ASTILLERO
Julio Hernández López
El gran teatro mexiquense
Machines sin pelo, parejas reales, rosarios y pejes
PARA EFECTOS ANECDOTICOS, el machín sin pelo le ganó a la pareja real, pero el resultado político más visible de los comicios de ayer fue la notable recuperación del partido del sol azteca, no tanto por el número de presidencias municipales o diputaciones locales que haya ganado, pero sí por el avance porcentual global, que fortalece tanto las apuestas de apertura reformista hechas por Rosario Robles como los bonos del peje lagarto convertido en Rey Sol Azteca de popularidades exportables.
RESULTADOS MAS O menos previsibles los del estado de México, conforme a las estimaciones hechas por distintas empresas encuestadoras: Arturo Montiel logró reducir el volumen de votos panistas mediante su sostenida campaña de nota roja contra presidentes municipales blanquiazules mafiosos y corruptos y, ya sin la ola foxista que en el 2000 tiñó de azul aquella entidad, provocó una notable caída electoral del partido que preside el mexiquense Luis Felipe Bravo Mena. El perdedor neto fue, pues, el panismo, aún conservando la mayoría de sus posiciones municipales importantes (sobre todo si, como apuntaban anoche las tendencias, pierde Ecatepec), ya que el porcentaje global de votos recibidos es notablemente menor al recibido tres años atrás. La ruta de depreciación en que iba el partido blanquiazul explicaría los afanes desesperados del Presidente de la República, su pareja ejecutiva y algunos miembros del gabinete, quienes buscaron, al mejor estilo del priísmo tradicional, volcar la fuerza inductiva del aparato gubernamental federal en favor de las planillas panistas.
PERO NO PUDO el partido tricolor transferir la mayoría de esos movimientos de la bolsa electoral a sus alforjas. Arturo Montiel tiene demasiadas calificaciones negativas en el ánimo popular como para que las rebajas al panismo le fueran adjudicadas cual bonos a su cuenta grupal (aunque, al retener la mayoría en el Congreso estatal, garantiza que le sean aprobados sin problema los ejercicios presupuestales a revisión). Ni siquiera los esfuerzos de vehemencia escenográfica del dirigente estatal, Isidro Pastor, lograron levantar el vuelo de un partido que carga un lastre histórico imposible de tirar con ocurrencias de pacotilla miliciana. De cualquier manera, la faena de reducir el porcentaje electoral panista en su entidad será debidamente aprovechado por el futurista Montiel, quien a pesar de lo que podrían sugerir, por ejemplo, sus problemas de dicción, se siente presidenciable y en tal condición se mueve tanto en la Conferencia Nacional de Gobernadores como en una franja de la especie de asamblea permanente que mantienen los mandatarios de origen tricolor, en la que el citado Montiel suele encabezar resistencia y ofensivas contra el madracismo.
TAL VEZ EL mayor contento de la jornada electoral mexiquense corresponda a Rosario Robles, quien se metió de tiempo completo a la promoción del voto en aquella entidad, sabedora de que un descalabro en estos comicios fortalecería los ánimos impugnadores con que algunas de las tribus perredistas han enfrentado su estrategia nacional de sustitución de burocracias sin vocación triunfadora (aunque mucho rollo testimonial y gran vocación polémica) por una riesgosa apertura a candidatos externos o a militantes ajenos a mafias internas. Los resultados de ayer le darán a Robles el oxígeno necesario para continuar adelante en la confección sin restricciones grupales de las listas de candidatos a diputados federales y, en los estados donde así corresponda, de legisladores locales. Habrá que ver, sin embargo, si ese vuelo rosarista de reformismos no habría sido frenado o disminuido antes de los comicios mexiquenses por pactos de reconciliación que le hubieran permitido reunir en desayuno dominical a los santones de su partido.
UNO DE ESOS caudillos, Andrés Manuel López Obrador, obtuvo un extraño triunfo también este domingo. Nadie puede acusarlo de haber hecho campaña en favor de los candidatos de su partido, pues incluso llegó a desautorizar el uso de su imagen y programas más exitosos por aspirantes que, dijo en su momento el peje del gobierno capitalino, podrían incumplir sus promesas si no tenían la seguridad de que hubiera presupuesto suficiente para echar a andar proyectos como los de auxilio económico directo a los ancianos. Aun así, el lopezobradorismo motivó en municipios conurbados con la ciudad de México un voto de simpatía para el PRD, sin el cual no podría explicarse el ascenso electoral de ayer.
EN LOS ESCARCEOS del estado de México hubo acusaciones como en los viejos tiempos: acarreo, uso de recursos públicos, manipulación de la estructura electoral, pero nada en términos tan graves, al menos a la hora de cerrar esta columna, como para hablar de una regresión histórica. Sí persiste, en cambio, un signo preocupante, la sustracción del municipio de San Salvador Atenco a la normatividad política y electoral, a causa del activismo del grupo de ejidatarios que ganó fama nacional al impedir la construcción de un aeropuerto federal en sus tierras y que ahora han dado un paso más en su sostenida pretensión de convertir esa demarcación en una especie de municipio autónomo, al trastocar el curso electoral institucional, impidiendo parcialmente la instalación y el funcionamiento de casillas receptoras de votos.
PERO, MIENTRAS LOS mexicanos damos unos pasos hacia delante y otros hacia atrás en cuanto a democracia representativa, la evolución del capricho bélico estadunidense llega a niveles altamente preocupantes: Colin Powell hizo saber ayer a Francia que su veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas le podría acarrear "consecuencias graves sobre las relaciones bilaterales al menos a corto plazo". Según el secretario estadunidense de Estado, ese veto francés contra la declaración de guerra a Irak sería "desafortunado" y haría que la nación europea no fuese "valorada favorablemente en numerosas partes del mundo". Tales palabras amenazantes no pueden ser desatendidas por México, cuya diplomacia continúa moviéndose en terrenos de ambigüedad que con frecuencia parecen sugerir paulatinos y cuidadosos corrimientos hacia la posición del vecino peleonero, mientras de aquellas tierras imperiales es devuelto a Nuevo León el cuerpo de un primer muerto de origen mexicano, Rodrigo González Garza, en las recientes maniobras bélicas estadunidenses. Y, por hoy, es todo, en espera de resultados más confiables de los comicios mexiquenses.
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