manifiestan a una misma vez en la dulzura de las costumbres públicas y privadas, el sentimiento de las artes y la forma de las instituciones. Antes de clasificar a las naciones, es necesario estudiarlas de acuerdo con sus caracteres específicos, pues las circunstancias exteriores hacen variar al infinito los matices culturales que distinguen a las tribus de raza diferente, sobre todo cuando, establecidas en regiones muy alejadas las unas de las otras, han vivido largo tiempo bajo la influencia de gobiernos y cultos más o menos contrarios al progreso del espíritu y a la conservación de la libertad individual.

En su libro Vistas de las cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de América, Humboldt escribió un largo texto acerca de la piedra del Sol o Calendario Azteca. Un fragmento de ese ensayo, bajo el clima de incomprensión que permea el mundo actual, deja ver el pensamiento vanguardista y certero del científico alemán

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