GUERRA CONTRA IRAK
Organizadores señalan acto de provocación
por parte de un grupo de jóvenes
Con lluvia de piedras acallan grito por la paz frente
a embajada de EU
Durante el "bombardeo" resultaron heridos representantes
de los medios de comunicación
RENATO DAVALOS
Una marcha pacífica a la que concurrieron miles
de personas y que pretendía culminar en mitin a las afueras de la
embajada estadunidense en México tuvo que ser disuelta después
de que un grupo de más de 100 jóvenes lanzó piedras
durante 50 minutos tras las vallas que protegen la sede diplomática
en la avenida Reforma. Al final se reportó una decena de detenidos,
cinco granaderos heridos, además de varios representantes de los
medios de comunicación golpeados.
Para los organizadores se trató de una provocación,
mientras que para otros fue un acto irracional de jóvenes, que algunos
identificaron con los colectivos ultras que participaron en la pasada
huelga universitaria. Desde el templete, los convocantes, que pedían
el cese de los intentos por derribar las vallas, identificaron al grupo
como Movimiento Revolucionario de Pueblos del Mundo.
La historia comenzó por la tarde en el Hemiciclo
a Juárez, cuando decenas de niños caminaron al frente con
globos blancos, que soltaron al llegar a los alrededores de la embajada.
Marcharon también la presidenta nacional perredista, Rosario Robles,
y el coordinador legislativo de ese partido en San Lázaro, Martí
Batres. La policía estimó que se congregaron 4 mil personas,
mientras que los organizadores señalaron que fueron 10 mil.
Los jóvenes que, cubiertos con tapabocas de cartón,
se armaron de piedras al destruir las baldosas con las que se lleva a cabo
la remodelación de Reforma, lanzaron además consignas contra
el presidente estadunidense: "Bush, ojete, el mundo no es juguete". "A
parar, a parar, esta guerra criminal".
Cuando llegaron a las afueras de la embajada, el "gringo
puñetero..." de Molotov retumbó entre las veladoras,
las ofrendas y los responsos por los muertos de Irak.
La voz de la niñez
El
lenguaje antibélico se asumió en las prédicas contra
el presidente estadunidense. "Bush, darás cuentas a Dios sobre el
derramamiento de sangre". Una niña de nombre Simove subió
al templete para referirse a los niños iraquíes sin futuro,
y Mateo, otro infante, pidió detener la guerra. Rafael Mendoza pulsó
la guitarra y entonó: "...quién parará esta locura".
Betsy Pecanins cantó a capella la Imagine de Lennon,
y requirió a los miles de asistentes para que con esa imaginación
pensaran que el beatle estaba ahí.
Tras las vallas que protegen permanentemente la sede diplomática
se parapetó poco más de un centenar de granaderos con escudos
de acrílico. Cuando el mitin llevaba media hora y se programaba
ya la intervención de Rosario Ibarra, aproximadamente 90 jóvenes
empezaron a zarandear la mallas.
Desde el templete, Héctor de la Cueva, de la red
de agrupaciones contra el Tratado de Libre Comercio de América del
Norte, les invitó a que se evitaran provocaciones y que dieran fin
a esa actitud. No hubo respuesta y comenzó una tormenta de piedras,
que terminó hasta casi una hora después. "Les pedimos a los
integrantes del Movimiento Revolucionario de Pueblos del Mundo" que no
incurran en actos violentos, exhortó Ana Colchero.
Por las bocinas se escuchaba entonces la convocatoria
a un boicot al consumo de las principales firmas trasnacionales, como acto
de protesta, y se invitaba a que hoy en la Plaza de la Constitución
se concurriera a la elaboración de misiles de protesta para
llevarlos por escuelas y centros comerciales. También se leyó
el pronunciamiento del cúmulo de organizaciones en contra de la
guerra.
"Las voces en el mundo se unen contra la guerra y se rebelan
contra los emisarios de la muerte que pretenden el exterminio y el reparto
del mundo. Pedimos el cese inmediato del fuego. Hace un año fue
Afganistán y mañana será Arabia, Jordania, Corea,
Cuba, Venezuela, Francia e incluso México", señala el documento.
Unos minutos después arreció la tormenta
de piedras. Una nueva convocatoria infructuosa. Los proyectiles nunca llegaron
a tocar las paredes o ventanas de la embajada y recayeron sobre los granaderos
detrás de las vallas. Entonces, Ana Colchero pidió a la gente
que aún estaba en Reforma que se pasara a los carriles centrales
de la avenida.
"No compartimos la violencia como fórmula y respetamos
todas las formas de manifestación", dijo uno de los que se encontraban
en el templete, que le arrebató el micrófono a Colchero.
Los jóvenes se inconformaron y exigieron no dividir
la marcha. Los pedazos de baldosas fueron acompañados de mantas
y banderolas incendiadas. Unas cuantas piedras fueron regresadas por las
granaderos, una de las cuales descalabró a José Carlo González,
fotógrafo de La Jornada, quien fue atendido por la Cruz Roja
de la herida de centímetro y medio.
Algunos de los organizadores -partidos, agrupaciones no
gubernamentales, sindicatos y grupos sociales que comparten la oposición
a la guerra en el mundo- externaron que también en el grupo de jóvenes
estaban anarcopunks. "Su paz burguesa no nos interesa", respondieron
éstos a los integrantes del templete, quienes les dieron la espalda
y trataron de continuar con el mitin.
Hacia las 19, casi una hora después de que empezó
el bombardeo con piedras, en el templete se pidió el fin intempestivo
del mitin y el desalojo de Reforma para evitar mayores consecuencias. La
gente empezó a dispersarse y un grupo fue al pie del monumento a
la Independencia.
Alrededor de 20 patrullas correspondientes al sector de
la delegación Cuauhtémoc llegaron al lugar para detener las
agresiones del grupo.
Los granaderos dieron la vuelta a las vallas y empezó
una firme persecución con gases lacrimógenos. Alcanzaron
a un par de jóvenes y los golpearon y aprehendieron junto con ocho
más que fueron remitidos a la quinta agencia del Ministerio Público.
Los jóvenes corrieron hacia donde estaba la gente en el monumento
a la Independencia, y la confusión e incertidumbre traducida en
gritos se adueñó del momento.
Los jóvenes entonces llamaron represores a los
granaderos y exigieron la liberación de los detenidos. En medio
de las columnas de humo que formó el gas lacrimógeno, De
la Cueva e Inti Muñoz intercambiaron palabras con los llamados integrantes
del Movimiento Revolucionario de Pueblos del Mundo y trataron de persuadirlos,
lo mismo que a los granaderos, para que no se pusiera en riesgo a las mujeres
y niños que estaban detrás de ellos.
"¡Represores!", gritaron los jóvenes a los
policías. "¡Deténganse, no avienten más piedras;
hay niños!", pidieron mujeres a los del movimiento. Los grupos de
jóvenes y granaderos, en los que proliferaron los improperios recíprocos,
se disolvieron junto con la marcha pacifista cuando ya la noche comenzado.
CON INFORMACION DE MIRNA SERVIN