GUERRA CONTRA IRAK
El Kremlin niega que exista la coalición antiraquí
a la que se refiere Washington
La ofensiva acarrearía inestabilidad a Rusia
y otras naciones, advierte Putin
La presidenta en turno de la Duma interrumpió
discurso de diputado que criticaba a Bush
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 21 de marzo. Para Rusia, aún antes
de que comenzara esta noche el bombardeo masivo de Bagdad -la fase más
devastadora de esta guerra por recomponer el mapa geopolítico del
mundo-, "la crisis rebasó ya el marco de un conflicto local y devino
fuente potencial de inestabilidad para otras regiones, incluida la Comunidad
de Estados Independientes (CEI)", el espacio postsoviético.
Así
lo dijo el presidente Vladimir Putin al recibir en el Kremlin a los secretarios
de los Consejos de Seguridad de Armenia, Bielorrusia, Kazajstán,
Kirguistán y Tayikistán, los cinco países que junto
con Rusia forman parte del Tratado de Seguridad Colectiva de la CEI.
"La acción militar contra Irak -agregó el
mandatario ruso- es una decisión que puede provocar un auge del
extremismo y otras consecuencias difíciles de prever. Y esto debemos
tenerlo muy presente los miembros del Tratado de Seguridad Colectiva para
proteger los intereses nacionales de nuestros países y para combatir
con efectividad el terrorismo internacional."
El titular del Kremlin prefirió hoy ser mucho más
parco que ayer, cuando dirigió a la nación un mensaje que
sorprendió por su tono acerado al fijar la posición de Rusia
y que luego el canciller, Igor Ivanov, cumpliendo por supuesto instrucciones
superiores, intentó suavizar.
La estrategia de Rusia frente al forcejeo por establecer
las nuevas reglas del juego en un mundo unipolar se sustenta en ejercer
presión hacia Estados Unidos, por momentos y sin llegar nunca al
borde de la ruptura, pero también en hacerle reverencias.
Porque en la diplomacia rusa recae la compleja tarea de
negociar que Moscú no quede fuera de la reconfiguración política
de Irak que Washington impondrá después de devastar el país
petrolero.
Las
posibilidades que tiene Rusia de poder influir en el futuro reordenamiento
de Irak son escasas, pero lo serán todavía más si
el asunto es ventilado al margen de la Organización de Naciones
Unidas (ONU).
Por lo mismo, el ministro Ivanov advirtió este
viernes que, sin la respectiva resolución del Consejo de Seguridad
de la ONU, sería ilegal una "ocupación extranjera" de Irak.
Asimismo, negó que exista la coalición que
menciona Washington al sugerir que cuenta con amplio respaldo internacional
para atacar Irak. "Es sólo un grupo amorfo que Estados Unidos y
Gran Bretaña denominan coalición para mostrar que no están
solos", explicó con ironía.
Y remató: "Estados Unidos y Gran Bretaña
hacen malabarismos con la tesis de una gran coalición antiraquí
para intentar convencer de que sus acciones tienen legitimidad, cuando
en realidad suplantan la voluntad de la comunidad internacional".
Estas duras palabras de Ivanov se dieron durante su comparecencia
ante los diputados de la Duma, en la cual también declinó
calificar de agresión el ataque estadunidense, arguyendo tecnicismos
diplomáticos: "El Consejo de Seguridad de la ONU, y no un solo Estado,
es el único que puede determinar cuándo se produce una agresión.
Opino que se trata de una acción ilegal".
El nuevo gesto compensatorio a Washington no resultó
del agrado de muchos diputados que lo interpelaron desde sus escaños:
"Es una auténtica agresión y usted viene a hablarnos de acción
ilegal".
Ante la insistencia de los legisladores de oposición
en usar el término "agresión" en sus preguntas, llegó
un momento en que el canciller ruso soltó: "Si yo estuviera aquí
como particular, podría dar opiniones personales. Y, además,
si cualquiera de nosotros va por las calles diciendo que esto es una agresión,
aparte de dar rienda suelta a sus emociones no habrá ningún
otro efecto".
Sin embargo, la palabra "agresión" se coló
una vez en el texto de la Declaración sobre Irak que, después
de tres días de debates, aprobó la Duma con 254 votos a favor.
En
el borrador moderado, que presentó la mayoría controlada
por el Kremlin y que se tomó de base, se añadió una
propuesta de la oposición prácticamente irrealizable: pedir
al gobierno que redistribuya los recursos del presupuesto federal de este
año para aumentar el gasto correspondiente a "defensa nacional"
del actual 2.6 por ciento del producto interno bruto a 3.5 por ciento,
lo que aproximadamente equivale a 3 mil 852 millones de dólares,
que nadie sabe de dónde podrían salir.
La principal recomendación de los legisladores
oficialistas -que el presidente Putin inicie las gestiones para convocar
un periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General de la ONU-
se acompaña de una iniciativa poco realista: que Rusia someta a
votación del Consejo de Seguridad el envío de un contingente
de cascos azules para, según dice el documento, "separar
a las partes en conflicto".
Esta sesión de la Duma tampoco estuvo exenta de
incidentes. La presidenta en turno de la Cámara, Liubov Sliska,
de la bancada oficialista, protagonizó el más comentado,
cuando apagó el micrófono de un diputado, Aleksei Mitrofanov,
que proponía que no se invitara al presidente estadunidense, George
W. Bush, a los festejos del tercer Centenario de San Petersburgo, en mayo
próximo.
Indignado, Mitrofanov le reclamó: "Entiendo que
defienda a Putin, pero, ¿por qué defiende a Bush?"
"Porque me gusta como hombre", respondió Sliska,
dando un involuntario toque jocoso a la áspera discusión.