32 NIÑOS MUERTOS DESPUES
Hoy,
cuando el presidente Vicente Fox reciba en Los Pinos al gobernador de Chiapas,
Pablo Salazar Mendiguchía, ambos mandatarios tendrán que
poner sobre la mesa las 32 muertes de recién nacidos ocurridas entre
el mes pasado y el presente en el hospital general de Comitán; decesos
atribuibles, según la información disponible, a la desidia
de la Secretaría de Salud (Ssa), encabezada por Julio Frenk Mora;
a la irresponsabilidad de las autoridades sanitarias estatales, y a la
pasmosa insensibilidad de los funcionarios federales encargados de distribuir
los presupuestos sociales en el país.
Ante ese tema espinoso y agraviante, pero inevitable,
el titular del Ejecutivo federal podrá formular subterfugios y evasivas,
y ahondar de esa forma el descrédito de su gabinete, o bien exigir
públicamente a su secretario de Salud un deslinde puntual, preciso
y exhaustivo de responsabilidades, en concordancia con la demanda social
del momento. Cabe esperar que el Presidente logre percibir lo insuficiente,
lo patético y hasta lo fársico del anuncio formulado ayer
por la Ssa en el sentido de que enviará a Chiapas a un grupo de
expertos para enterarse -32 muertes después- de la circunstancia
sanitaria en la entidad.
Entre los puntos a tratar por Fox Quesada y Salazar Mendiguchía
también estará, seguramente, la inminente llegada a Chiapas
de 200 médicos cubanos que se organizarán en brigadas sanitarias
para atender algunas de las regiones más miserables de la entidad.
Se trata de una información emotiva y hasta emocionante,
en medida en que refrenda la inagotable generosidad y solidaridad de la
nación caribeña para con los pobres y los marginados, incluso
si éstos son ciudadanos formales de un país cuyo gobierno
presume ser la novena economía del mundo miembro de la OCDE y socio
y amigo de Estados Unidos. Esta muestra de amistad y ayuda desinteresada
de la nación caribeña, que tiene ya contingentes sanitarios
en Haití, el país más pobre del continente y el más
afectado por el sida, también obliga a recordar el abismo que en
materia de salud existe entre Cuba y México: mientras que la isla
tiene la menor tasa de muertes infantiles de Latinoamérica (6.5
decesos por cada mil nacimientos), México se sitúa en los
peores lugares de la tabla (24.9 muertes). No está de más
recordar que en algunos municipios indígenas chiapanecos ese índice
llega a 64.97, colocándose muy por debajo de las medias nacionales
de países como Guatemala (36.5), Nicaragua (35) y Perú (33).
Por último, sería también pertinente
que la Presidencia de la República explicara al gobierno chiapaneco
y a la opinión pública nacional las razones por las cuales,
en un contexto de advertida emergencia sanitaria como la que padece Chiapas,
las autoridades federales prohibieron el ingreso al país de 10 toneladas
de medicinas y equipo médico que la Caravana Humanitaria Pueblo
a Pueblo pretendía hacer llegar a comunidades indígenas de
esa entidad, según lo denunció el pasado 14 de enero el reverendo
Lucius Walker, líder de Pastores por la Paz, agrupación organizadora
de la caravana, asistencia que desde el 12 de diciembre se hallaba detenida
en la frontera norte del país.