Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 24 de febrero de 2003
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Editorial
 

MEXICO, EN EL OJO DEL HURACAN

sol-2En la actual circunstancia, sociedades, gobiernos e instituciones de todo género en el mundo han expresado un contundente rechazo a una agresión militar de Washington y sus subordinados del momento (los gobiernos inglés, español e italiano, más otros menos importantes en términos políticos y estratégicos) contra Irak. En nuestro país, el Ejecutivo federal, la ciudadanía y numerosas organizaciones se han adherido en forma inequívoca al bando de la paz y han manifestado su oposición a la arbitrariedad, el unilateralismo y la irracionalidad con la que el gobierno de George W. Bush pretende arrastrar al planeta a un conflicto demencial, injusto y obligadamente sangriento.

Es necesario aquilatar hasta qué punto el rechazo multitudinario a la guerra ha complicado los planes bélicos de la Casa Blanca; cuánto se han afectado, en consecuencia, los intereses económicos y políticos de la camarilla que detenta el poder en la nación vecina, y en qué medida los halcones de Washington redoblan sus esfuerzos para aplastar las posturas de paz adoptadas por gobiernos y sociedades, requisito previo indispensable para poder arrasar Irak con un mínimo margen de maniobra política y diplomática.

En ese contexto, las presiones contra nuestro país para que se inscriba en la coalición agresora o para que, al menos, emita un voto en favor de la guerra cuando llegue el momento de las decisiones finales en el Consejo de Seguridad -en el cual México ocupa un asiento no permanente- son una realidad innegable que se ha expresado de diversas maneras: desde la visita del jefe del gobierno español, José María Aznar, en su condición de asistente de Bush, hasta las amenazas del embajador estadunidense en esta capital, Tony Garza. De acuerdo con información publicada ayer por The New York Times, Bush mismo realizó llamadas telefónicas a los presidentes de México, Vicente Fox, y Chile, Ricardo Lagos, para presionarlos a que apoyen la postura estadunidense en el Consejo de Seguridad, ante el cual Washington presentará un proyecto de resolución orientado a legitimar la incursión bélica.

En suma, ante la presente circunstancia nuestro país se encuentra en el ojo del huracán: la firmeza de la postura mexicana -oficial y social- es de gran importancia para el bando de la paz en el mundo, pero al mismo tiempo el actual gobierno de Estados Unidos exige la adhesión de México al bando de la guerra. Por eso resulta crucial que el consenso nacional en este tema -uno de los pocos en los que puede hablarse de consenso- sea preservado y fortalecido. En su actitud en favor del entendimiento pacífico entre los países, del multilateralismo y de las soluciones no violentas a los conflictos internacionales, así como en su determinación de resistir chantajes y presiones del vecino del norte, el gobierno del presidente Vicente Fox merece el pleno respaldo de la ciudadanía. Esta, por su parte, merece que su convicción de paz no sea defraudada ni traicionada en función de cálculos pragmáticos de última hora.
 

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