GUERRA CONTRA IRAK
La represión se repite como en los peores
años del franquismo, dicen manifestantes
Más de un millón marchan en España;
el asedio policiaco provoca 60 heridos
El gobierno justifica la actuación de las fuerzas
de seguridad; hubo "provocación", señala
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 22 de marzo. Más de un millón
de personas, según los cálculos más cautelosos, se
manifestaron este sábado en unas de 20 ciudades españolas
contra la guerra en Irak y la posición del goberno español;
la policía capitalina intentó reprimir diversos actos, con
saldo de 60 heridos, de los cuales 18 son agentes de las fuerzas de seguridad.
Por tercer día consecutivo las calles de Madrid
y Barcelona, principalmente, fueron escenario de una movilización
social sin precedente, marcada por la oposición frontal a la guerra
en Irak, así como el rechazo a la postura del presidente del gobierno,
el derechista José María Aznar, a quien llamaron "criminal
de guerra" y "asesino".
Los manifestantes acusaron además a la policía
española de actuar con "violencia desproporcionada", lo que provocó
60 heridos, 10 de los cuales están hospitalizados. El ministro del
Interior, Angel Acebes defendió la "proporcionalidad" de las fuerzas
de seguridad que actuaron ante "provocaciones de los violentos".
La
ciudadanía española acusa a sus gobernantes de ser "responsables
directos" del genocidio que se está perpetrando en Irak. Así
quedó de manifiesto en las decenas de actos de protesta que se llevaron
a cabo en ayuntamientos y ciudades, desde los más pequeños
hasta las principales capitales, en las que se han elegido los mismos escenarios
para llevar a cabo la protesta: las embajadas y los consulados de Estados
Unidos y Gran Bretaña, las delegaciones del gobierno español
y las sedes del derechista Partido Popular (PP), única formación
política del país que apoya sin reservas la ofensiva.
En Barcelona el ayuntamiento confirmó que al menos
500 mil personas gritaron la consigna mundial de "no a la guerra", en lo
que fue la movilización más numerosa de hoy, que según
la Plataforma contra la guerra superó el millón de personas.
Como en las otras movilizaciones, la sociedad catalana pidió la
suspensión inmediata de los bombardeos y la "dimisión" de
Aznar por haber "menospreciado a la ciudadanía" al rechazar la petición
de ésta de respetar la legalidad internacional y no suscribir la
escalada bélica estadunidense.
A esta movilización se sumaron todas las formaciones
políticas -con excepción del PP, único del país
que apoya la guerra-, los sindicatos, las organizaciones no gubernamentales
y las asociaciones civiles de defensa de los derechos humanos.
La concentración finalizó sin incidentes,
con la lectura de un manifiesto en el que se reiteró la acusación
de "criminales de guerra" a Bush, Aznar y Blair, el llamado "trío
de la guerra".
En la manifestación de Madrid, donde la coalición
Izquierda Unida calculó la participación de 250 mil personas,
y las autoridades 20 mil, la protesta se prolongó más de
cuatro horas, durante las cuales los pacifistas ocuparon las calles bajo
estrecha vigilancia de un cordón policial, que, según se
constató, tenía órdenes de disolver de manera contundente
cualquier atisbo de "protesta violenta". Testigos afirmaron que la "violencia"
que los agentes trataron de reprimir fue provocada por los mismos uniformados.
La marcha inició en la Moncloa, a unos metros de
la casa oficial de la presidencia. Después, ante el enorme número
de asistentes, recorrió la calle Princesa hasta la Plaza de España,
donde se hizo lectura de un manifiesto. Posteriormente la multitud se dirigió
la Puerta del Sol, sitio que a pesar de la lluvia y la presión policial
se volvió a quedar pequeño para acoger a tantas personas.
El
acto finalizó con la lectura de poemas antibélicos, muchos
de ellos escritos por los poetas asesinados o exiliados a raíz de
la guerra civil que sufrió este país en el siglo pasado.
Los madrileños estaban particularmente indignados
por la actuación policial del viernes, cuando por orden del gobierno
fueron atacadas con una "violencia desproporcionada" las protestas que
se llevaban a cabo frente a la embajada estadunidense y la sede central
del PP.
Las fuerzas antidisturbios utilizaron gases lacrimógenos,
golpearon y dispararon balas de goma contra las manifestantes, de los cuales
cinco fueron detenidos, 10 se encuentran todavía hospitalizados
con lesiones serias, mientras más de 50 sufren heridas de diversa
consideración.
Por esa actuación los manifestantes corearon sin
cesar las siguientes consignas contra los policías: "Si no tenéis
cerebro, para qué queréis el casco" y "No sois funcionarios,
sino sicarios".
La indignación ciudadana madrileña, lejos
de mitigar la acción policial, provocó una reacción
que, los más viejos, compararon con los peores años de la
represión franquista, sólo que ahora se perpetraba en plena
"democracia" y bajo el "amparo de un gobierno empecinado en desprestigiar
un movimiento ciudadano legítimo".
Así fue como la concentración de Madrid
y la lectura de poemas de Miguel Hernández, León Felipe o
Federico García Lorca se convirtió en un acto de represión
policial que quedará en la memoria de este país, puesto que
la emblemática Puerta del Sol, la Gran Vía y la calle de
Alcalá se convirtieron en un auténtico campo de batalla en
el que los únicos que disparaban eran los elementos de las fuerzas
del orden.
Mientras los manifestantes, con los brazos levantados,
gritaban, refiriéndose tanto a los policías como a los políticos
que los representan: "Asesinos, asesinos", los agentes antidisturbios llenaban
de tanquetas, gases lacrimógenos y balas de goma el centro de la
ciudad.
El resultado fue el pánico colectivo y una masacre
del espíritu pacifista de una ciudadanía cada vez más
indignada por la deriva "fascista" del gobierno.
Además salieron a las calles más de 10 mil
personas en San Sebastián, más de 50 mil en Sevilla, 2 mil
en Bilbao, 15 mil en A Coruña, otras tantas en Santander, 18 mil
en Girona, 15 mil en Lleida, 20 mil en Valencia y más de 15 mil
en Valladolid, entre otras muchas protestas.
El
gobierno español justificó la actuación de las fuerzas
policiales, que consideró "proporcionada" ante la "provocación
clarísima de grupos violentos organizados", a los cuales sin embargo
no identificó. "Estas minorías violentas no pueden, en nombre
de la paz y la tolerancia, cortar calles, plazas y carreteras de manera
ilegal, apedrear sedes de partidos e instituciones, quemar contenedores,
impedir el tráfico de peatones y vehículos, insultar, amenazar
e incluso agredir físicamente", señaló el ministro
Angel Acebes.
En tanto, el líder del Partido Socialista Obrero
Español, José Luis Rodríguez Zapatero, acusó
al gobierno de "utilizar la insidia y la mentira" para relacionar a los
partidos de oposición y el movimiento antibélico con "incidentes
violentos", por lo que apeló a la "responsabilidad y la calma".
De su lado, Gaspar Llamazares, dirigente de Izquierda
Unida, también acusó al gobierno de "mentir" y de actuar
como "en los peores tiempos de la dictadura franquista".
A su vez actores y otros personajes que han conformado
un frente por la paz llevaron a cabo un nuevo acto de protesta contra la
guerra, al concentrarse a las puertas del Ministerio de Asuntos Exteriores,
donde criticaron la actuación de las fuerzas policiales y llamaron
a los dirigentes políticos "asesinos" y "mentirosos", y reclamaron
"libertad de expresión".