Beatriz Barba Ahuatzin, la primera presidenta
Surge en México cuerpo colegiado de antropólogos
A diferencia de otras academias, el número de
integrantes será tan amplio como aspirantes con merecimientos haya
ANGEL VARGAS
A pesar de que su existencia en México se remonta
a finales del siglo XIX, la antropología ha sido una ciencia esencial
para el conocimiento y el desarrollo del país, sostiene la doctora
Beatriz Barba Ahuatzin de Piña Chan, quien ocupará la presidencia
de la naciente Academia Mexicana de Ciencias Antropológicas, AC.
Se trata de "una ciencia absolutamente indispensable,
porque si no nos conocemos como población, lo que ha sido nuestra
trayectoria histórica, no podremos plantear ni definir qué
es lo queremos para el futuro", apunta.
"Pareciera más antigua, pero la antropología
apareció en México cuando más se le necesitaba, pocas
décadas después de la Independencia, con la idea de rehacer
la historia que destruyó la Conquista, la de origen indígena,
pues no se tenía más historia que la virreinal.
"Al
consolidarse la República, uno de los objetivos era integrar la
patria y desarrollar la necesidad de sentirse orgullosos de ser mexicanos.
Para ello se formaron especialistas que comenzaron a rescatar diversos
tipos de vestigios indígenas, desde documentos hasta monumentos,
y de esa manera comenzaron a reconstruir esa historia desaparecida.''
Para Beatriz Barba, el nacimiento de la Academia Mexicana
de Ciencias Antropológicas, AC -cuya ceremonia oficial de presentación
ocurrirá el miércoles próximo en el Museo Nacional
de Antropología, a las 17:30 horas- significa un gran avance para
el desarrollo de esa ciencia en la República, porque servirá
para concentrar y propiciar su conocimiento, ideas, estudio, análisis,
discusión y difusión.
Este nuevo cuerpo colegiado, que cuenta con el aval de
algunas otras academias científicas del país, estará
integrado inicialmente por 42 personalidades de la antropología
nacional e internacional.
A diferencia de otras academias, ésta será
abierta y el especialista que aspire a ingresar en ella no deberá
esperar la muerte de alguno de los miembros para poder hacerlo, explica
la viuda del arqueólogo Román Piña Chán.
Sus propósitos fundamentales son promover y difundir
las ciencias antropológicas en México y dar a conocer los
avances de los mexicanos en el extranjero, fomentar la comunicación
con universidades, instituciones antropológicas e investigadores,
y pugnar por resultados de excelencia.
También, organizar actos y reuniones con temas
relacionados con el quehacer científico antropológico, promover
el intercambio de investigadores con organizaciones homólogas de
otros países y servir como órgano de consulta sobre asuntos
antropológicos.
La Academia Mexicana de Ciencias Antropológicas,
AC, tendrá tres tipos de miembros: los regulares, representados
por investigadores activos que se encuentran en la ciudad de México;
los honorarios, que son investigadores que han prestado servicios destacados
o han hecho contribuciones sobresalientes en el campo de las ciencias antropológicas
a México, y los correspondientes, aquellos que han destacado en
el mundo con investigaciones antropológicas sobre el país,
pero no residen en él.
La manera en que operará es mediante lo que denomina
como sus órganos de funcionamiento: la asamblea general (formada
por todos sus miembros), el consejo directivo y cuatro comisiones: de Membresía,
de Premios, de Difusión y de Honor y justicia.
El acto protocolario de presentación contará
con la presencia y participación de representantes de diferentes
academias nacionales, así como de los titulares del Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes y del Instituto Nacional de Antropología
e Historia, Sari Bermúdez y Sergio Raúl Arroyo, respectivamente,
este último, por cierto, será uno de los 42 primeros integrantes
del naciente cuerpo colegiado.
Según Beatriz Barba, la antropología nacional
no sólo posee el mismo nivel que la de cualquier otra parte del
mundo, sino que tiene la particularidad de que sus conocimientos son aplicados
para el desarrollo de las comunidades y la población del país.
Ese aspecto la hace diferente, por ejemplo, de la antropología
que se ejerce en Europa, donde puede considerársele un lujo, por
enfocarse sólo al desarrollo del conocimiento teórico, dice
la académica.