El problema se agudizaría con el Plan Puebla-Panamá, dice; crece la privatización

Huecos en la ley permiten saqueo de agua y recursos bióticos, afirma experto

ANGELICA ENCISO L.

Los huecos en la legislación nacional para la protección del agua y la biodiversidad permiten el saqueo de esos recursos y su explotación, lo cual se profundizará con el Plan Puebla-Panamá, ya que las mayores reservas del líquido están en el centro y el sureste de México, sostiene el investigador de la UNAM Gian Carlo Delgado.

Precisa que en el contexto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la Organización Mundial de Comercio (OMC) el agua está considerada simplemente como una mercancía que puede ofrecerse en el mercado y ello agudiza la explotación de este recurso.

La tendencia privatizadora del recurso se ha dado en los últimos años con la participación empresarial en los organismos operadores de agua potable y el establecimiento de plantas de tratamiento de aguas negras o de desalinización en el Distrito Federal, Saltillo, Navojoa, Aguascalientes, Cancún y el estado de Hidalgo, precisa.

Actualmente en el mundo se estima que se invierten 65 mil millones de dólares al año para grandes proyectos relacionados con el uso de agua; de ellos, 15 mil millones son para proyectos hidroeléctricos, 25 mil millones para proyectos sanitarios vinculados con el líquido y 25 mil millones más para irrigación y drenaje, indica un estudio del Instituto Nacional de Ecología (INE).

Refiere que 90 por ciento de las inversiones provienen de recursos internos, sobre todo del sector público, con frecuencia de préstamos internacionales y en total las inversiones representan alrededor de 15 por ciento de los gastos del sector público en el mundo.

Indica que el sector gubernamental difícilmente podrá sostener el ritmo de sus inversiones en el sector hidráulico y con la extrema volatilidad del capital financiero internacional y el carácter especulativo de las inversiones privadas dudosamente encontrarán incentivos para acudir a las necesidades del sector eléctrico, a las de agua para irrigación y a las de agua potable para usos urbanos en las regiones del mundo donde más se necesitan de estas inversiones.

Sumado a ello está la calidad de agua, cuyos problemas son crecientes, ya que la contaminación del líquido está entre las principales causas de muerte de millones de personas cada año y además todavía hay mil 200 millones de personas sin el servicio de agua potable.