El pintor, grabador y escultor es ''el gran
olvidado'', definió Raquel Tibol
Amplia exposición de Federico Cantú Garza
en Monterrey
El arte, vocación de vida se abrirá
el 20 de febrero en la Pinacoteca del Centro de las Artes de la capital
de Nuevo León Discrepaba en lo ideológico de Rivera, Orozco
y Siqueiros
MERRY MAC MASTERS
El pintor, grabador y escultor, Federico Cantú
Garza (1907-1989), ''el gran olvidado", como dijera alguna vez la crítica
de arte Raquel Tibol, ''el último de los románticos", como
el artista se definió, será reconocido con una amplia exposición
en Monterrey, su ciudad natal, si bien siempre dijo que era de Cadereyta
de Jiménez.
Federico
Cantú Garza: el arte, vocación de vida, muestra integrada
por más de 180 piezas, entre pintura, escultura, dibujo y grabado,
que abarca el periodo de los años 20 a los 80 del siglo pasado,
será inaugurada el 20 de febrero en la Pinacoteca del Centro de
las Artes, ubicado en el interior del Parque Fundidora en la capital de
Nuevo León. Para la curaduría, Eliseo Garza partió
de la colección de la familia de Federico Cantú Fabila, hijo
del artista.
Ese mismo día una exhibición de proyectos
ejecutados de 1960 a 1966 en la Universidad de Nuevo León, será
abierta en la Biblioteca Alfonso Reyes. Sin embargo, todavía no
se concreta una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo
(Marco), con los dibujos que Cantú Garza hiciera en París,
de 1930 a 1933.
Creador del emblema del IMSS
Creador del emblema del Instituto Mexicano del Seguro
Social (IMSS), en la ciudad de México Cantú Garza ayudó
a Diego Rivera en la elaboración de los frescos, en 1924, de la
Secretaría de Educación Pública (SEP), y de su paisano
Alfredo Ramos Martínez, impulsor de las Escuelas al Aire Libre.
Sin embargo, el neoleonés discrepaba en lo ideológico de
Rivera, Siqueiros y Orozco.
Recibió, en cambio, su primera influencia de su
padre Adolfo Cantú Jáuregui, médico y periodista en
los diarios regiomontanos opositores a la dictadura de Porfirio Díaz
y el gobierno de Bernardo Reyes, y de su madre, María Luisa Garza
Quintanilla, poeta, escritora, periodista y defensora de los indocumentados
mexicanos en Estados Unidos.
Jamás presumir fama y prestigio
En 1924, el joven artista hizo su primer viaje a París
por recomendación de Ramos Martínez. Allí trabó
amistad con André Breton, Antonin Artaud, Foujita, Joaquín
Peinado y Ginés Parra. También conoció al par de escultores
José D'Creeft, único maestro que siempre reconoció,
y Mateo Hernández. En 1928, al poco tiempo de convertirse en ayudante
de Rivera, tuvo su primera exposición en la sala de arte de la SEP.
También expuso en el Museo Exposition Park, de
Los Angeles, California, y después en los Delphic Studios y las
Galerías Macy's, de Nueva York. De la primera escribió en
1929 nada menos que el dramaturgo Arthur Miller: ''Con el toque propio
de la tradición de Giotto, en él se perciben ecos de la mórbida
gracia de Botticelli o bien atributos que recuerdan la inocencia de Fra
Angélico. Este joven realiza pinturas que parecen contener a duras
penas, la vida apasionada en ellas vertida".
Relata su hijo y también pintor, Federico Cantú
Fabila, que al pedir a su padre ''el mejor consejo para la buena pintura",
sólo le contestó: '''Lo primero que necesitas es ser honesto',
jamás presumir de la fama o prestigio, que será más
hermoso cuando después de dos o tres siglos se den cuenta de lo
que existió, y no provocar declaraciones, procurando hacer exposiciones
lo más espaciadas posible (de 10 a 15 años entre ellas)".
En 1970 el artista fue objeto de una gran exposición
en el Palacio de Bellas Artes y de un homenaje nacional, en 1986.