Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 24 de febrero de 2003
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Cultura

Vilma Fuentes

Fontaine 42: de la indiferencia a la devoción

Desde el anuncio de la venta de la colección de André Breton se multiplican opiniones, propuestas y protestas públicas contra la dispersión de los objetos que la forman: manuscritos, correspondencia, cuadros, máscaras, piezas de arte bruto y primitivo, fotografías, muebles, plumas, libros...

Sin embargo, muchos de los autores de estas opiniones y los firmantes de desplegados de repudio parecen desconocer, por un lado, la personalidad y la obra del fundador del surrealismo, y por el otro, las condiciones fiscales a las que se haya sometida por ley cualquier herencia, sin contar con que no proponen nada concreto, ninguna estructura financieramente plausible para crear el museo André Breton; se limitan a hacer oír sus voces al grito de ''salve quien pueda la colección''.

Algunos intelectuales, acaso los más modestos, aprovechan para hacer gala de erudición y hablar de un retorno del surrealismo, visión absurda, y de la resurrección de Breton, fenómeno milagroso. Otros, entre los cuales se halla Derrida, firman en conjunto un desplegado para conservar la colección y deciden presentarla como una petición a las autoridades del Estado.

Demasiado tarde. Tiempo tuvieron para estructurar un proyecto y ponerlo en marcha, puesto que Breton murió hace más de treinta años y Elisa, su mujer, conservó el departamento tal cual, sin vender un alfiler a pesar de la modestia con que vivía. Como señaló la hija y heredera de André Breton, Aube, a Georges Sebbag, ''todos pasaron por el domicilio de la rue Fontaine, a todos se les abrió la puerta del número 42'', desde Mitterrand y los ministros de la Cultura hasta los intelectuales ahora tan inquietos. Pero ninguno hizo nada concreto... André Breton dejó un testamento claro en favor de Aube, hija de un primer matrimonio, a quien heredaba al fallecimiento de Elisa. Si hubiese querido hacer una donación al Estado, habría podido haberlo hecho en vida. Imaginar tal idea es desconocer los principios que rigieron la existencia de Breton, quien condenaba las recompensas, fulminaba los premios, nunca hubiese pedido ayudas al Estado y vivía de la compra (o regalo) y venta de cuadros, sin ningún apego fetichista a ninguno de ellos. Lo único que especificó fue que no se publicaran algunas cartas dirigidas a él durante los 50 años posteriores a su muerte.

Ahora Aube Breton se ve obligada a vender la colección de su padre para pagar los impuestos de la sucesión, abierta al fallecimiento de Elisa (con quien tuvo una relación excepcional). Estos impuestos se llevan más o menos la mitad del valor de los objetos en venta.

Cierto, dice Aube Breton, Daniel Filipacchi, gran coleccionista y el más importante de la obra de surrealistas, propuso la donación personal de una residencia para instalar el museo, pero, Ƒquién va a pagar los impuestos y el mantenimiento de un museo? ƑPor qué decidir con un desplegado desheredar a la heredera de André Breton? Cabe recordar que la sucesión de la obra de Picasso costó al abogado Roland Dumas, y a otros, años, sudores y relaciones con las autoridades.

Entre los múltiples textos, desplegados y manifiestos publicados, cabe concluir con algunas frases del que firman Jacques Bellefroid y Georges Sebbag:

''Recordemos que el poeta no acordaba poder alguno a la apropiación ni a la dispersión de las cosas. Le bastaba haberlas amado. Después... 'Tanto va la creencia a la vida'.

''Cuando cayó la noticia de la liquidación de la rue Fontaine cada uno se sintió obligado a hacer su declaración.

''Militantes, presuntos herederos, agitadores peticionistas, no dudamos de su ardiente devoción. Están ustedes por completo fuera del lugar que animaba el espíritu de André Breton. ƑLes gustaría un museo? ƑComprenden ustedes que su deseo es la última injuria dirigida a quien pretenden celebrar?

''Atrás, silencio, guardianes del templo. Dejen pasar la figura y la sombra de un hombre que miraba por encima de sus cráneos desplumados.

''De seguro, el año 2003 no firmará el retorno de André Breton, poeta.''

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