"šTorturador, asesino!", los gritos frente a la fiscalía
Nazar no declaró porque "se sintió mal" al oír los cargos
La audiencia se pospuso para el próximo 20 de marzo
JESUS ARANDA Y BLANCHE PETRICH
Miguel Nazar Haro, ex jefe de la brigada que condujo en los 70 la represión contrainsurgente, acudió ayer a un citatorio de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, acusado de secuestro y desaparición, tortura y privación ilegal de la libertad. Sin embargo, el ex comandante de la Brigada Blanca no cumplió el trámite de declaración ante el Ministerio Público, ya que, según versión de la fiscalía que encabeza Ignacio Carrillo Prieto, Nazar "se sintió mal de salud cuando le leían las acusaciones en su contra". La audiencia se pospuso hasta el 20 de marzo.
La audiencia de este jueves debía ahondar en el caso del regiomontano Jesús Piedra Ibarra, desaparecido en 1975, en Monterrey. Su rastro se perdió meses después, en el Campo Militar I. Ese mismo año, su madre, Rosario Ibarra de Piedra, presentó una denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR), misma que ratificó y amplió años después, en varias ocasiones. Dirigente del Comité Eureka, que reclama la aparición de más de 200 desaparecidos, Ibarra de Piedra no ha presentado denuncia alguna ante la fiscalía especial y, por el contrario, desconoce la jurisdicción de esta instancia creada por el presidente Vicente Fox.
El jurista José Luis Nazar Daw, hijo y representante legal del ex comandante de la policía secreta, apodado coronel Martínez en años de la guerra sucia, llegó a las 11:20 a la sede de la fiscalía especial, en avenida Juárez y Reforma, acompañado por su hermano, a quien algunos medios de información y los propios manifestantes confundieron con el ex comandante. Por su parte, Nazar Haro evadió las protestas al ingresar en su vehículo por el estacionamiento lateral.
Como ya se ha hecho práctica común, a la entrada del inmueble se habían apostado activistas de las organizaciones de sobrevivientes de la represión de los 70 y 80. Los hijos de Nazar y sus acompañantes, una docena de guardaespaldas, tuvieron que pasar en medio de una valla de manifestantes que les gritaron y mostraron carteles con las leyendas: "Nazar asesino", "Nazar torturador", "šJusticia!".
Personal al servicio del ex jefe policiaco intentó, sin éxito, pasar desapercibido entre los periodistas y los ex activistas que hacían guardia frente a la fiscalía. Eran por lo menos seis individuos vestidos con pantalón de mezclilla y playera negra. Al verlos, algunos de los presentes pensaron en el mal disfraz que portaban los paramilitares del grupo Halcones el 10 de junio de 1971. Se sabe que en la actualidad Nazar Haro y su hijo dirigen una importante empresa de seguridad privada en el Distrito Federal.
Los guardaespaldas permanecieron en la acera al edificio de avenida Juárez hasta que, a las 13:45 horas, Nazar Haro y su pequeña comitiva salieron abruptamente de la fiscalía en medio de empellones; sin dar oportunidad para hacerles alguna pregunta, abordaron sus vehículos y se perdieron en el tráfico citadino. El ex comandante y su hijo abordaron una camioneta Suburban color vino.
La declaración, trámite a medias
Faltaban pocos minutos para las 11:30 cuando en el segundo piso de la fiscalía especial, vedado a la prensa, a mano izquierda del elevador, fueron encaminados a la oficina del fiscal Ignacio Carrillo Prieto el ex comandante Nazar Haro -vestía saco color miel y camisa beige- y el abogado José Luis Nazar. Según versiones extraoficiales, no fueron atendidos personalmente por el fiscal, sino por su segundo de a bordo, Juan Carlos Sánchez Pontón.
Durante la diligencia, al acusado "se le bajó el azúcar" -según las fuentes. Un perito de la PGR constató su malestar y acordó suspender la audiencia. La defensa de Nazar entregó un escrito en el que solicitó ampliar posteriormente su declaración, "en virtud de que los hechos ocurrieron hace más de 20 años". Además de que solicitó a la fiscalía que notifique cualquier movimiento en el proceso. Nazar Daw declaró a este diario que su padre fue tratado "con mucho respeto durante la diligencia" y que fueron salvaguardadas sus garantías individuales. Dos horas y media permanecieron en el privado del fiscal. Después salieron y nuevamente ingresaron al elevador.
