Hace dos años presentó su material
a las disqueras; hasta ahora se entiende, le dijeron
Menonita Rock, música que no se ha escuchado
en México: Thulin
Las canciones traen la esencia del DF: la locura, la
fiesta; esta ciudad "no conoce el silencio"
JORGE CABALLERO
Desde hace un rato, en el circuito subterráneo
de la ciudad de México la banda cool que asistía a
antros como La Faena y Lulú, comentaba que Los Fancy Free eran la
neta, y no es para menos, porque su reputación los antecede:
su música mezcla electrónico, pop, rocanrol y punk. Todo
aquel que la escucha se pone eléctrico y se para a bailar, o de
perdida mueve los pies.
Ellos también han tocado con éxito en Alemania,
Estados Unidos e Inglaterra (donde los sacaron del lugar en que tocaban
por ponerse a bailar en las mesas). Ahora Los Fancy Free, al cobijo de
NoiseLab -subsello de Universal Music-, lanzan su disco Menonita Rock,
para que todos los podamos escuchar en nuestros hogares a volumen escandaloso.
En realidad a Los Fancy Free se les debería quitar
el plural, pues el único integrante que queda de la alineación
original es Martin Thulin, quien por razones sentimentales le dejó
al nombre Los en vez del mezquino Yo. Martin nació en Chihuahua
en una colonia de menonitas suecos llamada Nueva Escandinavia; pero a sus
padres, unos irreductibles hippies, el estado norteño se
les hizo chiquito y volvieron a Suecia con el pequeño Martin. En
esa nación se influenció por el electro-pop y el punk cuando
era un mozalbete; él comenta que en aquella época era imposible
mezclar: o escuchabas punk o electro. "Cuando llegaban mis amigos punk
escondía los discos de Gary Numan, Soft Cell, Huamn League, Depeche
Mode y David Bowie, y viceversa". Después, al terminar la preparatoria,
decidió regresar a México porque "es una ciudad que no conoce
el silencio"
En una charla que sostuvo La Jornada con Los Fancy
Free, o sea, con Martin Thulin (vestido elegantemente con la ropa de su
abuelo), nos habló de su disco Menonita Rock, del video de su sencillo
Voltage is O.K., del arte censurado del disco -al cual le pusieron
una cubierta- y, claro, de cómo lo echaron de un bar en Londres.
En su primera declaración (al preguntarle si es
la neta), dijo: "lo malo es que la gente se hace muchas expectativas
y luego sale el álbum y resulta que no está tan chido.
Pero espero que jale este material, porque siento que es música
que no se ha escuchado en México: electrónica con rock y
letras; temas con coros y una estructura clara, no la onda noventera de
house o electrónicas épicas de tracks de 17 minutos
que resultaban interminables. Estoy clavado en hacer canciones".
Martin
Thulin explica que "tocaba antes con Federico Fong en el bajo, pero se
fue a vivir a Nueva York. El baterista se casó con una amiga que
le presenté, se lo llevó a Suecia y quedé solo". Ahora
me hago acompañar en el video por Paco Huidobro y Yamil Rex, y la
baterista se llama Karen. Aunque en vivo toco con pista".
En un momento de la charla Martin mueve los ojos hacia
arriba para soltar la respuesta: "firmé con el sello Boongalo, de
Alemania; fui a tocar hace poco allá y me pregunté por qué
a mí y no alguien de Berlín, cuando hay cosas muy padres
allá. Lo que me dijeron es 'ya tienes álbum, arte, un concepto
de imagen y está chido'. Además tocamos en Londres,
en la tienda Rock Trait, emblemática en los años 70, donde
se dio el movimiento punk, considerada como 'la tienda' de discos. En Europa
todos los diyeis si quieren algo van allá".
Luego el menonita recuerda: "este concepto musical lo
estuve presentando desde hace dos años y me decían en las
disqueras que estaba muy cool pero que no podían hacer nada;
dos años después enseñé el mismo material y
me comentó un amigo: 'se entiende perfectamente qué estás
haciendo, ahora es el momento de sacar este material'".
-Entonces sí crees en el lugar común de
que el artista se adelanta a su época.
-No, ojalá fuera como David Bowie, pero no veo
eso. Ahora el ambiente musical es una pena. Hacer algo como los Beatles,
el llamado álbum blanco, era cualquier cosa y era nuevo. Ahora es
un refrito de todo, como lo que hago yo, que es remezclar las cosas que
escuchaba en mi infancia y que no se podían mezclar. Me gustaba
el electro-pop y tenía a mis cuates los punk y no se mezclaban ni
la música ni las personas que la escuchaban. Eso es de lo que trata
mi disco.
Martin comenta de su experiencia en Londres: "fuimos a
tocar en el ICA, el Instituto de Arte Contemporáneo, que es por
donde debe pasar todo grupo. Pues ahí me censuraron mi tocada; pararon
la música dos veces. La primera vez fue porque me subí a
las mesas a bailar. Finalmente me dejaron tocar unas rolas más e
hice un striptease; entonces de plano dijeron: 'este güey fuera
del edificio, porque si no no tocan los diyéis que siguen'. Imagínate,
en Inglaterra, donde pensamos que iba a estar súper cool;
todo lo contrario. Creo que en la ciudad de México hay más
libertad para hacer tus defiguros. Igual llega la policía pero pagas
una lana y ya".
-¿De esta estética que parece rascuache,
qué nos puedes decir?
-El arte del disco es como el del Libro Vaquero, pero
hecho como el Libro Menonita. Me gustó esa estética y además
es lo que lee el mexicano. Tiene un tiraje de un millón y además
está bien padre. Escogí al dibujante más efectivo
del Libro Vaquero para que lo hiciera, pero censuraron la cubierta con
el dibujo de la relación sexual que viene en el librillo del disco,
el cual iba a ser la portada.
-Algunos pensarán que tu propuesta es muy posmoderna.
-En Europa en un sello nos dijeron que ellos hacían
art music, y yo, party music, y ahí está la
diferencia. Igual es un disco que tiene que ver con la escena internacional
pero tiene la esencia de la ciudad de México: la locura, la fiesta...
el disco está bien prendido porque todos los temas son bailables.
En mi espectáculo la gente termina arriba del escenario cantando
las rolas, inventando las letras. En el extranjero no se da eso. Seguramente
es posmoderno por lo mismo, porque los Beatles son modernidad por hacer
cosas nuevas y todo lo que sale ahora es posmoderno. Pero ese término
no tiene sentido porque estoy clavado en lo que hago.