Jaime Martínez Veloz
Baja California: Ƒobjetivo del terrorismo?
Si algo debe quedar muy claro a los ejecutivos de las corporaciones gaseras, que en función de sus millonarios negocios pretenden decidir el presente y futuro de los bajacalifornianos, es que el patrimonio y la vida de los ciudadanos no están a discusión, ni a la venta, ni en mesa alguna de diálogo.
La firme determinación de los ciudadanos también debería quedar muy clara a funcionarios federales, estatales y municipales, cuya complicidad la demuestran con el silencio que guardan ante la pretensión de instalar gaseras en territorio mexicano para servir al mercado californiano. El silencio oficial ha dado pie a que se intente "maquillar" el proyecto para corromper y ganar la voluntad de los ciudadanos opositores al proyecto. Ni a nivel federal ni estatal se ha emitido una postura, delegando la responsabilidad al ámbito municipal.
El rechazo al proyecto gasero trasnacional va más allá de la simple "inconveniencia" momentánea de modificar el uso de suelo. A pesar de que el rechazo social cuenta con un respaldo mayoritario impecable, la autoridad lo ha minimizado al situar el problema en el contexto del simple trámite burocrático, un permiso, fácilmente revocable. Con esto la autoridad municipal puede dar la impresión a las trasnacionales de que la prohibición es reversible y coyuntural.
La oposición a que sea hipotecado el territorio, la vida y tranquilidad de los bajacalifornianos se nutre de fundamentos éticos, legales y políticos. Es perverso arriesgar el patrimonio de los tijuanenses y de sus seres queridos. Pero si estas razones fueran insuficientes para los capitalistas que promueven el proyecto, consideremos que su inconstitucionalidad basta para rechazar el proyecto gasero trasnacional.
Recordemos que el proyecto está diseñado en función de los intereses monetarios de los corporativos extranjeros, dispuestos a hacer negocios en el mercado energético de California. Con tal de hincharse los bolsillos, poco les inquieta la opinión de los bajacalifornianos o su seguridad, y así han otorgado a Baja California el estatus de territorio de paso para los inmensos buque-tanques contaminantes que descargarán gas en México para de aquí enviarlo a Estados Unidos.
Ni siquiera en el inexistente caso de un análisis costo-beneficio el proyecto resultaría positivo para nuestro país. La subsecuente contaminación, los inmensos riesgos de un accidente apocalíptico, así como la enorme posibilidad de pervertir la dinámica social del estado, de ninguna manera justifican la ejecución del proyecto.
Las ventajas para la ciudadanía son inexistentes. Todas las ganancias sin riesgo serán para los corporativos privados.
Asimismo, debemos considerar una remota posibilidad, lejana pero razonable en un entorno internacional descompuesto por la belicosidad sicópata de los emperadores estadunidenses. California sufre una crisis energética con la que los corporativos privados desean realizar un negocio multimillonario. Para ello el territorio y mar mexicanos sirven a sus propósitos de instalar un centro receptor de gas asiático.
Si aceptamos la paranoia bélica con la que el gobierno de Estados Unidos justifica sus pretensiones agresivas contra el mundo, Baja California se situaría como objetivo natural de guerra al ser el eslabón estratégico de provisión energética a la poderosa base militar de San Diego. En caso de una conflagración en Medio Oriente, Ƒquién garantiza que los centros de almacenamiento estadunidense en Baja California serán respetados?
Los ejecutivos millonarios que promueven el proyecto gasero no viven en la zona ni arriesgarán a sus seres queridos, pero calculan que los bajacalifornianos deben estar dispuestos a sacrificar su tranquilidad para "no detener el progreso", así como olvidarse de cuidar la vida, minucias ante las inmensas ganancias de los corporativos.
Recientemente, se ha intentado distraer la atención del problema sugiriéndose la instalación de los depósitos gaseros en las costas bajacalifornianas, en lugar del territorio continental. Pero así como se desviven por demostrar su aprecio al territorio nacional, bien podrían comprobar sus deferencias hacia Estados Unidos en lugar de México, y construir las gaseras en costas de California.
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