A unos cinco metros, en el mismo piso dos de la fiscalía especial, dos sobrevivientes de los actos por los que ahora Nazar Haro es acusado de delitos de lesa humanidad presenciaron la entrada y salida del indiciado del privado del fiscal. Uno de ellos es Fernando Pineda Ochoa, michoacano, ex guerrillero del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR) -fue detenido en 1971, apenas en los inicios de lo que después se desencadenó como una verdadera guerra sucia contra las organizaciones armadas- y autor de una de las demandas penales más directas y documentadas sobre las actividades ilegales de Nazar Haro, en especial acciones de tortura.
Pineda y Gustavo Hirales -ex miembro de la Liga 23 de Septiembre- habían sido citados a la fiscalía para ampliar sus denuncias ante los agentes del Ministerio Público respectivos. Existe una tercer denuncia con imputaciones directas de Rubén Ramírez, ex guerrillero del Frente Revolucionario Armado del Pueblo.
Desde sus posiciones pudieron constatar -y así lo declaró ministerialmente Pineda- que el ex comandante Nazar Haro fue el mismo jefe policiaco que en 1971 y 1973 los torturó personalmente.
"Hoy que lo vi...": Pineda Ochoa
"Saliendo del elevador dio algunos pasos mirando alrededor, arrogante, como es él. Me miró a la distancia, seguro que ni me reconoció. Pero yo a él ... šni qué dudar! ...fue él", dijo Pineda, actualmente funcionario del CEN del Partido de la Revolución Democrática.
Fue el mismo jefe policiaco que hace 32 años ordenó que al joven instructor del MAR, capturado días antes en Jalapa, le quitaran la venda que lo había mantenido cegado desde hacía quién sabe cuantas horas. En esas circunstancias, dicen todos, se pierde la noción del tiempo.
"Lo primero que me dijo fue: 'Lo sabemos todo, hijo de tu chingada madre'. Me habían sentado en un sillón acojinado, frente a él, que estaba detrás de un escritorio. Abrió el cajón de en medio y pensé que iba a sacar papeles o algo así. Pero sacó unos cables. Tenía la mano izquierda enyesada o vendada, no sé bien. 'šBájate los pantalones!', me ordenó. Yo de menso todavía pregunté: 'ƑQué?' Reaccionó con violencia. 'šTe digo que te bajes los pantalones o te mato, cabrón!' El mismo me aplicó los toques."
Fue el primer episodio de muchos, aterradores todos, durante los 40 días que Pineda estuvo en poder de Nazar. En una ocasión le hizo creer que había mandado traer a su madre de su pueblo, Zirándaro, para violarla frente a él. En otra, ordenó que lo sacaran por una ventana, supuestamente de un séptimo piso, y gritó: "šTírenlo!" Lo arrojaron, pero hacia adentro. En otro momento, fuera de sí por haber descubierto tardíamente la trama del entrenamiento de militantes del MAR en Corea del Norte, casi lo mata a golpes.
Gustavo Hirales, por su parte, identificó al ex comandante retirado como un "hombre que se regocijaba en la tortura".
Ex policías defienden a Nazar
El espacio de acceso a la Fiscalía Especial lucía desde temprano como suele ser en este tipo de comparecencias. Cartulinas machaconas: "Nazar, torturador; Nazar, asesino; Si tienes valor no te acojas al artículo 20; Ni perdón ni olvido". Pero no todo fueron improperios. Un hombre con apariencia de limpiador de parabrisas repartió un volante de la "fraternidad de ex policías", donde se "apoya incondicionalmente al jefe Miguel Nazar Haro". Su reivindicación: "Nosotros que participamos en el combate a estos delincuentes denominados guerrilleros, cuestionamos al fiscal Ignacio Carrillo Prieto sobre el posible revanchismo contra los ex jefes policiacos, tomando en cuenta que su prima participó en la guerrilla".
Firman: D.G.P.Y.T; Servicio Secreto; D.I.P.D; P.J.F.; P.J.D.F.; P.J, estado de México; Barapem.