El joven que abusaba de ella ya fue aprehendido
Jacqueline, en la larga lista de casos de explotación sexual y violencia
ANGELES CRUZ
En los poco más de cuatro lustros que ha vivido, Jacqueline ha padecido discriminación, abusos y violencia. Cuando era niña su padre decidió dar educación a los hijos varones. A ella no, porque se casaría y no la necesitaba. Ya de joven un hombre la violó y durante dos años, con golpes y amenazas de que no volvería a ver a su hija de un año de edad, la obligó a prostituirse. Hace unas semanas, luego de otra golpiza, Jacqueline decidió dejar el sexoservicio y denunciar a su agresor.
El jueves 7 de noviembre de 2003 la policía detuvo a Leonel, por ser presunto responsable de lenocinio, lesiones y amenazas contra Jacqueline, así como por el secuestro de su hija Jennifer. La Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez, organización que asesora a la joven en su denuncia, teme que, como en otros casos similares, los delitos que se atribuyen a Leonel queden sin castigo.
La historia de Jacqueline es igual a la de muchas otras mujeres víctimas de explotación sexual y violencia, cuyos casos rara vez se conocen. Para ellas el respeto a sus derechos y el acceso a la justicia están vedados. La voluntad política de gobernantes tampoco le ha ayudado, porque "a la mera hora se echan para atrás", afirma Jaime Montejo, coordinador de la Brigada Callejera.
En los pasados ocho años la agrupación se ha dedicado a fomentar entre las sexoservidoras la superación personal y la cultura del autocuidado de la salud. Ahora también asesora a Jacqueline en el aspecto legal. El sábado 9 la ayudó a recuperar a la pequeña Jennifer, a quien encontraron en la casa de los padres de Leonel.
Jacqueline tiene 24 años de edad. Originaria de un pueblo del estado de México, sólo alcanzó a estudiar el segundo grado de primaria, luego de que su padre decidió que era mejor enviar a la escuela a sus hijos varones. A ella no, porque "como me iba a casar no lo necesitaba".
Así, prácticamente sin saber nada porque en su pueblo no hay más que pobreza, se vino al Distrito Federal a trabajar como sirvienta. "Para mí estaba bien. Tenía casa y comida", recuerda. Pero un día fue al salón de baile California, donde conoció a Leonel. Se hicieron novios y un mes después, bajo engaños, la llevó a un rancho del estado de México.
Ahí abusó de ella y la mantuvo encerrada durante una semana. Luego le pidió ayuda porque, le dijo, tenía problemas económicos. Si Leonel no pagaba una deuda iría a la cárcel. Según el hombre, Jacqueline tenía en sus manos la posibilidad de salvarlo. Sólo tenía que trabajar unos meses de prostituta.
La negativa de la joven fue motivo suficiente para que los golpes y amenazas se impusieran. En contra de su voluntad y aterrorizada, Jacqueline empezó a trabajar en la zona de Sullivan y La Merced. A diario reunía mil 600 pesos y a pesar de que íntegros se los entregaba, él nunca estaba satisfecho.
Sin tomar en cuenta que estaba embarazada, el hombre le pegaba para hacerle entender que debía obtener más dinero. "No sirves para nada", le decía. A decir de Jaime Montejo, de la Brigada Callejera, los sujetos como Leonel, que se dedican a la explotación sexual comercial de las mujeres, están convencidos de que las jóvenes y atractivas pueden ganar hasta 2 mil 500 pesos por día.
Según la averiguación previa CUH-4T1/2408/02-10, iniciada el pasado 27 de octubre en la delegación Cuauhtémoc, Leonel tiene 28 años de edad y es adicto a la cocaína y el alcohol.
En su declaración, la joven señaló que Leonel únicamente le dejaba 50 pesos diarios para sus alimentos y que después del nacimiento de su hija tuvo que regresar al sexoservicio. Durante los primeros meses la bebé se quedó al cuidado de la familia de ella, pero debido a que constantemente Jacqueline decía que ya no quería estar en la prostitución y a que no ganaba lo que el proxeneta la exigía, la situación empeoró.
Más engaños y golpes
Un día Leonel le propuso a Jacqueline traerse a la niña al Distrito Federal, supuestamente para que ya no estuvieran separadas. "Por las buenas habló conmigo y le creí", recuerda. Sin embargo, el día que fueron por la pequeña, en lugar de dirigirse a la ciudad, Leonel se desvió hacia su rancho en el estado de México. Ahí dejó a la bebé y a Jacqueline le dijo que si quería volver a verla tendría que seguir trabajando y ganar más.
Pero la situación no cambió. Los golpes y las amenazas eran todos los días. Al principio, comenta la joven, "quise separarme de él sin pelear. Se lo dije, pero nada. Otra vez me pegó". Todo siguió igual hasta que el pasado viernes 18 de octubre, alrededor de la medianoche, Jacqueline fue nuevamente agredida.
Con los puños cerrados Leonel le pegó y pateó en la cara. Nuevamente la causa fue que no tenía el dinero que él esperaba. La joven decidió abandonar el hotel en el que vivió el año anterior, esconderse y buscar ayuda. Entonces se acercó a la Brigada Callejera.
La presidenta de la agrupación, Elvira Madrid, también intentó resolver el conflicto de manera pacífica, pero no obtuvo respuesta. El sábado 26, una vez que se recuperó de las lesiones, Jacqueline fue a buscar a su hija al rancho de la familia de Leonel. Elvira y Jaime Montejo la acompañaron.
Al único que encontraron en la propiedad fue al padre de Leonel, quien le dijo a Jacqueline que la bebé ya no estaba ahí. Supuestamente la habían llevado a otro lado porque estaba enferma.
Al día siguiente, domingo 27 de octubre, se levantó la averiguación previa antes mencionada por lenocinio, lesiones y amenazas. Al ampliar su declaración, Jacqueline incluyó el secuestro de su hija, infracción contemplada en el Código Penal.
Debido a que la integridad física de la quejosa está en peligro y a que el agente del Ministerio Público no actuó en forma diligente, el miércoles 30 Jacqueline presentó una queja ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF). Luego de abrir el expediente CDHDF /122/02/CUAUH/T5302.000, el organismo dirigió una acta circunstanciada a la Dirección de Derechos Humanos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.
En ese documento el ombudsman exige la aplicación de una serie de medidas precautorias: garantizar la integridad sicofísica de la quejosa; de no existir impedimento legal, ordenar la presentación del presunto responsable y de la niña; garantizar la legalidad de las actuaciones del personal encargado de la procuración de justicia e informar a la CDHDF el estado que guarda la averiguación previa, las diligencias que se han realizado y las que están por practicarse.
El jueves 7 Leonel fue a buscar a Jacqueline a la zona de La Merced. La volvió a amenazar y pretendió obligarla a subir a su automóvil. No lo consiguió porque otras mujeres se interpusieron. De inmediato buscaron la ayuda de la policía. Minutos después Leonel fue detenido y presentado ante la primera agencia del Ministerio Público.
Ante la falta de respuesta de las autoridades judiciales, Jacqueline, con el apoyo de la brigada y un grupo de hombres y mujeres, se trasladó al rancho de la familia de Leonel, donde encontraron a la bebé y lograron recuperarla. Ahora la joven comenzó un juicio civil para obtener la patria potestad de su hija.