NAZAR HARO: 30 AÑOS DE IMPUNIDAD
La
guerra sucia emprendida por los gobiernos de Luis Echeverría y José
López Portillo para reprimir de manera criminal disidencias políticas,
activismos sociales y organizaciones guerrilleras tuvo en Miguel Nazar
Haro, ex jefe de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y fundador
de la Brigada Blanca, un operador principalísimo, según lo
señalan numeroso testimonios de los sobrevivientes de las desapariciones,
las torturas y las campañas de eliminación de opositores.
La fama de torturador que persigue al ex policía está fundamentada
en abundantes señalamientos de sus víctimas. La participación
operativa de Nazar Haro en los homicidios de disidentes -pacíficos
o armados- realizados por los gobiernos de Echeverría y López
Portillo está sustentada de muchas maneras. Por todo lo anterior,
si bien es cierto que la responsabilidad de la guerra sucia atañe
a todo un régimen y a los dos hombres que lo presidieron entre 1970
y 1982, Nazar es el ejecutor más frecuentemente señalado
de esa bárbara e ilegal estrategia represiva.
Existían, pues, sobrados motivos para que la Fiscalía
Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, que encabeza
Ignacio Carrillo Prieto, demandara la comparecencia del ex jefe de la DFS,
la que tuvo lugar ayer en las oficinas del mencionado organismo. Pero,
para consternación, exasperación y desánimo de la
ciudadanía, la presencia de Nazar ante Carrillo Prieto fue la repetición
de lo que es ya toda una pauta de conducta: el sospechoso experimentó,
en el curso de las dos horas que duró la diligencia, un "deterioro
de su estado anímico y físico", por lo que fue enviado de
regreso a su casa para que se reponga. Habrá de comparecer de nueva
cuenta el próximo 13 de marzo.
Tras la absoluta falta de resultados de las declaraciones
tomadas a los ex presidentes Echeverría y López Portillo,
al extinto Alfonso Martínez Domínguez y a otros altos responsables
de los crímenes de lesa humanidad perpetrados por el poder público
en esos dos sexenios, y ante la ausencia de una sola consignación
por esos delitos imprescriptibles, este trámite con Nazar -también
inútil para la impartición de justicia- obliga a sospechar
que la fiscalía especial está limitándose a cubrir
los expedientes y las apariencias, a dar cobertura política al gobierno
de Vicente Fox en materia de derechos humanos y a dejar pasar el tiempo
para que los responsables aún vivos de la guerra sucia fallezcan
de muerte natural. Al fiscal Carrillo Prieto no le queda ya mucho margen
para despejar esa sospecha.